El problema de los tres cuerpos en España
Acaba de estrenarse la adaptación televisiva de El problema de los tres cuerpos, una de las m·s afamadas novelas de ciencia ficción de los últimos años, obra del escrito chino Liu Cixin. La versión de Netflix, muy occidentalizada, est· consiguiendo audiencia, aunque algunas informaciones sostienen que los gestores de la plataforma estadounidense esperaban m·s. No es f·cil trasladar al lenguaje televisivo, que exige rapidez, emociones a chorro y una alta capacidad de síntesis, un complejo relato en el que se entrecruzan los exaltados guardias rojos de Mao, la entereza de los científicos perseguidos, radiotelescopios que buscan civilizaciones extraterrestres en plena revolución cultural, mensajes que van y vienen, problemas de la mec·nica celeste, un poderoso traje de realidad virtual, política y filosofía, apuntes de sociología espacial y miedo a lo desconocido, todo ello enhebrado por una investigación detectivesca. La novela es apasionante.
Leí El problema de los tres cuerpos en verano del 2018, siguiendo recomendaciones de Sergio Vila-Sanjuán . Me pareció una inteligente reivindicación de la civilización china. Un sutil aviso a Occidente sobre el elevado grado de desarrollo de la mentalidad científica en China, cuyos relatos de ficción ya son capaces de competir con las mejores fabulaciones angloamericanas. Descartada Rusia, atenazada por la sombra de Iván el Terrible en los cuarteles del Servicio Federal de Seguridad, el imparable desarrollo tecnológico chino empieza a desafiar a Estados Unidos en la última frontera: la de la imaginación científica, la de los encuentros en la tercera fase. China, el País del Centro, también aspira a representar a la humanidad entera en un hipotético contacto con civilizaciones extraterrestres. Esta es una de las claves del relato de Liu Cixin, ingeniero de una central hidroeléctrica antes de dedicarse a la escritura.
Tan grande ha sido el éxito de la novela que ya lleva un crimen a cuestas. Hace catorce años, Liu vendió los derechos de reproducción cinematogr·fica a un grupo de cineastas chinos por un puñado de dólares. A medida que se vendían m·s ejemplares de la novela, los derechos fueron revendidos a un
El estreno de la serie televisiva ‘El problema de los tres cuerpos’ vuelve a poner de actualidad la mejor novela de ciencia ficción escrita en China. Una obra tan cargada de sugerencias que puede extrapolarse a la política española.
multimillonario llamado Lin Qi, propietario de la empresa de videojuegos Yoozoo, quien empezó a negociar cifras astronómicas con Amazon y Netflix. Cerrado el acuerdo con Netflix en el 2020, Lin Qi fue asesinado por el consejero delegado de su compañía, mediante envenenamiento. Así lo acaba de dictaminar un tribunal de Shanghai que ha condenado a muerte al envenenador, llamado Xu Yao, quien empleó toxinas para liquidar a su acaudalado jefe. El autor se ha mostrado “aterrorizado” por esta historia y por la espiral especulativa de los derechos de una novela que hace quince años podía parecer marginal. Durante la última década, China se ha apasionado por la ciencia ficción, lo cual también puede interpretarse como una señal de la imparable expansión de sus clases medias. Hace falta un cierto acomodo para empezar a plantearse problemas existenciales a partir del imaginario di·logo con un exoplaneta del sistema estelar Alfa Centauri sometido a una enloquecida danza orbital. El gran mérito de El problema de los tres cuerpos, del que existe también una versión televisiva china, es la gran cantidad de sugerencias que contiene. “Es una novela salvajemente imaginativa”, dijo el expresidente Barack Obama.
La obra de Liu Cixin es tan sugestiva que incluso podrían buscarse analogías con la política española. La novela nos habla de un sistema orbital complejo. Las tres estrellas de Alfa Centauri son un tormento para el planeta Trisolaris. La inestabilidad de las órbitas impide predecir con certitud las eras estables y las eras caóticas. Un periodo de estabilidad largo permite que la civilización prospere, pero un sol abrasador puede aparecer por el horizonte en cualquier momento. La gente de Trisolaris tiene dos afanes: afinar un modelo de predicción de las tres órbitas estelares y hallar un planeta relativamente cercano que pueda ser invadido y colonizado. Ya pueden suponer cu·l es.
La política española gira alrededor de tres sistemas en danza: Europa, Madrid DF y las autonomías. Mientras la órbita europea se ha mantenido estable, los otros dos cuerpos se han movido con relativa armonía. Madrid DF ha ganado volumen y luminosidad, y el tercer cuerpo, formado por dieciséis esferas siempre pendientes de Catalunya, se ha mantenido m·s o menos alineado. En el momento en que la órbita europea se desbarata, todo los dem·s se descontrola. Ocurrió durante la pasada crisis económica. Y puede volver a pasar ahora con los vientos de guerra que vienen del Este de Europa. La política europea es hoy un gran interrogante. La política española es un empate casi irresoluble poseído por la furia, y las esferas autonómicas, con derecho a convocar elecciones cuando les conviene, convierten en casi imposible todo c·lculo orbital. Las variables son cada vez mayores.
Habitamos en Trisolaris y empiezan a verse extrañas señales en el cielo. Ayer, el CSIC informó del misterioso vuelo de un bólido artificial procedente de Francia, que el viernes a medianoche habría sobrevolado el litoral mediterr·neo hasta el sur de Valencia. Primero se decantaron por la posibilidad de que fuese un misil balístico. Un misil. ¿Un misil disparado desde Francia para burlarse de las defensas de España y saludar a los países del norte de ¡frica? Una vez desatada la alarma, el Instituto de Ciencias del Espacio corrigió: posible reentrada de un objeto artificial en la atmósfera terrestre.
Chúpate esta, Liu Cixin.
La política española depende de tres órbitas: Europa, Madrid DF y el factor Catalunya
Cuando la órbita europea se convierte en impredecible, el ‘sistema España’ entra en angustia