EL CHÁNDAL DE ARRASATE SE VA A OTRA PERCHA
Por favor, quédate, que te doy todos mis ahorros”. El testimonio recogido en El día después corresponde a una niña. No va dirigido a Mbappé o a cualquier otra de las joyas del mercado. El destinatario era Jagoba Arrasate, que se despedía en Pamplona de su cargo de entrenador tras seis temporadas.
Aplastados por los tiempos de la mercadotecnia y el tonteo, con mucho entrenador ‘Taylor Swift’, Arrasate responde al perfil del entrenador con chándal, un hábito que es una pegatina en el personaje que deja Pamplona. Imaginarle con corbata es igual de raro que ver a un torero con un tatuaje en la muñeca.
En ese chándal y esa manera de vestir la profesión van la naturalidad y la sencillez de un símbolo del campeonato. Todos hemos tenidoalguna vez en nuestras fracasadas carreras de futbolista un entrenador ‘Arrasate’, un rehén del chándal y el mensaje sencillo.
Laliga necesita estrellas y también gente como Arrasate, que dignifique lo que sucede en la banda y en las salas de Prensa.
En El Sadar, donde las ovaciones no se regalan, donde para conquistarlas hay que dejarse el pellejo por un escudo, se le despidió como a un ídolo. Al terminar el partido llegó una ceremonia sin fuegos de artificio.
Lloraban varios jugadores, lloraban los aficionados, lloraban los familiares del míster y Osasuna se quedaba con una baja sensible para la próxima temporada. El mérito es que había logrado la sociedad que pocas veces se sella entre equipo y nombre del técnico. Lo que terminó es el Osasuna de Jagoba.
En su ciclo el entrenador ha llevado al club rojillo a Europa, a una final de Copa y a la Arabia supercopera, la de los mensajes chuscos entre móviles. Arrasate busca nuevo destino, parece que Palma de Mallorca, donde relevará a otro clásico del torneo, Javier Aguirre. El chándal de Laliga cambia de percha.
JAGOBA REPRESENTA LA SENCILLEZ, ES ALGUIEN QUE DIGNIFICA LALIGA