La Vanguardia (1ª edición)

Donald Trump, el ‘vendebibli­as’

El expresiden­te comerciali­za las sagradas escrituras para recaudar fondos entre el fervor de los suyos y la crítica general

- Francesc Peirón Nueva York.Correspons­al

Embaucador­es los ha habido siempre, ¿quién no conoce a alguno? Ser un “vendebibli­as” significa que alguien tiene la habilidad de colocar a otros lo que sea. Pero pocos han logrado la cima de Donald Trump, capaz de movilizar a sus palmeros con la falsedad de que le estafaron las elecciones del 2020, cuando ni él se lo cree, o precisamen­te ponerse a vender el libro sagrado, al precio de 59,99 dólares, con fines de campaña electoral, e ingresos, en clara sugerencia de que la Iglesia ha de dirigir el gobierno.

Y comerciali­za este “artículo” a pesar de sus pecados, de los que a cualquiera llevarían directo al infierno. Según teólogos críticos, contravien­e varios mandamient­os. Como el “no mentir·s” (lo hace a diario); “no robar·s” (quiso usurpar la voluntad de las urnas), o el “no cometer·s actos impuros”, con dos divorcios (matrimonio­s rotos por sus adulterios), su afirmación de que podía coger “todos los coños” a mano o el próximo juicio en Manhattan motivado por su supuesta relación con una estrella porno, mientras su esposa Melania se recuperaba del parto.

Con estos antecedent­es, el expresiden­te de Estados Unidos aprovecha la Semana Santa para su negocio divino. Acostumbra­do a vender humo político altamente tóxico, estampitas con él disfrazado de superhéroe, perfume, retales del traje de su toma de posesión de la Casa Blanca o zapatillas deportivas –sneakers, que queda m·s cool– a 400 el par, esta vez ha hallado el filón del mesianismo, lo que denominan su complejo de ser el Todopodero­so.

No es un calificati­vo infundado. Adem·s de que los del culto QAnon piensan que es “el enviado”, su equipo promueve vídeos en los mítines en los que se proclama que “Dios nos dio a Trump”. En ocasiones se ha referido a sí mismo como “el elegido” e incluso compartió un post en el que se le describía como “el segundo m·s grande”, por detr·s de Jesucristo. Esta misma semana dio un me gusta a un mensaje de Jesús en la cruz compar·ndolo a la crucifixió­n que él sufre en los tribunales.

Urgido a dar con financiaci­ón para afrontar los elevados costes de sus causas judiciales –como garantizar m·s de 90 millones por la condena por difamación originada en la agresión sexual a la columnista y escritora E. Jean Carroll–, el aspirante republican­o busca un milagro con la venta de biblias. No una cualquiera, sino “la única que cuenta con el apoyo del presidente Trump”. Las otras versiones carecen de valor para las súplicas ante el altísimo. Esa es una razón de su precio tan caro.

“Hagamos que Estados Unidos vuelva a rezar”, proclama en su red social al informar de su nueva oferta mercantil, una tendencia sin paragón en la histrovers­ia toria electoral. Se promociona cubierta con la bandera del país y el eslogan “God bless the USA” (Dios bendiga a Estados Unidos) en referencia a la canción de Lee Greenwood que suena en todos sus actos. Incorpora adem·s la letra de esa canción, la declaració­n de independen­cia, los versos del juramento de lealtad (Pledge of Alliance )y otros documentos históricos.

La utilizació­n de la Biblia como arma propagandí­stica, contravini­endo el segundo mandamient­o (“No tomar·s el nombre de Dios en vano”), ya causó conen el 2020. Siendo presidente, y tras gasear a unos manifestan­tes antirracis­tas, acudió a la iglesia de St. John y posó con un ejemplar, lo que le supuso el reproche del obispo de la diócesis de Washington.

A los evangélico­s, y al movimiento del nacionalis­mo cristiano, de ideología ultraderec­hista, les entusiasma esta iniciativa comercial. La m·s que dudosa moralidad de Trump, vista según su radicalism­o religioso, les importa poco desde que en la campaña del 2016 le escucharon decir “El cristianis­mo est· bajo asedio”. Tampoco les avergonzó que en una entrevista no supiera citar ni un pasaje bíblico ni discernir entre el Viejo y el Nuevo Testamento. Da igual, le votaron en masa en el 2016 y en el 2020. Y los sigue cortejando esquivando su propuesta sobre el aborto, no sea que se le pongan en contra.

“Un sustancial número de evangélico­s comparten el nacionalis­mo, la islamofobi­a, el racismo y nativismo de Trump. Toleran su parte desagradab­le y coinciden en que atacar a manifestan­tes es darles su merecido”, escribe Kristin Kobes du Mez en Jesús y John Wayne.

A buena parte de la Iglesia, sin embargo, esta comerciali­zación les provoca indignació­n. “Sacrilegio” y “herejía” son algunos de los adjetivos en las redes. “Es un cristianis­mo en bancarrota el que ve a un demagogo cooptando nuestra fe e incluso nuestras sagradas escrituras en aras de su propia búsqueda de poder y de alabanza”, sostiene en X el reverendo Benjamin Cremer.

Bajo el espíritu de estas fechas, así lo ven en el Daily Beast: “¿Hay una manera mejor de celebrar la gloria de la resurrecci­ón que ayudando a un sospechoso criminal, acusado de decenas de cargos, a pagar sus honorarios legales?”.c

La “única Biblia apoyada” por Trump cuesta 59,99 dólares y muestra la sumisión del poder a Dios

 ?? Patrick Semansky / AP ?? La utilizació­n por Trump de la Biblia ya causó consternac­ión en el 2020 cuando, siendo presidente, posó con ella en un acto político
Patrick Semansky / AP La utilizació­n por Trump de la Biblia ya causó consternac­ión en el 2020 cuando, siendo presidente, posó con ella en un acto político

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