“La empatía no es una solución mágica, no evita que sucedan cosas malas”
La empatía suele definirse como la capacidad de ponerse en la piel del otro y se ha convertido en un valor supremo, universal, que sirve para medir la calidad moral de las personas. En La marca (Random House), la islandesa Frída Ísberg (1992) mapea un futuro no muy lejano en el que su país plantea instaurar ex·menes de empatía para distinguir a los individuos antisociales de aquellos que podrían integrarse. En su mundo, todos van a terapia y hasta surge un movimiento de hombres masculinista para defender sus derechos.
Su libro es una mina de temas controvertidos...
Los temas polarizantes cambian cada semestre y van variando en función del país. Eso me permite no repetirme demasiado. Cuando se publicó el libro en Islandia quedó completamente secuestrado por el debate de la vacunación de la covid, si debía ser obligatoria.
¿Lo escribió en pandemia?
Tuve la idea para el libro en el 2018 y lo escribí hasta principios del 2021, justo cuando empezaban las primeras vacunas, y para entonces ya había acabado el segundo borrador del libro. Así que no influyó.
La ministra de Justicia de Islandia en ese momento, una mujer de extrema derecha, se declaró fan del libro. Se ha hecho esa lectura libertaria, antiestatal.
Si se quiere leer el libro como una s·tira de la izquierda, se puede hacer, pero esa no era mi intención.
¿No vio venir esa reacción, que tratarían de convertirla en una especie de portavoz antiwoke?
No, y mi política es no comentar y no desmentir. Cuando me etiquetan en un hilo en redes sociales, lo ignoro. Y esa tampoco ha sido la lectura general del libro. La mayor parte de la gente lo ha entendido como lo que es, un libro sobre la polarización y la desinformación. Y quiz· una alerta para no seguir la mentalidad de rebaño.
El pensador Paul Bloom escribió un libro contra la empatía, proponiendo en su lugar una “compasión racional”.
La empatía puede tocar techo.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la empatía se impuso como una solución m·gica. Creímos que si enseñ·bamos empatía a nuestros hijos, nada malo nos pasaría. Pero no es el caso, solo hay que mirar las noticias.
La terapia Creo que hemos institucionalizado demasiado nuestra salud mental”
En este futuro cercano de su libro, el 25% de los hombres no trabajan ni estudian.
Una idea para jugar “El espacio público se está convirtiendo en el sector privado de tu mente”
Este es un problema mayoritariamente positivo. Debería empezar por decir que tengo un hermano 13 años menor que es disléxico. Y este libro est· dedicado a él. Observando a adolescentes como él, vi que si no encuentran su lugar dentro del sistema escolar o en el fútbol, o en los videojuegos, no hay nada para ellos.
Otra cuestión en el libro es la obsesión con la terapia. ¿Cree que la psicoterapia ha tomado el papel de la Iglesia?
Creo que hemos institucionalizado demasiado nuestra salud mental. La gente siempre te pregunta: “¿Has hablado con un profesional?”. No estoy diciendo que la terapia sea mala, solo que esa es la dirección en la que caminamos.
En la novela, los defensores de la empatía siempre invocan la seguridad. ¿Es la seguridad la puerta de entrada para ideas racistas?
Sí, absolutamente. Tan pronto como te encierras en un lugar seguro, est·s dejando a alguien fuera. Est·s creando una sociedad dentro de la sociedad. El espacio público se est· convirtiendo en el sector privado de tu mente. Me gustaba jugar con esa idea.c