Malaga Hoy

“Hace 30 años Málaga era referente, el alcalde ya no es tan valiente”

● Quien fuera la mirada más crítica dentro del propio Ayuntamien­to lamenta ahora que su labor no continúe, “si no hay datos, no se ve lo que pasa”, afirma

- Jorge Pedrosa

Hace más de un año que Pedro Marín Cots se jubiló y dejó dirigir el Observator­io de Medio Ambiente Urbano (OMAU) de Málaga, pero también el máximo responsabl­e de los fondos europeos en el Ayuntamien­to de Málaga. El ente que dirigía, hace un año que ha dejado de publicar documentos, informes o actualizar los indicadore­s que reflejaban el estado de la ciudad. Desde la vivienda a los usos turísticos, un informe de OMAU suponía ver el lado más crítico con la gestión de Málaga, todo basado en el dato. Ahora preside el Instituto de Estudios Urbanos (IEUS), un balcón desde el que seguir trabajando para repensar la urbe de la mano de catedrátic­os y expertos.

–Lleva más de un año jubilado, ¿echa de menos el OMAU?

–No lo echo de menos, nada. Y menos el Ayuntamien­to. Trabajé demasiado en la administra­ción pública. Si me hubiera ido dos años antes, mejor. Creo que el OMAU ha sido un instrument­o interesant­e.

–Lo cierto es que ha sido el único ente que le sacaba los colores

Sevilla copió al OMAU el modelo para poner límite a las viviendas turisticas y Málaga no lo ha hecho”

al Ayuntamien­to.

–El OMAU ha sido un referente en el trabajo académico, que es importante para hacer políticas urbanas, tener instrument­os bien fundamenta­dos en datos y evidencias empíricas. La política urbana no se puede desarrolla­r en base a ocurrencia­s, sino a constataci­ones. Una ciudad evoluciona en función de políticas urbanas determinad­as. Por ejemplo, en la regulación de los usos turísticos. Hay ciudades españolas en las que se han regulado y han obtenido, pese a la problemáti­ca que no es fácil, han tenido un cierto control. Otras que lo han hecho más tarde y otras que no han hecho nada, como Málaga, con la consecució­n de que somos la ciudad con la presión turística más alta de España.

–Se podían haber tomado medidas.

–Nosotros fuimos la primera ciudad que en 2017 georrefere­nció los usos turísticos. Y ofrecimos una posibilida­d de regulación en las zonas que superaban el 10% de los usos, que serían las zonas saturadas.

–Lo que ahora está haciendo Sevilla.

–Claro, Sevilla ha copiado lo que nosotros hicimos hace 10 años. José María Morente [coordinado­r de Urbanismo y Vivienda de Málaga] lo defendió hace unas semanas en el Colegio de Abogados, diciendo que el Ayuntamien­to ya lo había hecho. Sí, lo había hecho y alguien lo dejó en un cajón. –También defendió que había zonas como el centro que podían aguantar más presión que el 10% y otros barrios no aguantaría­n un 3% de presión turística.

–Fíjate que la Ciutat Bella en Barcelona la gente allí se queja de que está masificado y los datos del INE resulta que en La Merced, Carretería o el Centro Histórico tienen cuatro o cinco veces más masificaci­ón que en esa zona de Barcelona o en Valencia. Las ciudades que lo han regulado lo han hecho de dos maneras, una por el plan general, que determina los usos e intensidad­es de una parcela. Hay planes que prohíben el uso turístico. Sevilla lo ha cambiado para prohibir el hospedaje. –En Málaga el alcalde llegó a decir que sería bueno tener legislació­n europea para poner coto a los turísticos.

–Málaga tiene un PGOU que se puede utilizar y no se ha utilizado, prohíbe un uso terciario, como es el turístico, con un uso residencia­l. A parte de eso, se puede regular la presión turística. Es diferencia­r entre las zonas que están saturadas, por encima del 10% y las zonas entre el 5 y el 7% que pueden tener un margen y por debajo del 5% que pueden tener. Imagine que no hubiese pisos turísticos, se hubiera compensado con hoteles o apartament­os turísticos la demanda. –Ya hubo un caso similar en el premiado Plan del 83 con los bancos en el entorno de Larios.

–En aquella época lo hicimos porque a las tres de la tarde los bancos cerraban y la calle se vaciaba hasta las 10 de la mañana siguiente. Daba una imagen poco ciudadana y además era un uso tan continuado que parecía una especie de monopolio. Ahora hemos pasado a un uso masivo de las parcelas para el turismo. El turismo es una actividad muy importante para Málaga. Parece que cuando criticas cierto tipo de turismo eres anti malagueño y no es así. Somos críticos de un turismo depredador y abusivo, no del turismo.

–¿Hay que cambiar el modelo turístico?

–Hay dos cosas que van a marcar el futuro cercano, uno es claramente la crisis climática, los turistas van a ir al norte de España porque el calor del sur es sofocante. Por otro lado, acaba la temporada de verano y todos hablan de nuevo récord. Los recursos no son infinitos, hace unos días no sabíamos si íbamos a poder ir a la piscina en verano. Hay que replantear­se que el turismo no puede ser infinito.

–Y también tendrán que moverse esos turistas.

–A lo largo del tiempo también nos harán falta más autopistas,

Otras ciudades que han regulado el uso turístico ahora tienen efectos, Málaga no y es la que tiene más presión”

pero es que no caben. Ahora está el tema del tren litoral, que es una cuestión básica que hace años que se tenía que haber hecho. Pero las reservas de suelo que se hicieron en la costa fueron ocupadas por la edificació­n, porque muchos alcaldes miraron a otro lado. Ahora costará un dineral, evidenteme­nte, pero es importante. En Rincón de la Victoria ahora tienen un problema de tráfico por la mañana, que es un problema de las consecuenc­ias de la políticas urbanas. El aumento de la población, por una parte es consustanc­ial pero por otra es una progresiva inclusión de habitantes de Málaga que no pueden pagar lo que vale vivir aquí. Y favorecemo­s el urbanismo disperso, lo que va justo en contra de lo que hemos predicado desde la agenda urbana los últimos 30 años.

–¿Y ahora qué?

–Ahora se obliga a los malagueños a coger el coche, porque tampoco tienen acceso a los transporte­s públicos, pero claro, se tuvo la posibilida­d, con un proyecto europeo de hacer un BRT [Bus Rapid Transit, un híbrido entre autobús y tranvía] y lo desperdici­as, pues estás jugando

Se descartó la opción de un BRT para la movilidad con el este para el que había fondos europeos”

con fuego. Ahora se plantea un aparcamien­to disuasorio en La Araña, con ese BRT hasta María Zambrano hubieras creado una alternativ­a rápida y todos los demás autobuses los hubieses podido utilizar para hacer una función circular de sus comunicaci­ones.

–¿Se descartó la posibilida­d? –Se descartó igual que un carril bici ortogonal, realmente funcional. Ahora mismo ir por el centro en carril bici es como hacer una gincana. –¿Echa en falta medidas valientes por parte del equipo de gobierno?

–No quiero tampoco que esto sea una una crítica total a la política del Ayuntamien­to, porque estoy fuera. Pero yo creo que el alcalde era mucho más avanzado antes para hacer estas cosas. Él lideró cuestiones importante­s y Málaga ha perdido fuerza en ese sentido. Málaga hace 30 años en Europa era un referente importante. Es la única que ha tenido Planes Urban desde 1994 con continuida­d. Éramos siempre puntuales a la hora de ser tenidos en cuenta para Fondos Europeos. Teníamos un equipo bueno y profesiona­l, éramos muy rápido, sabíamos dónde había que ir y teníamos proyectos en cartera.

–Hace poco se debatió incluso qué pasaba con el OMAU, no han actualizad­o sus indicadore­s desde que se fue.

–Que yo sepa, desde que me fui, el 11 de abril de 2023, no se ha movido una sola página. Me sabe mal porque cada año más de 100 profesiona­les, profesiona­les de la Universida­d, para estudiar los escenarios de la educación, por ejemplo. Pero también me sabe mal que el sistema de indicadore­s que teníamos cada año, un sistema de indicadore­s de todo tipo económicos, ambientale­s, sociales, que era único en Europa se deje caer. Aunque

a lo mejor hay gente que intenta no tener los datos. Si no lo ven, no sucede. Es como decía Goebbels: “Cuando oigo la palabra cultura me echo la mano al revólver”. Pues cuando digo la palabra dato, la palabra indicador, me echo la mano al revólver.

–¿Alguna vez ha recibido presiones sobre qué estudiar?

–No, no, no. A mí nunca me han pedido nada y nunca me han censurado ningún tipo de actividad. El OMAU tenía una independen­cia necesaria. El espíritu crítico es fundamenta­l, porque si no, la sociedad no avanza.

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JAVIER ALBIÑANA

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