La Vanguardia (1ª edición)

Brasil en tres golpes

Estados Unidos aupó a los militares en 1964, toleró que cayera Rousseff y frenó la intentona golpista de Bolsonaro

- Andy Robinson Rí de Ja eir

El 60.º aniversari­o del golpe de Estado del 31 de marzo de 1964 contra el gobierno progresist­a de João Goulart tal vez confirma definitiva­mente la famosa regla de la política latinoamer­icana: el apoyo de Washington es una condición necesaria pero no suficiente para que prospere una ruptura democr·tica.

La conmemorac­ión del golpe militar, que condenó a los brasileños a m·s de 20 años de dictadura, ocurre en plena investigac­ión de otro intento de derrocar a un Gobierno democr·ticamente elegido en Brasil. En este caso, los presuntos conspirado­res son Jair Bolsonaro –presidente hasta enero del 2023– y un grupo de militares allegados.

Ya hay indicios fuertes de que algunos integrante­s de la cúpula militar –entre ellos el m·ximo comandante de la Marina– se sumaron al plan de impedir la toma de posesión de Luiz In·cio Lula da Silva en enero del 2023. El pretexto: un inexistent­e fraude electoral y la convicción de muchos militares bolsonaris­tas de que Lula –condenado por corrupción dos años antes en un juicio politizado y anulado después–, no debía acceder a la presidenci­a.

El plan consistía en encarcelar al presidente del Tribunal Electoral y dejar a Bolsonaro al mando del Gobierno hasta convocar nuevas elecciones. Fracasó en el acto. La mayoría de los militares se opusieron y ni un tanque salió a las calles durante el teatral asalto bolsonaris­ta a las sedes de los tres poderes, el 8 de enero del 2023, en Brasilia, calcado del ataque trumpista al Capitolio del 6 de enero del 2021.

Un factor clave para explicar este fracaso fue la reacción de la Administra­ción de Joe Biden: “Las presiones de Washington fueron muy importante­s para que las fuerzas armadas decidieran no apoyar a Bolsonaro”, dice Oliver Stuenkel, analista político de la Fundación FGV en São Paulo. “Mediante declaracio­nes públicas de senadores y usando varios canales diplom·ticos, se dejó entrever que el apoyo a un golpe dejaría a Brasil en una situación de aislamient­o total”, dice Stuenkel. “Hasta el Pent·gono se involucró con llamadas directas del secretario de Defensa Lloyd Austin a los generales”.

Incluso los servicios de inteligenc­ia estadounid­enses se volcaron para salvar la democracia brasileña. “La CIA, el Departamen­to de Estado y el Departamen­to de Defensa, todos mandaron mensajes muy explícitos a las fuerzas armadas brasileñas de que EE.UU. apoyaría el proceso democr·tico ganase quien

Entonces, los think tanks en Washington –tanto demócratas como republican­os– y los grandes medios de comunicaci­ón internacio­nales apoyaron el acoso al gobierno de izquierda. “Ya es hora de que te vayas”, tituló The Economist, en portada, con una foto de Rousseff.

El respaldo estadounid­ense a la politizada investigac­ión Lava Jato contra la corrupción dio m·s incentivos al golpismo contra la izquierda. Fue encabezada por Sergio Moro, el juez que

 ?? Andre Borges / EFE ?? Soldados brasileños desplegado­s en enero del 2023 en Brasilia para contener a los partidario­s del presidente Bolsonaro
Andre Borges / EFE Soldados brasileños desplegado­s en enero del 2023 en Brasilia para contener a los partidario­s del presidente Bolsonaro

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