La Vanguardia (1ª edición)

La batalla por la chusma

El voto de los grandes perdedores de la desindustr­ialización en los estados del Cinturón del Óxido volverá a ser decisivo

- Josep Martí Blanch Detroit

La batalla política por la chusma (white trash), por los paletos (hillbillie­s y rednecks) y por los currantes (blue collars) volver· a ser decisiva en las elecciones estadounid­enses. Vocablos ofensivos pero de uso común para referirse de modo caricature­sco a un segmento de población estereotip­ada como inculta, primaria, nada sofisticad­a y f·cilmente manipulabl­e con cualquier patraÒa.

Los grandes perdedores de la desindustr­ialización. Los que han pagado la factura m·s alta por las externalid­ades negativas de la globalizac­ión, los que han dejado de ser contados entre las clases medias, aunque muchos sigan autopercib­iéndose como miembros sufrientes de ella. Vidas que van a peor desde hace tiempo y a las que la inflación desbocada del periodo post-Covid-19 ha seguido perjudican­do. Enfadados con el mundo. Caricatura. Trabajador­es manuales con el motor del sueÒo americano gripado a medida que la industria desaparecí­a de sus vecindario­s y que la agricultur­a dejaba de ser rentable sin cierto tamaÒo y grandes dosis de sofisticac­ión.

Est·n por todas partes, pero pueden ser clave de nuevo en el Rust Belt (Cinturón del ”xido), la antigua América de la minería y del acero que se extiende por la cordillera de los Apalaches y los Grandes Lagos. Ahí gestó Donald Trump su victoria en el 2016, abriendo un boquete en el “muro azul demócrata”, cuando Michigan, Pensilvani­a y Wisconsin votaron republican­o. Y en esos mismos lugares es donde Joe Biden le robó la cartera al trumpismo cuatro aÒos después. En ambas elecciones las diferencia­s fueron mínimas, y la guerra sigue abierta en el 2024.

El discurso MAGA trumpista (“Make America Great Again”) funciona en estos lugares en los que su pasado esplendoro­so queda lejos. Y el grito de guerra republican­o, como en el 2016, es que la grandeza perdida es recuperabl­e.

En Detroit (Michigan) hay un lugar metafórico de esa América de ensueÒo que dejó de existir. Se trata del binomio Greenfield Village y el Museum of American Innovation, en el complejo de la empresa Ford de Detroit. Los EE.UU. imbatibles en innovación en el museo. Luego, en el Village, la estampa de un país de laboriosos granjeros y trabajador­es de la

industria tutelados por empresario­s responsabl­es y patriotas como Henry Ford.

Y en América todos fueron felices y comieron perdices, debiera ser el cartel para despedir a quien visita las instalacio­nes. Paréntesis: ni una sola mención al antisemiti­smo de Ford y a su libro, fuente de inspiració­n del nazismo, El judío internacio­nal: el principal problema del mundo (1920). Sin lavadoras de la memoria no quedaría un solo mito en pie en todo el mundo.

Comparto en el bucólico Greenfield Village el final del almuerzo con una familia de Sherwood Forest, un barrio de clase media acomodada del mismo Detroit.

“Trump no es creíble. Ni aun haciendo pareja con Vance. No necesitamo­s discursos sobre el pasado. El futuro no puede construirs­e sobre ideas del siglo XX”. Votar·n demócrata. No son antirepubl­icanos, pero sí les repele el trumpismo.

Nada que ver con la conversaci­ón de hace unos días en un suburbio de Cleveland. Sentado en el típico balancín en el porche de su casa, un anciano que se ayuda para respirar de una bombona de oxígeno saluda efusivamen­te cuando detecta que un desconocid­o ha aparcado delante de su domicilio. Tiene ganas de que lo escuchen. “Demócratas y republican­os han toreado siempre a los trabajador­es. Trump al menos nos dice que tenemos razón y que son las reglas del mundo las que han de cambiar, no nosotros”.

Ohio es un estado en que la victoria republican­a, a diferencia de tiempos pasados, se da por segura. En Middletown, en la calle donde vivió parte de su niÒez y adolescenc­ia J.D. Vance, futuro vicepresid­ente si gana Trump, han aparecido algunos periodista­s curiosos estos días. No hay recuerdo sobre el personaje del momento con la gente con la que he podido hablar. Juzgado únicamente por su presente, diversidad de opiniones.

He repetido a diferentes personas una frase de Vance para referirse a personas supuestame­nte

como las que estoy hablando: las elites políticas y económicas les llaman “basura blanca”, “paletos” y “currantes”. Para mí son mis vecinos.

Pretendo testar si resulta halagadora para aquellos a los que en teoría describe. Satisfacci­ón y rechazo a partes iguales. Probableme­nte en función de la autoperdel cepción que cada individuo tenga de sí mismo. Mientras pululo por esta calle, McKinley Street, dos coches de policía se presentan en una de las viviendas unifamilia­res para solucionar un conflicto doméstico. Un vecino dice que son gente difícil.

En el libro Rust Belt Union Blues. Por qué la clase trabajador­a abandona a los demócratas (Columbia University Press, 2023), de Lainey Newman y Theda Skocpol, centrado en el estudio del oeste de Pensilvani­a, estado clave, se concluye que con el declinar de los grandes sindicatos

pasado, la influencia en la vida de los individuos y las familias pasó a ejercerse a través de institucio­nes de matriz m·s conservado­ra, como la Iglesia o los clubes de tiro y caza. Eso explicaría en parte los motivos por los que dan por perdida la ascendenci­a mayoritari­a de los demócratas entre las clases medias m·s populares y los trabajador­es de ese estado.

Si la tesis es cierta o no, lo saben únicamente los votantes, pero hay otras variables en juego. Con Kamala Harris se refuerza el ·ngulo racial para incrementa­r las opciones de los demócratas de repetir victoria en los tres estados clave: Michigan, Pensilvani­a y Wisconsin. Algunos analistas destacan que solo ser· posible si mantienen, al lado del voto cl·sico que todavía les guarda fidelidad, elevados porcentaje­s de sufragio afroameric­ano en grandes ciudades como Milwaukee (Wisconsin), Detroit (Michigan) y Filadelfia (Pensilvani­a). El color de piel de Kamala Harris sería en ese sentido una ventaja para reequilibr­ar la pujanza republican­a entre los americanos de fenotipo irlandés.

Estados complejos, plurales y difíciles. Imposibles de entender a través de un único perfil de votante. Una batalla por unas decenas de miles de votos que puede marcar de nuevo la diferencia en un país de 337 millones de habitantes.c

“Trump no es creíble, ni aun haciendo pareja con Vance”, dice una familia de clase media acomodada de Detroit

En el estado de Ohio la victoria republican­a, a diferencia de tiempos pasados, se da por segura

 ?? Megan Jelinger / Reuters ?? Un café en Middletown (Ohio), ciudad natal del candidato republican­o a vicepresid­ente, J.D. Vance, el 23 de julio
Megan Jelinger / Reuters Un café en Middletown (Ohio), ciudad natal del candidato republican­o a vicepresid­ente, J.D. Vance, el 23 de julio

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