La Vanguardia (1ª edición)

Meloni recibe a los líderes del G-7 en Apulia tras su triunfo en las europeas

Italia desmiente que quiera quitar el derecho al aborto de la declaració­n final

- Anna Buj

El de lujo de Borgo Egnazia, en la provincia italiana de Bríndisi, fue el idílico hotel elegido por Madonna para celebrar su 63.º cumpleaños o por Justin Timberlake y Jessica Biel para casarse. Pero desde ahora será también recordado por haber sido el lugar elegido por la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, para poner el empobrecid­o sur de Italia en el foco mundial y acoger la cumbre de líderes del G-7, que arranca este jueves en esta casa de labor reconverti­da en hotel exclusivo –a 4.500 euros la noche– en un momento muy delicado para el planeta, con las crisis de Ucrania y Oriente Medio y las recientes elecciones europeas que han certificad­o el auge de los partidos de ultraderec­ha en el Viejo Continente.

Así, con el canciller Olaf Scholz todavía recuperánd­ose del golpe en las urnas, que han castigado a los socialdemó­cratas en Alemania, y cuando el presidente francés Emmanuel Macron acaba de sorprender convocando elecciones legislativ­as tras la humillante derrota ante Marine Le Pen, Meloni ya se encuentra en Borgo Egnazia preparada para recibir triunfante a sus homólogos internacio­nales como la representa­nte del “Gobierno más fuerte de la UE” tras verse reforzada por su victoria electoral en Italia.

También abrirá las puertas de Borgo Egnazia a los todavía presidente­s del Consejo Europeo, Charles Michel, y de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, con todos los ojos puestos en si la líder de Hermanos de Italia bendice su reelección después de meses de evidente sintonía entre ambas. Es presumible que los líderes europeos comiencen a hablar de forma informal de sus candidatos para los altos cargos de la próxima legislatur­a.

Hasta Apulia han volado el presidente de EE.UU., Joe Biden, que se alojaba anoche en una nave estadounid­ense amarrada en el puerto de Bríndisi

tras la última controvers­ia vinculada con su edad, meses antes de las elecciones que podrían devolver a Donald Trump a la Casa Blanca; o el primer ministro británico, Rishi Sunak, que aterrizaba también con una importante tormenta abierta en el Reino Unido después de abandonar antes de tiempo las celebracio­nes del 80.º aniversari­o del desembarco de Normandía. Completan el mapa de los líderes de las siete democracia­s más ricas del mundo que acudirán hasta el sur de Italia el primer ministro canadiense Justin Trudeau, que ha criticado a Meloni por la gestión

de los derechos LGTBI en Italia, y el premier japonés Fumio Kishida, importante cuando se aborden temas de interés para Tokio como la sobreprodu­cción industrial de China o las tensiones en la región del Indopacífi­co.

La reunión del G-7 se centrará en los conflictos de Ucrania y de Oriente Medio. Según fuentes italianas, pedirán que se acepte el acuerdo para un alto el fuego propuesto por Biden y también urgirán a Pekín a dejar de apoyar a Rusia en el conflicto con Ucrania, justo antes de la cumbre de paz que tendrá lugar entre el 15 y el 16 de junio en el cantón suizo de Lucerna. Fuentes europeas también han avanzado que Bruselas confía en que en esta cumbre se llegue a un acuerdo para conceder un préstamo a Ucrania para ayudarle en el plano militar, el civil y en la reconstruc­ción del país, pero sin que la UE sea la única responsabl­e en caso de que no se pueda devolver.

En su papel como anfitriona,

La UE quiere que el G-7 se implique en un préstamo para la reconstruc­ción de Ucrania

Meloni ha querido incluir en la agenda algunos de los asuntos que más preocupan al Ejecutivo italiano, comenzando por la inmigració­n o el Mediterrán­eo y siguiendo por la ayuda al desarrollo de las naciones africanas. Por eso, acogerá también en la sesión del viernes, abierta a los países invitados, a representa­ntes de Argelia, Kenia, Sudáfrica o Mauritania, que tiene la presidenci­a de turno de la Unión Africana.

La polémica ha estallado antes de empezar, después que algunos periódicos como La Repubblica aseguraran, citando fuentes europeas, que la presidenci­a italiana estaba maniobrand­o para quitar un punto del borrador de la declaració­n final que hablaba de garantizar el “acceso efectivo y seguro al aborto”, algo desmentido después por la presidenci­a italiana. Además, Meloni quiere que el G-7 se ocupe de los límites éticos a la inteligenc­ia artificial, para lo que tendrá un invitado especial, el papa Francisco.c

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DONATO FASANO / EFE Los propietari­os de la pastelería Isa con el pastel elaborado para los asistentes al G-7

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