La Vanguardia (1ª edición)

Un etnógrafo con 5,5 M de seguidores

Eugenio Monesma triunfa divulgando la sabiduría rural, ahora en las redes sociales

- I m A n

El gran documental­ista del mundo rural español vive en Huesca. A sus 71 años, Eugenio Monesma cuenta con una vasta filmografí­a de 3.200 documental­es sobre oficios perdidos, fiestas populares, folklore y gastronomí­a tradiciona­l, saberes en muchas ocasiones ya desapareci­dos o en peligro de extinción. Tras décadas llegando al público por televisión, su obra vive ahora una segunda juventud en las redes sociales gracias a los m·s de 5,5 millones de seguidores cosechados desde el 2020. “¡Quién me lo iba a decir, influencer a mis años!”, bromea.

El suyo es un ojo moldeado por y para lo rural. Por su lente han desfilado carboneros, zahoríes, alpargater­os, mineros, colnes. choneros, herreros, artesanos de veletas de viento o de peines elaborados con cuernos de animales, afinadores de organillo, pastores, curtidores y cientos de humildes profesiona­les m·s. “Me interesa la vida de la gente sencilla, que con su sabiduría se las ha apañado para sobrevivir en un entorno hostil”, cuenta desde su estudio en un polígono industrial oscense.

Monesma nació en 1952 en la ciudad de Huesca. De padre carpintero y madre ama de casa, su amor por el cine creció en paralelo al festival cinematogr·fico que acoge la ciudad desde 1973, y con su primera c·mara Super8 rodó la alegoría antibelici­sta Jaque de reyes. Su otra gran afición era el monte, y con 18 años ya se escapaba de las fiestas patronales para convivir unos días con un pastor trashumant­e. Ambas pasiones confluyero­n a principios de los ochenta, cuando inició su colaboraci­ón con el Instituto Aragonés de Antropolog­ía para recoger en vídeo tradicione­s y oficios que se estaban perdiendo.

En sus inicios, no siempre era bienvenido. “Se considerab­an oficios de pobres y sus protagonis­tas se sentían avergonzad­os, no entendían por qué alguien quería grabarlos”, cuenta. Pero el trabajo bien hecho y el boca a boca atrajeron nuevos contactos y propuestas de colaboraci­oTVE le compró su primera serie de oficios. En los noventa, fueron las comarcas con fondos europeos para el desarrollo rural (Leader y Proder) quienes le contrataro­n para registrar la vida y costumbres de sus territorio­s. Tiempos prolíficos en los que orquestó un equipo de 20 profesiona­les para grabar por toda España.

Su última aventura se gestó en el 2020, cuando le propusiero­n usar las redes para monetizar su trabajo, palabra que no había oído nunca. Lo habló con sus hijos, Darío y Eloy, que se ocuparon inicialmen­te de la parte técnica. En solo tres años, su éxito es apabullant­e: m·s de 5,5 millones de seguidores en las redes (1,52 millones en YouTube, casi 3 millones en Facebook y 1,1 millón entre TikTok e Instagram) y muchos millones m·s de reproducci­ones en países tan diversos como Indonesia, Brasil, Rusia o Estados Unidos. “Estoy muy sorprendid­o. Pensaba que solo gustaría a nost·lgicos del pasado, pero muchos son chavales atraídos por ver que las manos sirven para algo m·s que usar el móvil”, concluye.c

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LV Con 71 años, el etnógrafo Eugenio Monesma ahora es influencer

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