Un G-7 provisional y debilitado
Las potencias recurren por primera vez a los activos rusos para ayudar a Ucrania
Entre los olivos de Apulia, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, recibía ayer con una sonrisa de oreja a oreja a los miembros de un G-7 que acudían a Italia para aprobar un creativo mecanismo financiero para recurrir por primera vez a los activos rusos congelados en las potencias occidentales en beneficio de Ucrania. Pero el grupo de las siete democracias m·s avanzadas del mundo aterrizaba en el sur de Italia con una imagen debilitada. Salvo Meloni, reforzada por el resultado del voto europeo, el resto de los mandatarios que la saludaron en el lujoso resort de Borgo Egnazia, escenario de la cumbre, llegaban en baja forma.
Era el caso de uno de los primeros en llegar, el presidente francés, Emmanuel Macron, que ha puesto la política francesa patas arriba con su anuncio de convocar elecciones legislativas tras la humillante derrota ante la ultraderechista Marine Le Pen en las elecciones a la Euroc·mara. También salió herido de las europeas el canciller alem·n, el socialdemócrata Olaf Scholz, superado por la extrema derecha de Alternativa para Alemania. No mucho mejor est· el premier brit·nico Rishi Sunak, a pocas semanas de unas elecciones en el Reino Unido que con toda probabilidad certificar·n la salida de los tories de Downing Street. Ni el presidente estadounidense, Joe Biden, el último en aparecer por el exclusivo hotel, que acaba de aceptar la condena a su hijo Hunter por delitos vinculados a la compra de un revólver escondiendo que consumía drogas, a la espera de saber si Donald Trump podría regresar pronto a la Casa Blanca. Biden, que se mostró particularmente cansado durante la jornada, declinó participar en la cena de gala ofrecida por el presidente de la República Italiana en el castillo Svevo de Bríndisi. El canadiense Justin Trudeau hace tiempo que perdió su estrella, e incluso el primer ministro japonés, Fumio Kishida, se encuentra en dificultades tras una serie de esc·ndalos en los que se han visto envueltos exministros y diputalos
dos de su formación.
Con este panorama, en un momento igual de peliagudo para el mundo, con una guerra en Europa, Oriente Medio incendiado y con unas economías cada vez menos protagonistas ante el avance de gigantes como China, los líderes del G-7 se conjuraron ayer para hacer frente a Rusia ante la invasión ucraniana y sellaron un pacto para ayudar de forma concreta a Kyiv, justo antes de la cumbre de paz que tendr· lugar este fin de semana en el cantón suizo de Lucerna. Las delegaciones de
siete países lograron ponerse de acuerdo para poder enviar ayudas a Ucrania respaldadas por los beneficios generados de los activos paralizados del banco central ruso por las naciones occidentales cuando Moscú comenzó a invadir Ucrania.
El objetivo es crear un fondo, de hasta 46.000 millones de euros, para sostener a Kyiv tanto en el campo militar como en el civil y la reconstrucción del país, que tendría como garantía los intereses de los activos rusos, una operación muy delicada que se retrasa por las condiciones de este préstamo. “No es una confiscación”, puntualizó Meloni al anunciarlo. Delegados en ambos lados del Atl·ntico llevan meses trabajando en cómo poder aprovechar los intereses generados por los cerca de 260.000 millones de euros de activos congelados rusos. En total, los beneficios ascenderían a unos 3.000 millones de euros al aÒo,
una cantidad demasiado baja para sostener a Kyiv, ya que solo cubrirían las necesidades de financiación durante un mes.
Por eso, el G-7 ha decidido que sean las potencias quienes presten este dinero, principalmente EE.UU., dispuesto a aportar los 46.000 millones de euros, aunque Washington espera que los otros socios se sumen. Después, se utilizar·n los intereses futuros derivados de los activos rusos como aval.
“El mensaje es que no son los contribuyentes europeos quienes paguen por el daÒo que est· cau
sando Putin con esta guerra, sino Putin”, aseguró la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. “Un resultado significativo”, aplaudió Biden. La intención de los negociadores es que Kyiv pueda acceder a los fondos antes de finales de este aÒo.
Uno de los escollos era que como los activos rusos se encuentran en su mayor parte inmovilizados en la UE, principalmente en Bélgica, el grupo de los 27 no quería ser el único responsable en el caso de que Ucrania no sea capaz de devolverlo, por lo que querían que también las otras naciones del G-7 se implicasen. Según EE.UU., los líderes del G-7 se han comprometido a mantener paralizados los activos rusos hasta que generen suficientes beneficios como para pagar el préstamo.
El próximo paso ser· que lo respalde Bruselas. Un problema po
Los beneficios de los activos rusos serán usados como aval para un préstamo de 46.000 millones
“Será Putin quien pagará por el daño que está causando con la guerra”, celebró Von der Leyen