Marca Bilbao

FIFA, UEFA, RFEF y un mismo objetivo

- Comprimido­s “Pronto se arrepiente el que juzga apresurada­mente.” Publio Siro Juan Ignacio Gallardo @jigallardo • Director de MARCA

Mes y medio después de que Rubiales destituyer­a a todos sus ‘generales’ salvo a Pedro Rocha, con la intención de que el extremeño se quedara al frente de la RFEF, en el probable convencimi­ento de que podría manejarle desde la sombra, el expresiden­te ahora acorralado por gravísimas acusacione­s judiciales maniobró para levantar a Rocha de la silla. Le había salido ‘rana’. El presidente de la gestora (que había aceptado ese cargo no cuando le designó Rubiales sino al preguntar al resto de barones si les parecía bien: 18 dijeron que sí y el resto no dijo que no) rompió de inmediato con el ‘rubialismo’ reuniéndos­e y labrando un nuevo escenario de consenso con todos los sectores del fútbol. Algo impensable en el ‘antiguo régimen’. También sacó de la RFEF a Andreu Camps como todo el mundo reclamaba (algo que ahora se le reprueba), y mantuvo a otros como González Cueto entre otras cosas por no excederse en sus funciones. Ahora se le critica no haber prescindid­o de Cueto y si lo hubiera hecho se le recriminar­ía el haberlo hecho. En este bucle delirante estamos.

Rocha, que podía haber convocado elecciones al minuto siguiente, consensuó con el resto de poderes fácticos de este país que lo idóneo era estabiliza­r la institució­n, zarandeada violentame­nte desde el beso de Sidney, y conducirla a unas elecciones abiertas, tanto a la asamblea como a la presidenci­a. Pero la propia Ley, marcándose un gol en propia puerta, obligó a convocar elecciones parciales.

En paralelo (y justo el día que se iba a abrir el proceso electoral) la UCO irrumpió en Las Rozas y se produjo otra virulenta explosión del caso Rubiales. Varios detenidos y aparición de nuevas actividade­s presuntame­nte corruptas que hicieron repuntar, lógicament­e, todas las alarmas.

Incluso FIFA y UEFA han tomado ya cartas en el asunto. Les mueve el mismo objetivo que tiene la propia RFEF: sacar de este pestoso barrizal a la institució­n y sanearla.

Si algo tienen claro los principale­s organismos futbolísti­cos es que no es justo generaliza­r. Del mismo modo que no se puede decir (por ejemplo) que España sea un país racista y si acaso lo serán algunos de sus ciudadanos, no se puede acusar gratuitame­nte de corrupción a toda la RFEF ni a todo el fútbol español. La RFEF no es Rubiales. Tampoco Rocha es Rubiales. Estoy tan en contra de la generaliza­ción como de los ensañamien­tos. Sobre el extremeño pesa una posible inhabilita­ción que tendrá que decidir el TAD, pero vincularle a las tramas de corrupción (salvo que la justicia dijera lo contrario, cosa que no ha hecho) me parece indebido e injusto.

No tengo mayor predilecci­ón por un próximo presidente. Todos los aspirantes conocen la demanda de limpieza, transparen­cia y kilómetro cero que exige nuestro fútbol y estoy seguro de que, gane quien gane, lo aplicará.

El inicio del proceso electoral es clave y necesario. Lo saben la FIFA, la UEFA y la RFEF. Lo vengo reclamando aquí y parece que por fin se pondrá en marcha.

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