Tallem pel Dret, único equipo de excarcelación formado por mujeres
Este grupo de bomberas trabaja en la liberación de personas en accidentes
Un accidente de tr·fico. Un vehículo convertido en un amasijo de metal. Una víctima. Y una carrera contrarreloj para salvarle la vida. Este es el escenario con que el trabajan los equipos de excarcelación, las brigadas de bomberos que se encargan de este tipo de rescates. Se requiere una preparación mental y física mayúscula, no solo para trabajar en equipo y coordinarse eficazmente en una situación de m·xima tensión, sino también para lidiar con las pesadas herramientas de corte y los robustos equipos de protección que usan los bomberos. Todo ello, en algunos casos, bajo condiciones atmosféricas adversas, en rescates que pueden prolongarse durante horas.
Cuando se piensa en bomberos
no solemos imaginar que alguno de ellos pueda ser una mujer. Sin embargo, la realidad est· cambiando y, aunque todavía son una minoría, con la reciente feminización de este cuerpo de emergencias, empieza a ser m·s habitual encontrar bomberas.
“Cuando hay personas atrapadas dentro de un vehículo y vidas en juego, se debe tratar de minimizar los errores”, afirma Laura Pou, bombera de Tallem pel Dret, el primer y único equipo de excarcelación estatal, integrado exclusivamente por mujeres, una rara avis dentro de un sector profundamente masculinizado. Con el objetivo de minimizar esos errores y ganar en eficacia, los bomberos se organizan en cuadrillas de excarceladores, que se entrenan en escenarios simulados e incluso llegan a participar en campeonatos nacionales y competiciones internacionales. “Es necesario ganar habilidad con las diferentes herramientas, pero también conocer tus límites y saber cu·ndo debes pedir un relevo para no agotarte y acabar generando un problema”, aÒade Pou.
Para ellas, Tallem pel Dret es un lugar seguro en el que aprender, compartir y crecer como profesionales. Pero también para encontrar una burbuja en la que aislarse de la exposición constante que supone formar parte del escaso 3% de mujeres que conforman el cuerpo de bomberos de la Generalitat.
En este sentido, Raquel Cabezón, también integrante del equipo, asegura que se trata de un espacio en el que “no se sienten juzgadas, de compaÒerismo y apoyo, en el que pueden compartir e intercambiar vivencias”. Al fin y al cabo, formar parte de esa minoría ha hecho que todas ellas, de un modo u otro, hayan sentido la pre
sión de estar abriendo camino en un espacio que hasta hace muy poco estaba reservado casi exclusivamente a los hombres.
En cualquier caso, igual que sus compaÒeros varones, este grupo de bomberas no ha tenido m·s remedio que aprender a lidiar con unfuertecomponenteemocional. En un accidente de tr·fico, “durante la extracción estoy centrada al 100% y soy capaz de abstraerme de todo. Luego, al llegar a casa, es cuando brotan las emociones y buscas el momento para reflexionar sobre aquello que has vivido, que en ocasiones es muy duro”, reconoce Cabezón. “Es esencial generar un vínculo con la víctima y tranquilizarla, también porque su colaboración resulta imprescindible”, continúa. “El precio que se paga por ese vínculo emocional es el de llevarte a casa parte de su sufrimiento, que, de algún modo, te traspasa”, confiesa Pou.
“Cuando termina el servicio, durante unos instantes, se hace el silencio. Y es entonces cuando todo cobra su verdadera dimensión”, afirma Cabezón. En ocasiones, lamentablemente, el desenlace es fatal. “En la última extracción en la que participé, la persona falleció instantes después de ser extraída”, recuerda María Casellas. “Es un momento de m·xima frustración, en el que intentas sobreponerte y no culpabilizarte. Al fin y al cabo, has hecho todo lo que estaba en tu mano para ayudar”, explica. Cuando esto sucede y la persona no consigue salir con vida, Pou intenta detectar y neutralizar sus propios “¿y si?”. “¿Y si hubiera hecho esto o lo otro?”. Para ella, la mejor manera de no entrar en ese bucle negativo
“Cuando termina el servicio, se hace el silencio y todo cobra su verdadera dimensión”, dice Cabezón
es contar con el apoyo del equipo.
Sea como sea, las tres bomberas coinciden en que la presencia de mujeres en el cuerpo supone, como poco, una mayor riqueza en cuanto a las posibilidades de atención a las víctimas. Sin entrar en identidades de género, “atendemos a una población que est· formada tanto por hombres como por mujeres”, indica Casellas. Una población multicultural y con tantas realidades como personas forman parte de ella. “A veces nos encontramos con mujeres mayores, o de otras culturas, que se sienten m·s cómodas cuando son atendidas por una bombera”, aÒade.
Sin embargo, ser pioneras en un mundo que tal vez no las esperaba y que todavía no estaba preparado para ellas no siempre es agradecido. “Tal vez no somos del todo conscientes, pero sí que han caído algunas vendas de los ojos y se han eliminado algunos prejuicios”, admite Pou.c