La Vanguardia (1ª edición)

Sunak convoca elecciones para el 4 de julio, cuatro meses antes de lo previsto

Aprovecha la mejora de la economía y la sensación de inestabili­dad internacio­nal

- Rafael Ramos Londres. Correspons­al

En inglés hay el dicho de que los pavos (sabiendo que su destino es una opípara cena festiva) nunca votarían a favor de que se adelantase­n las Navidades. En España, de cultura culinaria más amplia, el concepto podría ampliarse a los corderos, los capones e incluso los besugos. La teoría hasta ahora era que el primer ministro británico, Rishi Sunak, tampoco sería partidario de ir al matadero de unas elecciones anticipada­s en las que sería el favorito para perder por goleada, pero las ha convocado para el 4 de julio en vez de esperar al otoño En política nunca se sabe.

La lógica detrás de la decisión es que los últimos datos económicos son mejores (la semana pasada, el Reino Unido salió de la recesión, la perspectiv­a de crecimient­o este año es un poco mejor de lo previsto y ayer la inflación cayó el 2,4%, muy cerca del objetivo del 2% del Banco de Inglaterra), y por tanto es un buen momento para llevar a los británicos a las urnas. Otra cosa es que los ciudadanos presten atención a las cifras macroeconó­micas, en vez de palpar lo que dice su bolsillo. Y su bolsillo dice que cada vez está más vacío.

Pero para Sunak se trataba de elegir entre Guatemala y Guatepeor, porque los sondeos, inmutables desde hace más de un año, atribuyen al Labour una ventaja de 21 puntos que se traduciría normalment­e en una mayoría absoluta, y para los conservado­res, en una derrota de dimensione­s históricas.

Sunak llevaba tiempo deshojando la margarita de cuándo convocar las elecciones, y ningún momento había parecido propicio con los británicos muy cabreados con la crisis del coste de la vida y el aumento de la inmigració­n (sobre todo, la legal, a pesar de que el Gobierno pone el énfasis en la ilegal). Esperar al otoño significab­a dar la oportunida­d a que las cosas mejorasen, o de que pasara algo en el mundo que demandase estabilida­d y alejara a los votantes de la idea de un cambio de Administra­ción. Cree que ese momento es ahora. “Los británicos van a elegir gobierno en el momento de máximo peligro global desde la Segunda Guerra Mundial. La cuestión será en quién confían para sentirse seguros”.

Todo apunta a que la inmigració­n no va a descender en los próximos meses (en todo caso llegarán más pateras a través del canal de la Mancha aprovechan­do el buen tiempo veraniego), y a que el primer vuelo a Ruanda, si llega a despegar, no llevará a bordo más que una decena de solicitant­es de asilo. De modo que Sunak se ha agarrado al clavo ardiendo

“Los británicos van a ir a las urnas en el momento de máximo peligro desde la II Guerra Mundial”

“La cuestión es en quién confía la gente para sentar los cimientos de un futuro más seguro”

de las últimas estadístic­as económicas, esperando que la ciudadanía las interprete como un síntoma de que lo peor ha pasado y hay luz al final del túnel.

El Labour de Jeremy Corbyn presionó a Boris Johnson para que convocara elecciones en el 2019, y lo que se llevó fue una derrota monumental, de las peores de su historia. Ahora es probable que la jugada le salga mucho mejor. Todo juega a su favor: la coyuntura económica, el desencanto con el Brexit, la fatiga después de 14 años de gobierno conservado­r, la sucesión de escándalos, el espíritu del tiempo

La mayoría de los diputados tories quería aplazar lo más posible la convocator­ia electoral por la misma razón que los pavos no quieren una Navidad en noviembre. Otros sin embargo preferían saber lo antes posible de qué mal tienen que morir y enfrentars­e al destino inexorable de las urnas, acabando así con una larga agonía. Unas elecciones el 4 de julio les permitirán buscar nuevos colegios para sus hijos en el verano.

Podría decirse que el Partido Conservado­r ha decidido hacerse el harakiri en vez de esperar a que el fuego de la hoguera lo consuma, en la esperanza de que la mejora de la economía le dé un cierto aire y reduzca las dimensione­s de la paliza. Sabe que es casi imposible que gane, pero se daría con un canto en los dientes si impide una mayoría absoluta del Labour y le obliga a gobernar en minoría o forjar una coalición con los liberales demócratas y los Verdes. Las coalicione­s formales o informarle­s, como los referéndum­s, los carga el diablo, y los partidos minoritari­os suelen ser los grandes perdedores.

La estrategia de Sunak y los tories es meter a los votantes el miedo en el cuerpo.c

 ?? Maja Smiejkowsk­a / Reuters ?? El primer ministro británico, Rishi Sunak, ayer tras anunciar en la puerta de Downing Street, bajo la lluvia, el adelanto electoral
Maja Smiejkowsk­a / Reuters El primer ministro británico, Rishi Sunak, ayer tras anunciar en la puerta de Downing Street, bajo la lluvia, el adelanto electoral

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