La Vanguardia (1ª edición)

Una campaña con muy poco cartel

No se recuerdan unas elecciones con tan escasa iconografí­a electoral en las calles como las del próximo domingo

- Ram n Suñé Barcelona

MMenos presencia de banderolas y pancartas, escasas vallas de gran formato y pocas visitas a los mercados

uy pocos de los turistas que estos días, como el año entero, visitan a miles Barcelona habrán caído en la cuenta de que Catalunya está inmersa en una campaña electoral. Incluso es probable que un buen número de votantes no hayan advertido que el próximo domingo hay una cita con las urnas. Nunca antes se había visto en las calles de Barcelona –y algo muy parecido sucede en la mayoría de los municipios– tan poca presencia de los candidatos a la presidenci­a de la Generalita­t. Escasean las pancartas, las banderolas y los globitos y demás gadgets con el logotipo del partido, y las antaño obligadas visitas a los mercados se han convertido, afortunada­mente para los clientes y también para los propios políticos, en una rareza. Esta es, en definitiva, una campaña con muy poco cartel, aparenteme­nte austera, casi impercepti­ble más allá de las redes sociales, en el mundo que hasta hace poco era el real.

El Ayuntamien­to de Barcelona ha reservado en esta ocasión espacio para la colocación de 5.846 banderolas. Pero muchas calles que en tiempos no muy lejanos se llenaban con las caras de los candidatos photoshope­adas con mayor o menor fortuna aparecen ahora desiertas de reclamos al voto. El Consistori­o hace la reserva de calles para colgar banderolas y las pone a disposició­n de la junta electoral de zona para que las distribuya atendiendo a los votos obtenidos por cada formación en las anteriores elecciones y según las preferenci­as de cada partido.

Un paseo por las calles de la ciudad certifica la existencia de zonas prime, aquellas vías en las que los responsabl­es de campaña consideran que sí merece la pena, todavía, dejarse ver. Un clásico que se mantiene es la avenida Diagonal. En sus 10 kilómetros de punta a punta, desde Pedralbes hasta el Fòrum, se han reservado 680 espacios en postes y farolas para colgar en ellos propaganda electoral.

Son 12 tramos distintos en los que se van sucediendo las imágenes de los diferentes candidatos o, en contadísim­as excepcione­s –por ejemplo, Oriol Junqueras en el caso de ERC; extrañamen­te no aparece el rostro de Pedro Sánchez en el del PSC– los de los otros líderes del partido.

En algunas calles principale­s los ciudadanos se han librado de la mirada de los candidatos: la Gran Via ha sido excluida en esta ocasión, y en Aribau se mantienen banderolas de actividade­s lúdicas y culturales que ya estaban reser

vadas para estas fechas antes de la convocator­ia de elecciones. En cambio, a la lista de las vías anuncio se han incorporad­o valores emergentes como la calle Consell de Cent, pensada para el paseo tranquilo y quizás para la reflexión. Aquí llama la atención que el socialista Salvador Illa, gracias a su condición de candidato de la fuerza política ganadora de las anteriores catalanas, haya hecho suyo el tramo central y más codiciado de la superilla. Y eso que el PSC del alcalde Collboni ha anunciado reiteradam­ente su intención de no trazar en este mandato municipal nuevos ejes verdes como este en el Eixample barcelonés.

También en recesión están las pancartas que se cuelgan en los cruces de calles –Barcelona ha habilitado un centenar– y las grandes vallas situadas en puntos estratégic­os de los accesos a las ciudades. Estos son tiempos de austeridad publicitar­ia y las formacione­s políticas vigilan hasta el último céntimo de su limitado presupuest­o de campaña.

Más difícil, si cabe, es encontrar el clásico cartel que hace unas décadas empapelaba por completo el paisaje urbano y que hoy en día es una especie en vías de extinción a la que ya no todos los partidos siguen recurriend­o. En Barcelona, el Ayuntamien­to ha instalado 500 soportes de cartón para evitar la prohibida, y en teoría multada, pegada de carteles en fachadas, cristales y mobiliario urbano. En muchos casos, superado el ecuador de la campaña, siguen sin estrenarse.c

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Àlex Garcia formacione­s coinciden en Sant Andreu; abajo, una rareza: una imagen gigante de Puigdemont en una fachada, y un cartel perdido de Albiach, acompañand­o a otro de Ada Colau de las municipale­s de hace un año
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A la izquierda, banderolas del PSC en Consell de Cent; arriba, los candidatos de las principale­s
Paula Sama Ill ,‘s perill ’ A la izquierda, banderolas del PSC en Consell de Cent; arriba, los candidatos de las principale­s
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Quique García / EFE
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Marti Gelabert

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