Contrario ¿Quién dijo independencia?
El comunicado del CSD invitando a dimitir al director de la Agencia no comulga con el régimen que debería tener el organismo que vela por el antidopaje nacional.
Ha empezado movido este 2024 crucial para el deporte español en uno de sus focos más delicados: el antidopaje. La trayectoria de este país hace que cada episodio termine siendo un dolor de tripas con la siempre amenazante sombra de la Agencia Mundial Antidopaje, cuyas acciones son más disuasorias que otra cosa y deberían ofrecer el mismo temor que el que tenían los vikingos a que el cielo se cayera sobre sus cabezas, pero que para los políticos supone un sarpullido cada vez que escuchan WADA o AMA, dependiendo del idioma.
El secretario de Estado José Manuel Rodríguez Uribes pidió en la noche de Reyes la cabeza del director de la Agencia Española (CELAD), José Luis Terreros, sin mediar defensa alguna en un careo y en una prueba más de que eso de la independencia de la
Agencia termina siendo un camelo. Como lo hizo un gobierno progresista, será que es un cambio de posición.
Que en el primer envite de la Agencia Mundial ofrezcan una cabeza cuando aún no se sabe si hubo delito, negligencia o buena praxis, es una medida precipitada. Y poco democrática. Pero así es la política.
Las cosas no se han hecho perfectas en la CELAD, sin duda, con defectos, pero lo que logró el comunicado del CSD es agravar el desconcierto en torno a un problema que requiere buena cirugía y aumentar el sentimiento de que España esconde cosas. En el comunicado se decía que debe ser Fiscalía “la que aprecie si existen indicios racionales de la comisión de algún delito” y mientras se pedía la cabeza de Terreros. Incongruente. Faltó aquello de “Qué escándalo, aquí se juega”.
Hubiera sido sano como ejercicio constitucional escuchar las explicaciones de Terreros en el Congreso, pero no llegarán porque será tarde. Elevada desde la oposición la solicitud de comparecencia, no estará en agenda hasta febrero, cuando el director será historia. Si Terreros no dimite, que es lo que terminará ocurriendo; Uribes al frente del Consejo Rector se lo ventilará. A posteriori se sabrá si ha sido un irresponsable o es inocente. Pero ya será con poco foco. Ahora se trata de limpiar la imagen del país a toda prisa, que está hecho un asco en la materia por culpa de operaciones archivadas y políticos que sintieron la necesidad de defender el patrio honor de sus dopados.
España, en fin, vuelve a sonrojarse en un momento crítico, además, para el antidopaje mundial. Hace años que no cae una estrella y da la sensación de que la brecha entre tramposos y polícia se ha abierto aún más. Dando la razón a los que creen que el deporte es un negocio y lo de promover el juego limpio, un slogan.