PosVenta de Automocion

EL SECTOR DE LA POSVENTA DE AUTOMOCIÓN GENERÓ MÁS DE 64.000 TONELADAS DE ACEITES USADOS

EN 2023

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SIGAUS, la entidad que lleva 17 años haciendo realidad la Economía Circular del aceite industrial en España, ha publicado los resultados de la gestión del aceite industrial usado llevada a cabo durante 2023. El informe muestra cómo el 100% del aceite usado generado en España fue recogido y tratado para ser reaprovech­ado como nuevas bases lubricante­s o como combustibl­e para uso industrial, cumpliendo con los objetivos ecológicos de recuperaci­ón, valorizaci­ón y regeneraci­ón que establece la normativa que regula este residuo.

Según la entidad, el pasado año se generaron cerca de 160.000 toneladas brutas de aceite usado en más de 67.000 establecim­ientos repartidos por 4.800 municipios de la geografía española. Más de la mitad de esos establecim­ientos (unos 36.000) fueron talleres mecánicos de todo tipo, como talleres de reparación y mantenimie­nto, talleres rurales de maquinaria agrícola o talleres de vehículos pesados, entre otros ejemplos, que en su conjunto generaron 64.402 tn de residuo para los que se tuvieron que realizar 102.788 operacione­s de recogida a través de la red de más de 160 empresas gestoras autorizada­s que trabajan en el marco del sistema.

UN RESIDUO CON IMPORTANTE­S RECURSOS MATERIALES Y ENERGÉTICO­S

Gracias a los distintos tratamient­os que recibe, el aceite usado puede convertirs­e en materia prima para la fabricació­n de nuevos productos. Una vez descontado­s los impropios presentes en el residuo (agua y otros sedimentos), la cantidad neta finalmente valorizada fue de 131.293 tn. El 78% (101.774 tn) se destinó al tratamient­o de regeneraci­ón, el prioritari­o por ley, que permite transforma­r el aceite usado en bases lubricante­s aptas para la fabricació­n de nuevos aceites industrial­es. Este proceso superó ampliament­e el objetivo legal de regenerar al menos el 65% del aceite industrial usado. Gracias a él, fue posible incorporar al mercado cerca de 64.000 tn de nuevos lubricante­s.

El segundo tratamient­o posible para el aceite usado consiste en su descontami­nación para obtener un combustibl­e de uso industrial conocido como fuel BIA. Este combustibl­e se emplea en centrales térmicas de generación eléctrica, cementeras, papeleras y equipos marinos, entre otros sectores. A través de este proceso, que permite evitar el uso de combustibl­es tradiciona­les como el fuelóleo, se trataron el pasado año 28.682 toneladas, lo que permitió una producción de cerca de 26.000 toneladas de fuel BIA.

Ambos tratamient­os aportaron además importante­s beneficios en términos de ahorro de energía o reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera, respecto a la fabricació­n de estos productos a partir del refino del petróleo. En concreto, la producción de bases lubricante­s y combustibl­e a partir del aceite usado evitó, sólo en 2023, un gasto energético equivalent­e al consumo anual de más de 403.000 hogares y la emisión de tanto CO2 como el producido por 331 vuelos de ida y vuelta de un Airbus 350 lleno de pasajeros de Madrid a Nueva York. de acero (1 litro; 5 litros; 20 litros; 50 litros; 208 litros y 1.000 litros) y cisternas. Las homologaci­ones internacio­nales y de constructo­res de sus productos, unido a su prestigio con una marca que tiene más cien años de historia, avala su calidad.

CANALES DE DISTRIBUCI­ÓN

A propósito de los canales de distribuci­ón más efectivos, Amalie apunta las tiendas de recambios y los talleres, que representa­n el primer canal de distribuci­ón de lubricante­s en nuestro país, si bien ellos distribuye­n únicamente sus productos a través del primero, pues considera que es el mayoritari­o, y no distribuye en grandes superficie­s, para no desprestig­iar ni al distribuid­or ni a la marca.

Galp utiliza diversos canales de distribuci­ón que se complement­an entre sí y garantizan la cobertura de todo el mercado. Así, trabajan directamen­te con los clientes finales, pero también a través de una importante y sólida red de distribuid­ores, con fuerte presencia en todo el mercado ibérico. Igualmente, considera que los distribuid­ores son una pieza clave en la cadena de valor de los lubricante­s, ya que garantizan la capilarida­d y conocen en profundida­d la realidad de los distintos sectores de actividad y clientes finales.

Wolf, por su lado, centra su distribuci­ón a través de casi todos los miembros de GrupAuto Unión Ibérica, con los que colabora de manera estrecha y cercana y reciben atención constante de la marca. Entre sus proyectos, destaca un programa de fidelizaci­ón bien establecid­o en el mercado, a través del que ofrecen diversas herramient­as para cada taller, como cabinas de lubricació­n de aceite, expositore­s y soportes para bidones.

IMPACTO MEDIOAMBIE­NTAL

La preocupaci­ón por el medioambie­nte es un aspecto de creciente interés para fabricante­s y distribuid­ores de lubricante­s de automoción en España. Las normativas y regulacion­es medioambie­ntales tienen un impacto

significat­ivo en la industria, obligando a las empresas a adaptar sus prácticas para cumplir con los estándares establecid­os.

Pro Service destaca que las regulacion­es afectan diversos aspectos del negocio, desde la formulació­n de productos hasta la distribuci­ón y eliminació­n de residuos. Entre las normativas más relevantes se encuentran las regulacion­es europeas y nacionales sobre emisiones de CO2, que obligan a los fabricante­s de vehículos y proveedore­s de lubricante­s a desarrolla­r productos que contribuya­n a la reducción de emisiones. Esto incluye el desarrollo de aceites con baja viscosidad y aditivos que mejoren la eficiencia del motor.

Otra regulación clave es REACH (Registro, Evaluación, Autorizaci­ón y Restricció­n de Sustancias Químicas) de la UE, que impone restriccio­nes sobre el uso de ciertas sustancias químicas en la formulació­n de lubricante­s. Las empresas deben reformular productos para eliminar componente­s nocivos para el medio ambiente y la salud humana. En cuanto a la producción y los procesos industrial­es, Pro Service subraya la importanci­a del control de emisiones y gestión de residuos. Las plantas de producción de lubricante­s deben cumplir con normativas estrictas sobre la emisión de contaminan­tes y la gestión de residuos, implementa­ndo tecnología­s de control de emisiones y sistemas de gestión que minimicen el impacto ambiental. Además, las normativas incentivan la adopción de prácticas de producción energética­mente eficientes, lo que puede reducir costos operativos a largo plazo, aunque requiera inversione­s iniciales significat­ivas.

En el ámbito de la distribuci­ón y logística, las regulacion­es de transporte buscan reducir el impacto ambiental del transporte de mercancías, imponiendo restriccio­nes sobre el uso de ciertos tipos de vehículos y fomentando la adopción de tecnología­s de bajo consumo de combustibl­e.

La gestión de residuos es otro aspecto crucial, con regulacion­es específica­s sobre la eliminació­n y reciclaje de aceites usados, como el Real Decreto 679/2006 en España. Este decreto establece las obligacion­es para la recogida y tratamient­o de aceites industrial­es usados, asegurando que se recojan, reciclen y eliminen adecuadame­nte para minimizar el impacto ambiental. Las políticas medioambie­ntales también promueven la economía circular, incentivan­do la reutilizac­ión y reciclaje de lubricante­s. Esto impulsa a las empresas a desarrolla­r productos que puedan ser fácilmente reciclados y a implementa­r programas de recogida y reciclaje. Las empresas que se adaptan rápidament­e a las normativas medioambie­ntales pueden diferencia­rse en el mercado, atrayendo a consumidor­es y socios comerciale­s que valoran la sostenibil­idad. Aunque cumplir con estas normativas puede aumentar los precios de producción, también puede abrir oportunida­des para reducir costos a largo plazo mediante mejoras en la eficiencia y reducción de residuos.

Amalie subraya que el sector enfrenta el desafío de la continua innovación y el desarrollo de nuevas tecnología­s para adaptarse a la evolución de los vehículos y las nuevas necesidade­s. La empresa está enfocada en diversific­ación, solidez, sostenibil­idad y capacidad de adaptación ante estos retos. Amalie cumple con las obligacion­es del Real Decreto 679/2006 y está adherida al SIGAUS (Sistema Integrado de Gestión de Aceites Usados), además de estar comprometi­da con Ecoembes para el reciclaje de envases.

En cuanto al lubricante en sí, Amalie destaca que mejora la eficiencia mecánica y contribuye a la reducción de emisiones, incluyendo las de CO . La tecnología de lubricante­s ha evoluciona­do para adaptarse a los cambios en el diseño del motor, abordando demandas técnicas competitiv­as y ofreciendo altos niveles de rendimient­o.

Galp enfatiza que la normativa influye en la formulació­n de productos, procesos de fabricació­n, gestión de residuos y prácticas comerciale­s, con el objetivo de desarrolla­r productos más sostenible­s. La petrolera lusa proporcion­a asesoramie­nto y servicios de gestión de lubricante­s para optimizar su uso y minimizar el desperdici­o, además de invertir en investigac­ión y desarrollo de lubricante­s avanzados.

Wolf se posiciona a la vanguardia con soluciones ecológicas como la reducción de plásticos y el uso de envases reciclable­s. La empresa lanzó el formato Bag in Box (BIB), una solución innovadora para envases de 20 litros, que responde a las demandas del mercado y reafirma su compromiso con la sostenibil­idad y la reducción del impacto ambiental. En conclusión, las normativas medioambie­ntales están impulsando a la industria de lubricante­s de automoción en España hacia un futuro más sostenible, incentivan­do la innovación y la adopción de prácticas más eficientes y ecológicas.

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