Consejos de experta
La textura (y el aroma) es clave en un cosmético. Si te gusta, serás más constante en su uso; puede incluso aumentar su eficacia.
1. Cuidamos (muy) MAL el pelo. Nos guiamos por los mitos y lo que vemos en la televisión. Simplemente, esa imagen que nos muestran del lavado, echando el champú y frotándolo todo, es muy dañina.
2. Champú SOLO en el cuero cabelludo, no en toda la fibra. La acción del champú, sin frotar, ya retira la grasa que la protege y la deseca, si además frotas, rompes la cutícula. 3. Desenredar en seco, lavar y NO peinar en mojado. Por ese orden, es el protocolo perfecto. El cabello seco es más resistente, primero desenredamos, el champú lo aplicas en las manos mojadas, humedeces el pelo y metes los dedos, siempre tocando el cuero cabelludo y frotando de delante a atrás, en la misma dirección: frontal, nuca, laterales. 4. NO sustituir acondicionador por mascarilla. Tiene efecto instantáneo y aporta suavidad, brillo, facilita peinado, quita encrespamiento... las mascarillas, si las dejas menos tiempo, no hacen efecto.
5. NO retorcer el pelo enredándolo en la toalla, sino superponerla y dejarla 5 o 10 minutos para quitar el máximo de humedad. 6. SÍ al secador. Bien utilizado puede ser tu mejor aliado, porque arrastra el agua. Hay estudios científicos que demuestran que situarlo a 15 centímetros de distancia, a temperatura media, velocidad alta y secarlo de arriba a abajo en la dirección de la cutícula, es bueno para el pelo.
7. COMBINAR dos champús. Primero el limpiador, según tu cuero cabelludo (graso, seco, con caspa...) y luego otro, fijándote en el efecto belleza (protector color, antifrizz...) 8. Parabenos, sulfatos y siliconas NO dañan el pelo. Los sulfatos ayudan a limpiar el cuero cabelludo, los parabenos son un conservante autorizado por la
UE y la dimeticona aporta suavidad al pelo.
La sensorialidad
es una de las características que más se valoran en una crema. Lo primero que notas: si te gusta o no. Y esa sensación no hay que subestimarla en absoluto, porque está demostrado que si te resulta agradable vas a ser más constante y utilizarás la cantidad adecuada –esto es clave en los bronceadores, que si te aplicas menos de la dosis recomendada disminuye la protección– y «estoy convencido de que contribuye, de una forma más o menos placebo, a la actividad y la eficacia del producto», nos dice el valenciano José Ginestar, director científico de Sisley. Esta firma de lujo acaba de lanzar una nueva textura de Sisleÿa, su tratamiento más icónico. Más ligera, esta nueva crema se suma a las dos que ya existían: normal y rica. «Detectamos una necesidad en el mercado: está dirigida a personas más jóvenes que quieren empezar a usar este tratamiento global; a pieles mixtas con tendencia a grasa; pero también para usuarias de la normal y rica, que en verano o cuando hay más humedad, prefieren una textura más fluida», explica el farmacéutico. Crearla ha requerido cinco años de trabajo: «No es fácil adaptar la misma fórmula a una nueva textura. Sisleÿa es una crema compleja, con 50 activos, cada uno en su dosis exacta y eso dificulta el trabajo porque debes lograr que el producto sea cosméticamente agradable –los activos no lo son, huelen, tienen colores...– y estable –lo más difícil–, porque tocas una cosa y se descompensa todo».
Sisleÿa lleva 25 años en el mercado. Nació en 1999 y se reformuló en 2016 para incorporar los descubrimientos sobre epigenética, vinculados al estilo de vida –alimentación, sol, polución...–, causantes del 80 por ciento del envejecimiento; el otro 20 por ciento depende de los genes: «esos factores externos alteran el ciclo vital de la célula y esto afecta a su correcto funcionamiento, a los ritmos circadianos que les hace protegerse de día y regenerarse de noche, a la energía celular que permite a las células renovarse correctamente... Esta energía depende de la mitocondria, que es como la central eléctrica de nuestro organismo. Si se ralentiza, se acelera el envejecimiento. Con Sisleÿa actuamos para mejorar la interconexión de las mitocondrias sobre esa red, estimular la síntesis de atp y mantener un nivel óptimo de energía, incluso en pieles maduras».