De la Fuente, viaje a las antípodas
CAMBIO RADICAL EN SU HISTORIA COMO SELECCIONADOR En un año ha convertido lo que era una amenaza de demolición en un equipo campeón y que lanza mensajes de seguir creciendo
Los renglones del fútbol son tan retorcidos que Torcuato Luca de Tena podría, de vivir, dar una versión deportiva a su célebre novela. Lo que ha vivido Luis de la Fuente en el último año sería un buen argumento. A septiembre de 2023 entraba el seleccionador rodeado de interrogantes. El caso Rubiales le había pasado factura. Y, a pesar de haber ganado la Liga de las Naciones en junio, el partido ante Georgia en Tiflis estaba cargado de veneno, el que había metido Escocia en el organismo español con el 2-0 en Hampden Park.
Hoy, Luis de la Fuente habla con la autoridad de ser uno de los cuatro seleccionadores que ha dado un título a España. El único junto a Vicente del Bosque que lo ha hecho por duplicado. El seleccionador ha viajado a las antípodas de donde se encontraba hace un año. Lo hace con la fuerza del pasado, el de las victorias en Rotterdam y Berlín. La seguridad del presente, con el partido de Ginebra
como exponente del camino marcado. Y el convencimiento de que vendrán cosas mejores: “Lo hecho en la Eurocopa se puede mejorar. Y estoy seguro de que vamos a hacerlo”.
SINTONÍA
En ese camino de polo a polo, De la Fuente ha dado forma a un grupo cada vez más convencido de lo que hace, de la propuesta de su seleccionador y de un equipo de trabajo que ha marcado una línea clara en la que el éxito está más en el convencimiento de todos que en unos resultados que parecen claro fruto de lo anterior.
La España actual ha viajado en una evidente transformación. El potencial de sus extremos, con Nico Williams y Lamine Yamal como estandartes, es lo que reclama foco. Pero hay mucho más en el recorrido liderado por De la Fuente.
Hay un liderazgo claro y múltiple. En esa mesa se sientan Carvajal, Laporte, Unai Simón, Rodri y Morata. Son la voz de mando del equipo, los que en situaciones delicadas marcan la pauta.
Luego, en el campo, hay más voces autorizadas, las de Fabián o Dani Olmo. Jugadores que De la Fuente coloca en el primer escalón mundial.
El seleccionador ha demostrado en esa transmutación ser flexible. Con Pedri, al que esperó hasta que estuviese bien. Con Ferran, al que al principio no llamó y al que ha sabido sacar jugo. Con Grimaldo, al que no veía como lateral puro y le ha conducido a la versión que se vio en Ginebra. Con Cucurella...
El resultado de sus decisiones deportivas es palpable. Dos títulos y ya la seguridad de que España va a ser capaz de competir ante cualquiera en cualquier escenario. Y en ese viaje, el discurso de Luis de la Fuente se ha endurecido. No en el tono, pero sí en contenido. Las vacilaciones de ayer son firmezas hoy. La lectura entre líneas de sus mensajes dice cada día más. También la puntería de los dardos que lanza.
El De la Fuente de septiembre de 2024 es el mismo de 2023. Pero ha conseguido que mucha gente que le negaba ahora esté de su lado.