Malaga Hoy

El alma de la jet set

● Remedios del Río, que la vio nacer y es una de sus principale­s artífices, es capaz de desgranar con títulos, nombres y apellidos, la historia de los nuevos pobladores

- Jorge Lemos

Remedios del Río vio nacer a la jet set de Marbella y es una de sus principale­s artífices. Es capaz de recorrer mentalment­e el mapa del municipio para desgranar cronológic­amente, con títulos, nombres y apellidos, la historia de los nuevos pobladores que en la segunda mitad del siglo pasado se fueron asentando para hacer de Marbella un centro turístico.

–A la jet set se la asocia con frivolidad y aviones, cuando para nosotros lo de jet solo podía ser un chorro, un impulso, una forma de vida, con un punto intelectua­l, donde había mucha ilusión por hacer una Marbella más culta, un mejor sitio para vivir. Lo de jet surgió, nos llamaron así a un grupo de amigos que teníamos una conciencia común, la de tirar para arriba. Que esos tíos nunca subieron a un avión, nos reprochan algunos. Si solo habría tres que tenían aviones y a veces nos invitaban. Y eso qué significa. Era un grupo maravillos­o, unos con más dinero y otros con menos.

A comienzos de los años sesenta, recién casada, de la mano de su marido Juan del Río, decidió instalarse en San Pedro Alcántara. Esta parte de la antigua y otrora florecient­e colonia agrícola de El Ángel solo reunía a un puñado de vecinos, en la que no había viviendas para alquilar, tuvo que dormir en su casa, aún en construcci­ón, a la que le faltaban las puertas y las ventanas. Farmacéuti­ca, empresaria, relaciones públicas, organizado­ra de saraos fastuosos y también fundadora de la asociación Aspandem y la fundación Fundatul, para el cuidado, formación, promoción e inclusión de personas con discapacid­ad, cuando no se hablaba de Responsabi­lidad Social Corporativ­a. Jaime de Mora venía a tocar el

A comienzos de los 60, de la mano de su marido, Remedios se instaló en San Pedro

piano al Nido del Arte en los bungalós de El Rodeo de Ricardo Soriano. Ahí estaban otros veneradore­s de la vida placentera: Los Chorys, que lo formaban Luis Ortiz, Antonio Arribas, Jorge Morán y Yeyo Llagostera, éste se fundió en viajes, fiestas y casinos una herencia de cincuenta millones de dólares. Aunque también había, artistas, empresario­s, aristócrat­as y trabajador­es.

Jaime Parladé tenía la mejor tienda de decoración, La Tartana, detentaba el título de marqués de Apezteguía, provenía de una familia en la que se respiraba el buen gusto, En la casa La Jumita, pintaba Claudio Bravo, Gran Cruz de Alfono X el sabio, estaba Ana Skinner, dueña de Harrods, con Alejandro Vallejo, Ana de Pombo, Elio Berhanyer, Eduardo de Figueroa, conde de Yebes, que escribió el primer libro sobre cetrería, los duques del Infantado, el banquero Ignacio Coca, los príncipes de Kent que vinieron a Holanducía en plena luna de miel o los Fugger, cuyos antepasado­s ayudaron a que Carlos V fuera emperador y rey de España.

–Si a la pescadería llegaba una langosta, que costaba 125 pesetas, todos estábamos pendientes de ver quien la compraba para que luego nos invitara. Eramos un grupo, ahora está todo mas mezclado, antes lo mas importante eran los amigos, veinticinc­o familias que nos queríamos mucho y todos nos respetábam­os.

Nadie le daba importanci­a, la gente no sabía quien era Jean Cocteau. Recuerda a Marisa Chinchilla, su padre tenía un laboratori­o, compró El Capricho con Adolfo Gross para dedicarse a la decoración como Tomasito Camargo. El chalé La Asunción que los Sánchez Dolp vendieron a los duques de

Sueca, quienes a su vez lo alquilaban a Philipe Junot cuando éste estaba con Sofía de Hasburgo, al general finlandés Dan Harmann a Los Szavots o a Guepin, el dueño de la Shell. y también a Pepe Moreno, que era toda una institució­n. –Falta una informació­n genuina, real, de una época de la que se habla mucho sin haberla vivido. Eramos un grupo que nos veíamos todas las noches. Pepe Carleton había montado con Menchu una casa en La Carolina en la que nos reuníamos. Abelló tenía una casa arriba y puso al paisajista Adolfo Gross de portero. Cada uno llevaba una cosa. Si mi marido salía a pescar y venía cargado de pescado, eso comíamos, como otro que preparaba croquetas o lo que fuera.

El hotel Guadalmina inauguró el primer campo de golf privado, solo había uno público en Torremolin­os. Se instaló lo más brillante de la sociedad española. El hijo mayor de Goizueta se casó con Piluca de Tena, que venía con sus amigos y sembraban girasoles. Trajo a gente de categoría, lo mejor de la sociedad, aristocrac­ia española, grandes empresario­s y muchísimos ingleses. Miguel García Rico construyó Cortijo Blanco, donde atrajo a Gracita Morales, Benito Perojo o Martín Zerolo. He presenciad­o como alguien, con una borrachera, conducía marcha atrás cerca de diez kilómetros, de Marbella a Cortijo Blanco, por una carretera sin coches, (tramo en el que los atascos y retencione­s hoy se repiten a diario) o al teniente alcalde de San Pedro, que era también el herrero del pueblo, ir a Marbella en bicicleta para no hacer gastos.

Con catorce años vine por primera vez a Marbella, unos amigos de mi padre, que era médico, le habían invitado al Marbella Club. Caigo en un mundo diferente. Luego cuando me establezco aquí, durante nueve años fui socia de Alfonso de Hohenlohe en tres tiendas del hotel, en ese tiempo prácticame­nte vivía allí. He visto muchas cosas. Recuerdo cuando vinieron Brigitte Bardot y Gunter Sachs, y Alfonso me dice:

–Quiero venderles algo, para eso quiero que esta noche vengáis todos a la discoteca. Y ahí estábamos. Cuando la Cámara de Comercio de Málaga le dio el premio de Hombre del Año, fuimos todos en un autobús con una pancarta de apoyo.

Alfonso le dio un empujón a Marbella, pero el gran visionario fue su tío Ricardo Soriano, el marqués de Ivanrey, que monta el hotel El Rodeo. Trae a una serie de personas como Edgar Neville, Jaime Parladé, Antonio el Bailarín, De la Cuadra, Antonio del Barco o El Greco. He visto a Alfonso quitarse la camisa en el Marbella Club para ponerse a trabajar con pico y pala. Al conde Rudi yo creo que lo trajo engañado, había estudiado hostelería en Suiza y aquí era el metre, el relaciones públicas, compraba, el hombre para todo.

Ira de Fustemberg era preciosa, tenía los ojos mas grandes que la boca, para Alfonso fue la mujer de su vida. Ella lo abandonó por Francisco Baby Pignateri, un empresario y playboy brasileño, que le da la concesión de Mercedes para México y le quita la mujer.

Adnan Kashoggi montaba las mejores fiestas, para la farmacia era un cliente bárbaro. Solo en pasta y cepillos de dientes se dejó ochenta mil pesetas, cuando iba

El dinero perdió la identidad real de Marbella que asumió ser otra cosa

alguien al baño cambiaban todo el servicio. Esa vez no gastó mas porque no teníamos la marca de jabones que quería,

Ibamos a proyectar la pelicula A view to kill, (Panorama para matar) en la que Roger Moore interpreta­ba a James Bond. Eran cintas que optaban a los premios Óscar me las enviaban antes del estreno, a ésta debía mandarla a Londres. Invitábamo­s al director de la película y le entregábam­os el Sol de Oro de Marbella de Vicente Viudes a directores como David Linch (Corazón salvaje, Twin Peaks) o de Bailando con Lobos.

Kashogui me llamó para preguntarm­e cuánto le costaría proyectar la película en su barco. Tanto me insistió que la noche antes de devolver la película se la llevamos, celebraba los cumpleaños de su hijo pequeño y de la mayor. Pasamos la primera cubierta donde estaban los niños, en la segunda su hija Nabila y en la tercera había una veintena de personas, su primera mujer, Soraya, y su segunda, Lamia, unos alemanes, dos gobernador­es americanos, uno era de California, y un potentado egipcio. Después de la cena pasamos a la sala de cine, Kashoggi iba vestido con un kaftan. Nos regaló a las mujeres una pashmina para no pasar frío con el aire acondicion­ado, excepto a Lamia, que le dio un abrigo de armiño. Y él se puso a hacer palomitas de maíz, llegamos a las cuatro de la tarde y nos fuimos a las cuatro de la mañana. No era alegre ni triste, su hermana era la madre de Dody Al Fayed, el del affaire con la princesa Diana. Al día siguiente nos dio un cheque de 600.000 pesetas para la construcci­ón del centro de Aspandem.

A Jaime de Mora, Remedios lo tuvo de mancebo en la farmacia. Estuvo una semana y media detrás del mostrador. Te compraba algo y no te pagaba pero luego te traía otra cosa que lo había conseguido de la misma forma. Para su cumpleaños, que era el 18 de julio, buscaba una fiesta que hubiera ese día en el Marbella Club, El Rodeo o en la casa de los Lodge (embajadore­s de los Estados Unidos), donde fuera para celebrarlo. Participó con Hohenlohe en la venta del Marbella Club a los árabes y de ahí sacó una tajada y luego cobraba un sueldo por hacer de secretario de Kashoggi. Gunilla cuando llegó tenía trece o catorce años era un espectácul­o de belleza, además de preciosa era muy trabajador­a. Lo hizo para inmobilari­as, como representa­nte de un montón de marcas o cobraba por la entrega de premios. En las inmobiliar­ias tenía clientes muy buenos y eso beneficiab­a a Marbella.

Sean Connery con su primera mujer nos daba naranjas y repartía premios entre los niños que jugaban torneos benéficos de golf. A Antonio el Bailarín lo querían mucho hasta que metió la pata con unas declaracio­nes a una revista (dijo ser el padre de uno de los hijos de la duquesa de Alba) y la aristocrac­ia que tanto lo quería le dio la espalda.

Rafalito Neville, que hizo del Puerto Rafael de Cerdeña e hijo de Edgar Neville, tenía mucha gracia y provocó muchos escándalos. Cuando se peleó con la gente de puerto Rafael se llevó a su virgen y construyó otro puerto, en Mogán (Gran Canaria). Era muy fiel a sus amigos, tenía un corazón inmenso.

A partir de la llegada de los árabes a Marbella, poderoso caballero don dinero, todo cambió. En la discoteca la reina era Regine´s, luego vino Olivia Valere una señora de la noche estupenda y gran trabajador­a, que la venció. A Regine´s yo iba con el embajador de los Emiratos Árabes Unidos y con la mujer de Al Midani (dueño entonces de Puente Romano) que era mi amiga. Veías a una chica en la puerta de la discoteca y luego te la encontraba­s en Puente Romano como clienta porque se la había llevado un árabe y el director del hotel le tenía que hacer reverencia­s. Todo era dinero y eso se fue cayendo. El dinero perdió la identidad real de Marbella que asumió ser otra cosa, nada que ver con lo anterior, muchas personas entonces no estaban dispuestas a vivir lo nuevo y se fueron, tenían dinero y el mundo era suyo.

Mis padres siempre me dijeron que hablar de dinero era una ordinariez, hoy vas a una reunión y lo primero que te hablan es del dinero que tienen. Y no sabes si el que te está hablando tiene o no dinero. Algunos creen que otros tienen más dinero y lo que tienen es buen gusto, un estilo, una clase. Quieren ocupar un puesto y es la vida la que te lo da.

 ?? MARPY ?? Antonio El Bailarín.
MARPY Antonio El Bailarín.
 ?? MARPY ?? Jaime Mora y Alfonso de Hphenlohe.
MARPY Jaime Mora y Alfonso de Hphenlohe.
 ?? MARPY ?? Remedios del Río.
MARPY Remedios del Río.
 ?? MARPY ?? Gunilla Von Bismarck y Luis Ortiz.
MARPY Gunilla Von Bismarck y Luis Ortiz.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain