La Vanguardia (1ª edición)

El Barça hace el ridículo

Un Madrid muy superior destroza a los blaugrana de principio a fin

- Jua B. Martí z Riad Enviado especial

Ni estilo ni ADN ni cruyffismo. Una bofetada en toda regla. Un golpe al mentón de los que hacen mucho daño. Un desnorte sideral en el que el Madrid destrozó a un Barça blando y nada competitiv­o. El conjunto de Ancelotti fue un ciclón desde el minuto uno, y el equipo de Xavi apenas compareció y fue un juguete en manos de un adversario poderoso, superior y decidido. Un año después de que el Barça tomara impulso en Riad con una final de ensueño, los barcelonis­tas vivieron una pesadilla y entregaron la Supercopa de forma ridícula. Vinícius se encargó de partir en canal la patética estructura blaugrana con tres goles antes del descanso. El Barcelona casi nunca dio la réplica y solo tuvo un momento de luz cuando Lewandowsk­i redujo diferencia­s.

Un oasis en el desierto, nunca mejor dicho. Con este mandoble, el proyecto de Xavi queda de nuevo en cuestión. Descolgado en la Liga y sacudido por el Madrid, las próximas semanas se presentan como fundamenta­les. Porque el Barça no reacciona y cada vez entra más agua en el barco del equipo y del club. Xavi había apelado en la víspera al espíritu de Cruyff para tratar de imponerse. Para intentar abrazarse a la piedra filosofal, el técnico optó por una formación con cuatro centrocamp­istas, pero todo se torció desde buen principio. El regreso al once de Pedri por Raphinha era el único cambio, pero significab­a una modificaci­ón del esquema. Ferran Torres quedaba como acompañant­e de Lewandowsk­i, mientras que Sergi Roberto ejercía de falso extremo izquierdo. En esta ocasión la fórmula no funcionó. Quería repetir el Barcelona el discurso futbolísti­co de la final del 2023 ante un Madrid que venía lanzado y sumando 20 encuentros sin perder, pero nada salió.

Porque el Madrid también sabe tener el balón, porque dispone de centrocamp­istas de calado y porque entró en acción sin contemplac­iones. Dispuesto a martillear la espalda de la defensa barcelonis­ta, tan vulnerable durante toda la temporada. Si la zaga es un flan y nadie presiona a los Kroos, Bellingham o Valverde, el descalabro está cantado.Y así fue. No tardaría el Madrid en avanzarse. Bellingham filtró un pase hacia Vinícius, Koundé no dio el paso al frente a tiempo, y el brasileño se plantó ante Iñaki Peña. Lo sorteó con habilidad y empezó su festival. El Barça casi ni había tenido la pelota y quedó grogui. Los de Ancelotti, que saben oler la sangre, percutiero­n de nuevo, y tres minutos después Vinícius lograba su segundo tanto tras una asistencia a placer de Rodrygo. Pero es que entre el 1-0 y el 2-0 Iñaki Peña había tenido que extraer una mano a remate del propio Rodrygo. El equipo de Xavi naufragaba como un títere en manos de los de Ancelotti.

Vinícius estaba merendándo­se a Araújo, volcado hacia la derecha como cuando el brasileño era extremo puro. Pero esta temporada el delantero tiene más libertad para trazar diagonales. Para cuando el uruguayo supo verlo, el Barça había perdido mucha comba.

Aquello pintaba peor que mal para el Barcelona. Pero con el 2-0 el Madrid se recogió, y eso lo aprovechar­on los blaugrana para acariciar el cuero y ganar en confianza. Ferran Torres pudo recortar distancias con un trallazo que se estampó en el larguero, y Lewandowsk­i se topó con Lunin. El portero ucraniano y Kroos eran las novedades en el once de Ancelotti y ambos rindieron.

Donde no pudo hacer nada Lunin fue ante una volea espectacul­ar de Lewandowsk­i que se convirtió en el 2-1. Perfecto el tempo del remate del polaco, que coronó una larga jugada del Barça y que cazó el rechace de la defensa blanca. Pasaba un poco de la media hora y el Barcelona se metía en el partido. Pero, de nuevo, el Madrid se hizo con la pelota. En el poco tiempo que transcurri­ó entre el tanto de Lewandowsk­i y el penalti de Araújo a Vinícius, el Madrid monopolizó el balón ante un rival contemplat­ivo. El brasileño, encendido, no falló desde los once metros para rubricar un triplete antes del entreacto.

La parte madridista de la grada, la mayoría, coreaba “Vini, Vini”, y la sangría se hacía de nuevo más grande para el Barça, que ni siquiera pudo irse al descanso con un golpe de efecto. Pedri bordeó el

Vinícius se dio un festín, superó a Araújo y Koundé y rubricó un triplete antes del descanso

La apelación al ADN y a Cruyff quedó en papel mojado ante un Madrid que deja tocado el proyecto de Xavi

gol, pero mandó su disparo rozando el poste. A la vuelta de los vestuarios no hubo ni atisbo de remontada. Al contrario, porque cada vez que tenía el esférico el Madrid, la presión de los de Xavi era una auténtica farsa.

La respuesta del técnico blaugrana fue practicar un triple cambio. Fermín, João Félix y Lamine Yamal por Sergi Roberto, Pedri y Ferran. Pero no hubo nada que hacer y menos cuando Rodrygo clavó el cuarto tras un rechace tibio de Koundé. Quedaba casi media hora, y la final se tornaba un martirio para el Barcelona, con amenaza de un varapalo de los que te dejan temblando. Para colmo, Araújo veía la segunda amarilla por una entrada a destiempo a Vinícius. El resultado pudo ser todavía más abultado entre “olés” de los aficionado­s blancos. Así no se puede afrontar una final.c

 ?? JUAN MEDINA / Reuters ?? E n p ot onist . El brasileño Vinícius, en la imagen junto a Bellingham, sostiene el trofeo de la Supercopa y el balón del partido después de conseguir un triplete que llevó al Madrid al triunfo
JUAN MEDINA / Reuters E n p ot onist . El brasileño Vinícius, en la imagen junto a Bellingham, sostiene el trofeo de la Supercopa y el balón del partido después de conseguir un triplete que llevó al Madrid al triunfo

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