Nostalgia y futuro
El Renault 5 no es un eléctrico cualquiera. Es la resurrección del mítico utilitario de los 70 y los 80 pero en versión de baterías y con un precio inferior a 25.000 euros (ayudas aparte). Y la versión más capaz podría superar los 400 kilómetros de autono
Renault va a fiar el futuro de su gama eléctrica asequible a la nostalgia. Una apelación que puede funcionar... a tenor de la expectación que ha despertado el primero de los tres revivals que llegarán en los próximos dos años: el Renault 5. Después de la recreación del mítico utilitario aparecerá una versión del siglo XXI del Renault 4… y la reedición del Twingo clásico, que será la puerta de entrada, por tamaño y precio, a la oferta eléctrica del rombo.
¿La clave para su éxito? El diseño… pero también el precio. De hecho, el Renault 5 debería ser el primer modelo eléctrico francés con una tarifa por debajo de los 25.000 euros (reservada, eso sí, para la versión de entrada a la gama). A eso habrá que restarle las ayudas, con lo que estaríamos hablando de una factura por debajo de 20.000 euros. En el futuro, el R4 debería ser más caro… y el Twingo podría romper la barrera de los 20.000 euros antes de ayudas.
APELA A LA EMOCIÓN
El ‘experimento’ de Renault con las recreaciones modernas de sus modelos clásicos es interesante porque, sin duda, se puede ganar por lo emotivo a los que conocieron el ancestro, en este caso el súper popular R5. Sin embargo, su clientela debería ser mayoritariamente un público tan joven que no lo haya conocido. Ahí es donde debe hacer valer su simpático diseño, los colores vivos que le caracterizarán y las amplísimas y originales capacidades de personalización de algunos de sus elementos estéticos, tanto en el interior como en el exterior.
En su carrocería salta a la vista el parentesco con el modelo nacido en 1972, caracterizado por sus faros cuadrados (ahora con una línea más moderna y atrevida y con el recurso de una ‘pupila’ luminosa que recibe al conductor con un guiño) y sus pilotos traseros verticales. Aquel primer
Renault 5 tenía una salida de aire del motor en el capó, que ahora se reinterpreta como un panel que muestra el nivel de batería y, como guiño a las versiones deportivas (que desarrollará Alpine) hay pliegues en los pasos de rueda que parecen ensanchar un poco la carrocería, como ocurría con el R5 Turbo.
HECHO PARA LA CIUDAD
El Renault 5 era en su día un coche eminentemente urbano... y el del siglo XXI, transformado a eléctrico, lo es aún más. Y eso que su batería (que se ofrecerá con dos capacidades diferentes: 40 y 52 kwh) tendrá una autonomía interesante para ser un utilitario: Renault quiere homologar 300 kilómetros de alcance para la versión básica y 400 para la de la pila de mayor capacidad.
Sus 3,92 metros de longitud y sus potencias limitadas (con arranque en los 95 CV, una versión intermedia de 120 y el tope de 150 CV) no invitarán a escaparse mucho de la urbe. La velocidad máxima estará limitada a 150 km/h para garantizar así la autonomía, pero por la ciudad se moverá con suficiente agilidad.
A la hora de cargarlo habrá que tener en cuenta un detalle importante, porque la versión de acceso a la gama –con motor de 95 CV y batería de 40 kwh– no admitirá recargas rápidas. En los siguientes dos escalones sí que podremos usar la infraestructura de corriente continua, a potencias máximas de 80 y 100 kw, respectivamente. Para las recargas domésticas el Renault 5 equipa un cargador de 11 kw que permite hacer la operación (del 10 al 100%) en tres horas y media o cuatro y media, dependiendo de la batería que elijamos.
Sin embargo, también hay noticias mejores. Por ejemplo, que a corto plazo el Renault 5 será capaz de compartir la energía de su batería con la infraestructura externa (nuestra casa) o con aparatos que podremos enchufar al vehículo (un taladro en el garaje, por ejemplo). Algo propio de coches de segmentos superiores.
COLOR PARA EL INTERIOR
Cada acabado tendrá un color propio para el interior. En el futuro habrá colaboraciones con diferentes firmas para crear series especiales.
El interior poco tiene que ver con lo que se estilaba hace 50 años... pero algún guiño al R5 de toda la vida sí que hay. Lo vemos claramente en los asientos, que tienen una forma similar a la de las butacas de las versiones Turbo, con pétalos tanto en la zona del costado como en las caderas. Eso sí, con un color y un tipo de tela diferente en cada uno de los tres acabados (discho, techno y chrono). Otro detalle que se ha metido en la máquina del tiempo es el diseño del salpicadero en la zona del pasajero.
Todo esto convive con el universo digital actual, que se plasma en sus dos grandes pantallas que, tamaño aparte (el cuadro de relojes puede ser de 7 o 10” y la central siempre es de 10”) destacan por ofrecer los servicios integrados de Google (mapas, por ejemplo) y un original asistente vocal que va acompañado por un avatar visual: un rombo animado llamado ‘Reno’ que responde a cualquier tipo de pregunta de los pasajeros y puede ejecutar diferentes órdenes, desde subir o bajar las ventanillas hasta programar una hora concreta para el inicio de la carga.
EQUIPADO Y PERSONALIZABLE
Y pese a ser un coche pequeño y (relativamente) barato, el Renault 5 va a ofrecer un equipamiento de seguridad bastante destacado ya que dispondrá de sistemas como el frenado automático marcha atrás, el asistente de cambio involuntario de carril, la alerta de salida segura, el aparcamiento manos libres o el detector de fatiga. Las llantas serán de 18”, contará –cómo no– con acceso y arranque manos libres, su sistema multimedia será compatible con Android y Apple Carplay y los faros delanteros de LED incorporarán la automatización para las luces largas.
Además, se podrá personalizar con una línea de accesorios que incluye desde una cesta para dejar el pan que se fija al asiento del copiloto a una colección de embellecedores en forma de pintalabios con distintos diseños (por ejemplo, la bandera de Francia) que rematan el mando del cambio, una caña situada tras el volante... que nos devuelve al Renault 5 original.