La escalera de color británica
Políticos de minorías étnicas al frente de Gales, Escocia, el Reino Unido y Londres
La llamada paradoja de Epicuro se tropieza con el problema de la existencia del sufrimiento, la injusticia y el mal si supuestamente (para muchos) existe un Dios todopoderoso y benévolo. Lo que podríamos bautizar como la paradoja británica consiste en que actualmente los líderes de las tres naciones que integran Gran Bretaña (y también el alcalde de Londres) son de origen asi·tico y africano, a pesar del elitismo, el clasismo y el racismo institucionalizado que impregnan la política y muchos segmentos de la sociedad.
Rishi Sunak nació en Southampton, descendiente de hindúes del Punyab, habiendo emigrado sus abuelos de lo que hoy son India y Pakist·n, primero al ¡frica Oriental, y de ahí a Inglaterra. El actual primer ministro del Reino Unido recibió una educación de élite en los mejores colegios y universidades, trabajó en la City, y de ahí al Tesoro y al 10 de Downing Street. Ha hecho de la lucha para combatir la inmigración su bandera, y est· empeñado en enviar solicitantes de asilo a Ruanda lo antes posible. Con ese criterio, sus antepasados
no hubieran podido poner un pie en este país.
Los padres del líder del SNP y jefe de Gobierno escocés, Humza Yousaf, también procedían del Punyab, pero eran musulmanes en vez de hindúes, e hicieron su vida en las ciudades satélite de Glasgow. Al contrario que Sunak, es defensor de la inmigración, a la que considera una fuente de riqueza, y acepta que su país necesita mano de obra extranjera que pague las pensiones, haga los trabajos que los nativos rechazan y suba el índice de natalidad.
El último en alcanzar el poder y completar el hat-trick de brit·nicos no blancos al frente de los gobiernos nacionales es Vaughan Gething, político laborista nacido en Lusaka, hijo de un veterinario galés que emigró a Zambia en la época colonial y se casó con una mujer local que tenía una granja de pollos. Tras regresar, se encontró con que en su país había mucho racismo, y la primera oferta de trabajo le fue retirada cuando su potencial empleador vio que su mujer y sus hijos eran negros. Uno de ellos es ahora líder de Gales y la primera persona de esa raza al frente de un Gobierno europeo.
A este trío de ases se suman, para completar el repóquer (o la escalera de color) de brit·nicos que no son hombres blancos en las m·s altas esferas del poder, la dirigente del Sinn Féin y líder del Gobierno autonómico de Irlanda del Norte (Michell O’Neill, una mujer católica) y Sadiq Khan, que se presenta a la reelección como alcalde de Londres, cuyos padres musulmanes marcharon de la India a Pakist·n tras la partición, y desde allí a Inglaterra. Es completamente abstemio y religioso practicante. El exvicepresidente del Partido Conservador, Lee Anderson, fue suspendido (y se ha ido al grupo ultraderechista Reform) por acusarle de “entregar las llaves de la ciudad a sus colegas islamistas”.
En 1987 solo cuatro de los 650 diputados de la C·mara de los Comunes era de un origen étnico minoritario, mientras que en el 2019 (el Parlamento que se va a renovar en los próximos comicios) salieron elegidos 65. Solo uno puede ser primer ministro,
Los líderes del Reino Unido y Escocia (Sunak y Yousaf) son de origen asiático, y también el alcalde de Londres
Vaughan Gething, de Gales, es el único jefe de Gobierno negro de una nación europea
pero también han volado muy alto otros como Kwasi Kwarteng, el anterior (y desastroso) ministro de Economía, de padres ghaneses, y las exministras de Interior Priti Patel (sus abuelos indios emigraron a Uganda) y Suella Braverman (cuyos progenitores proceden de las islas Mauricio y Kenia, y se define como “hija del imperio”).
Una paradoja incluso mayor que el acaparamiento de los cargos de jefe de Gobierno en estas islas por no blancos (el recién dimitido taoiseach irlandés Leo Varadkar también era de origen indio) es cómo los afiliados al Partido Conservador sostienen políticas antiinmigratorias muy duras, como si se consideraran seriamente que después de sus padres y abuelos habría que haber cerrado las puertas, o que sus progenitores eran inmigrantes buenos que aportaban al país, y la mayoría de los que entran ahora