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Campeones por apla Stamiento

EL MADRID CONQUISTA SU LIGA 36 CONVIRTIEN­DO CADA OBSTÁCULO EN UNA VIRTUD • ANCELOTTI SACA TODO EL POTENCIAL A UNA PLANTILLA QUE DA EL MÁXIMO, DESDE BELLINGHAM A LUNIN

- JOSÉ MARÍA RODRÍGUEZ MADRID

Adivinos, mentalista­s y gentes con poderes extra sensoriale­s, perdieron ustedes su ocasión. Allá por el verano de 2023, cuando Karim Benzema, el ‘9’ de cinco Copas de Europa, anunció su marcha a Arabia Saudí, pudieron forrarse vaticinand­o que el Madrid sería campeón de Liga. O algunas semanas más tarde, en el entrenamie­nto veraniego donde saltaron las alarmas y los ligamentos de la rodilla izquierda de Thibaut Courtois. Era el penúltimo entrenamie­nto antes de empezar Laliga y el Real

Madrid se quedaba sin su alfa y omega. El principio y el final del equipo que había conquistad­o el doblete dos años antes, el de la Decimocurt­uá y las remontadas imposibles. Porque el club, además, parecía decidido a no sustituir al francés con un ariete de altos vuelos. Harry Kane esperó por Ancelotti, pero no hubo consenso y el inglés se marchó al Bayern.

Así que el Madrid compareció en el primer día de curso con un fichaje estelar que llegaba a reforzar el centro del campo blanco. Jude Bellingham brilló en el Dortmund como volante, en ocasiones pivote, mediapunta circunstan­cial, un futbolista completísi­mo con una progresión interesant­e en sus tres años en el Dortmund. Cuatro goles el primero, seis el segundo y 14 el tercero. Más pasador que goleador. Él fue el elegido. En primer lugar, por el entrenador para transforma­r su clase en alta definición. Después, por los dioses blancos para guiar al equipo entre tanto infortunio. Porque allí, en San Mamés, tras la diana inaugural de Rodrygo y la carta de presentaci­ón de Jude, la rodilla de Militao también saltó por los aires. Un desastre deportivo indiscutib­le.

De la necesidad hizo virtud el equipo blanco, que arrancó la temporada con tres victorias a domicilio, la de Bilbao más Almería y Vigo, por las obras de remodelaci­ón del Santiago Bernabéu. Pleno sufrido, especialme­nte en Balaídos, con lesión de Vinicius, y gol decisivo de Bellingham en el tramo final del partido. Cayó septiembre para abrir las puertas del Coliseo Blanco y confirmar el ángel de Jude, que desplegó sus alas frente al Fondo Sur en el minuto 95 ante el Getafe (2-1). El impacto del 5, el dorsal de Zidane con la blanca, fue indiscutib­le. En los goles, sí. Y en el juego.

La victoria, con remontada, ante la Real Sociedad, sobreponié­ndose a una exhibición inicial de Take Kubo, empezó a mostrar los signos de la temporada. Aportaron Fran García, lateral zurdo recomprado al Rayo, y Joselu para anunciar el potencial de los menos habituales, dispuestos a aprovechar los minutos

que se les ofrecieran. En etapas sucesivas apareciero­n los invitados especiales para ser determinan­tes: Ahora Joselu, después Brahim, más tarde Lucas... Chicos comprometi­dos y dispuestos a aportar cuando les llegara el turno.

A GRANDES MALES...

Aún en septiembre, la visita al Metropolit­ano testaba la solidez del equipo blanco. Chasco. Los centros laterales de Lino y Saúl agrietaron el sistema defensivo, con Kepa, fichado para suplir a Courtois, y Alaba en el foco. El plan de Ancelotti salió mal. Fue la última vez que el zorro italiano asumió su error. La reacción fue contundent­e. Victoria sencilla ante Las Palmas y desplazami­ento a Girona, con el liderato en juego. Allí, en Montilivi, frente a un rival que ya era el asombro de Laliga, Bellingham dibujó un pase de exterior majestuoso para abrir una victoria contundent­e (1-3). Un repertorio asombroso para el futbolista del momento.

La piel de acero del Bernabéu evitó la fuga de puntos y cimentó el título. Sólo se consintier­on dos empates, ante el Rayo y el Atlético. Los vecinos fueron los únicos que escaparon de Laliga sin perder ante el campeón. Lejos de casa, el Madrid sembró en la primera vuelta lo que cosechó en la segunda. Empate en el Sánchez-pizjuán, con cabezazo salvador de Carvajal; tablas en el Villamarín y, sobre todo, la remontada en la Montaña Mágica de Montjuïc. El doblete del fenómeno de Stourbridg­e lanzó definitiva­mente al bloque blanco.

Conste que, por si fueran pocas las dificultad­es, David Alaba también se despidió del curso víctima de su rodilla y puso a prueba la habilidad de Ancelotti para gestionar sus recursos humanos. No llegó fichaje. Tiró de Nacho, de Tchouaméni y otra vez de Nacho. Respuesta óptima, como la que dio Brahim Díaz en ese tramo intermedio de la temporada, cuando Bellingham se tomó un respiro.

El Girona tuvo el mérito de mantenerse en la disputa del título hasta que rindió visita al Bernabéu. Fue una exhibición de juego, de físico, de inteligenc­ia táctica que demolió al equipo de Míchel, valiente hasta el final, en la gran noche de Vinicius Junior, pesadilla para Couto, vigilado por el club blanco. El ritmo de puntuación madridista fue imposible para sus rivales, y el Clásico del Bernabéu certificó la Liga blanca. Con liderazgo de Vinicius, con un héroe de la casa (Lucas Vázquez), y con el remate definitivo de Bellingham en el 91’. Retrato de una Liga indiscutib­le. Así gana el Madrid.

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FESTEJO DE CAMPEONES Los jugadores celebraron sobre el césped una victoria que anticipaba el título liguero. La plantilla blanca ha sido la más sólida y regular.
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LAPRESSE Bufandas al viento en el corazón de Madrid.
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EFE Cibeles, al fondo, tuvo su fiesta.
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EFE

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