La UE resiste la presión de EE.UU. para confiscar a Moscú el dinero congelado
Los Veintisiete se ciñen al plan de dar uso solo a los beneficios generados por los activos
Si alguien busca una prueba gr·fica de que Vladímir Putin no esperaba la firme reacción de la Unión Europea a la invasión de Ucrania, no tiene m·s que seguir el rastro de los activos que el Banco Central de Rusia tenía en el extranjero antes de dar la orden de atacar. A finales del 2021, decenas de miles de millones de dólares salieron en masa del sistema dólar rumbo a Europa. Cuatro días después de la invasión, todos los activos rusos en la Unión –y no solo los pocos que quedaban en el Reino Unido o EE.UU. – fueron bloqueados.
Conforme las inversiones en bonos de deuda y otros productos llegaron a su madurez, el dinero ha acabado acumulado en Euroclear, la c·mara de compensación y liquidación con sede en Bélgica. En su balance constan unos 191.000 millones de euros afectados por las sanciones que Rusia es incapaz de sacar. Su protección frente a ciberataques, acciones judiciales rusas y decisiones políticas se ha convertido en una auténtica pesadilla para el grupo.
El destino de esta codiciada pila de dinero, que Kyiv reclama para compensar los costes de la guerra, se ha convertido en el último foco de fricciones entre Estados Unidos, desde donde se habla de su apropiación pura y dura, y los Veintisiete, partidarios de enfoques menos arriesgados desde el punto de vista legal y monetario. La UE no ha hecho nada por el momento con el dinero ruso pero el 12 de febrero acordó separar legalmente los beneficios generados en forma de intereses (unos 4.000 cada año) y en las próximas semanas tomar· una decisión para darles uso en su ayuda a Kyiv. Washington quiere ir m·s lejos.
Nicolas Véron es economista pero pide no perder de vista el contexto político en el que se producen los acuciantes llamamientos de la Casa Blanca para utilizar ese dinero. “Es imposible entender la actual discusión sin tener en cuenta la actual asimetría entre la UE (que ha demostrado su voluntad y su capacidad para dar apoyo financiero a Ucrania) y Estados Unidos, que no tiene ninguna perspectiva de hacerlo a corto plazo dado el contexto electoral. EE.UU. est· tratando de cambiar la conversación para que no se preste atención a la incapacidad del Congreso de apoyar a Ucrania”, apunta Véron, cuyo an·lisis coincide con el que se hace en círculos diplom·ticos europeos.
La Unión ha descartado la idea de confiscar los fondos inmovilizados, todos sus an·lisis legales coinciden en que pertenecen al
Banco Central de Rusia y no cabe cambiar su titularidad. “Transferir su propiedad a Europa en las actuales circunstancias sería extremadamente problem·tico desde el punto de vista del Estado de derecho, cuya defensa frente a Rusia es muy importante para nosotros”, afirma Verón, miembro del centro de estudios Bruegel de Bruselas, que considera m·s relevante la defensa de la legalidad que las posibles consecuencias monetarias y geopolíticas.
El Banco Central Europeo y la Reserva Federal de Estados Unidos se han posicionado rotundamente contra cualquier paso que pueda percibirse como una confiscación. “Los banqueros centrales temen por la reputación de sus divisas. Porque si decidimos quedarnos con los activos rusos, otros países se lo pensar·n dos veces a la hora de guardar su dinero en euros o en dólares”, apunta el eurodiputado Johan van Overtveldt (N-VA), exministro de Finanzas de Bélgica. Como sede de Euroclear, el Gobierno de este país se opone a cualquier solución que ponga en riesgo la estabilidad financiera, una cautela que comparten los grandes países de la UE.
Van Overveldt defiende una tercera vía entre no hacer nada o casi nada y confiscar los activos rusos: usarlos como colateral para pedir un préstamo de modo que se pueda movilizar dinero para Ucrania pero sin tocar los activos originales, cuyo destino se decidiría en unas hipotéticas negociaciones de paz. “La principal ventaja de esta idea es que nos permitiría tener acceso r·pido a una gran suma de dinero”, explica al teléfono el exministro belga, que defiende también que crearía presión
Proteger el dinero ruso frente a ciberataques y acciones judiciales es una pesadilla para su custodio, Euroclear
Las sanciones han bloqueado en Europa 191.000 millones de euros del Banco Central de Rusia
sobre Putin para negociar.
El espíritu de la propuesta de Van Overtveldt ha generado interés en Estados Unidos y el G-7 ha debatido opciones en la misma dirección: utilizar los activos congelados de Rusia como garantía para emitir deuda a Ucrania. Lieve Mostrey, consejera delegada de Euroclear, reaccionó a las noticias advirtiendo contra la iniciativa, que cree que acarrearía los mismos riesgos de estabilidad financiera para Europa que una confiscación pura y dura. El último comunicado del G-7 solo habla de usar los beneficios inesperados generados por los activos y reitera que cualquier decisión para usarlos en beneficio de Ucrania ser· “conforme con nuestros respectivos sistemas legales y el derecho internacional”, una posición de la que no se han movido esta semana sus ministros de Finanzas.
La secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen, llegó a la cita en São Paulo e insistió en los argumentos “legales y morales” para confiscar los fondos (Washington sostiene que puede adoptar contramedidas frente a un país que viola el derecho internacional) o usarlos como colateral, pero sus colegas europeos la frenaron. “Sería un error no respetar el derecho internacional, debilitaría nuestra credibilidad y legitimidad”, zanjó Bruno Le Maire.c