LA ESCRITORA TRAS UN ESCUDO CABALLERESCO
Celicia Böhl de Faber, hija de Frasquita Larrea y de Juan Nicolás Böhl de Faber, se dedicó a la literatura y decidió hacerlo bajo un pseudónimo masculino. En palabras de Marieta Cantos Casenave, estudiosa de la escritora, pudo haber varias razones. Por un lado, «quería preservar a la mujer de la escritora, en caso de que cayera en descrédito, y por eso utilizó el escudo de Fernán Caballero». Por otro lado, «su padre detestaba que las mujeres escribieran, aunque con el tiempo cambió de parecer. Cecilia no supo asimilar que la opinión pública masculina pudiera ser benévola con los escritos de las mujeres». Y no le faltó razón, pues ya en la época se supo que detrás de aquel nombre había una mujer y Cecilia «vivió en propia carne ese intento de escarnio público». De hecho, La Ilustración, el periódico que publicó su novela Clemencia a finales de 1852, llevó a sus páginas, en enero de 1853, una crítica de Vicente Barrantes que denunciaba cómo la autora «se atrevía a publicar una novela que tenía muchos tintes filosóficos, y con una protagonista femenina que no se comportaba como una mujer. Un hombre opinando sobre cómo debe comportarse una mujer y cómo debe sentir», lamenta Cantos Casenave. Sobre la elección del nombre, la catedrática explica que hay muchas teorías, entre ellas que leyó la noticia de un crimen en el pueblo de Fernán Caballero (Ciudad Real): «Tiene resonancias caballerescas, en el sentido del caballero medieval que interviene en las cruzadas». Un caballero tras cuyo escudo encontró protección para su privacidad.