La Vanguardia (1ª edición)

El equipo canario nunca se dio por vencido pese a jugar con diez más de una hora

Con un solitario gol de Raphinha, el BarÁa cazó un triunfo tan merecido como trabajado. Merecido porque gozó de ocasiones de sobra para labrarse un marcador m·s abultado. Y trabajado porque hasta el final no pudo dar el encuentro por finiquitad­o. Con esta victoria, el equipo de Xavi continúa en la buena senda de antes del parón de seleccione­s y mete presión al Madrid. Se sitúan los barcelonis­tas a cinco puntos del líder, que recibe hoy al Athletic. No fue nada sencillo el triunfo blaugrana pese a que el Las Palmas jugó con diez m·s de una hora por expulsión de su portero Valles.

El partido nació con un ritmo alegre y con dos equipos que cuidaban la pelota como si fuera un tesoro. Presión avanzada de ambos conjuntos, líneas defensivas casi en campo contrario y muchas ganas de atacar. No en vano, el BarÁa y el Las Palmas son los equipos con m·s posesión de balón del campeonato, y eso se notó desde el principio. Un panorama alentador para el espect·culo y también para los intereses blaugrana, pues había movilidad, espacio y muchas opciones de atacar la profundida­d. Xavi se lo miraba desde la tribuna al cumplir su primer partido de sanción. El técnico decretó el regreso de Cancelo, la protección de Araújo para dar entrada a Iñigo Martínez y el mantenimie­nto de Lewandowsk­i, pese a que el polaco venía de jugar hasta una prórroga con su selección.

Bajo una lluvia pertinaz y un viento molesto, el BarÁa se puso enseguida manos a la obra. Se husmeaba el gol. Raphinha percutía con decisión, porque cuando hay campo que correr el brasileño es un futbolista m·s producLas Lewandowsk­i la pedía sin cesar y tanto los defensas como los interiores levantaban la cabeza y perseguían la asistencia decisiva. Le faltaba al Barcelona un punto de calma, pero las intencione­s eran buenas y el 1-0 podía caer en cualquier momento. Lo pudo hacer Lewandowsk­i tras un servicio a lo Koeman de Cubarsí, pero el portero Valles desvió el disparo. Y lo hizo y lo celebró Raphinha, pero el colegiado, con suspense, lo anuló al entender que el brasileño se benefició de una posición antirregla­mentaria cuando la pelota le llegó desviada por parte de un defensa que estaba disputando el balón. Todo había nacido con una combinació­n fant·stica entre Lewandowsk­i, que dejó pasar el esférico, y el incansable Fermín.

El encuentro vivió un giro de guion poco después cuando el portero Valles fue expulsado por derribar fuera del ·rea a Raphinha. Restaba m·s de una hora de partido y el Las Palmas se quedaba con diez. No tuvo m·s remedio al equipo de García Pimienta que dar un paso atr·s. Mientras, el BarÁa seguía insistiend­o y ahora Lewandowsk­i mandaba, con el hombro, un remate al larguero. Pese a la lluvia disfrutaba el estativo,

Un solitario gol de Raphinha dio el triunfo a los blaugrana, que fallaron muchas ocasiones

dio, repleto de turistas que no dejaron solo al equipo. Parecía increíble que el Barcelona no fuera ganando, y m·s al comprobar otra ocasión que ni pintada que Raphinha mandó fuera. Claro que

Coco pudo avanzar a los canarios con una falta-misil que pasó muy cerca del poste.

El tr·nsito por los vestuarios no trajo nada bueno para el Barcelona, pues el encuentro se espesó. El Palmas comenzó a perder tiempo de una manera exagerada y el ritmo bajó en picado. Existía el riesgo de que los de Xavi cayeran en la desesperac­ión, y el cuerpo técnico blaugrana no esperó m·s. Se recurrió a João Félix en busca de una mayor precisión entre líneas porque ahora ya no había tanto espacio para cabalgar.

Una decisión que se demostró acertada, pues el portugués, solo salir, conectó una asistencia perfecta hacia Raphinha, que entró como un obús para cabecear a la red. Un señor gol que por fin movía el marcador tras tanto llamar a la puerta. Ganando y con uno m·s. Todo se ponía de cara para el Barcelona, que introdujo otro relevo. Regresaba Ferran Torres tras dos meses de lesión en el lugar de Lamine Yamal, que estuvo m·s apa