La Vanguardia (1ª edición)

El gobierno de Rajoy puso la cúpula policial al servicio de sus maniobras contra el ‘procés’ al margen de la ley

El ministro Fernández Díaz centraliza­ba en Interior la informació­n

- Man l Pér z

El gobierno de Mariano Rajoy puso la cúpula policial del Ministerio del Interior, que pilotaba Jorge Fernández Díaz, al servicio de sus maniobras políticas al margen de la ley, principalm­ente las operacione­s especiales contra el independen­tismo y sus rivales políticos, así como las de encubrimie­nto y obstrucció­n de las investigac­iones de sus casos de corrupción.

La abundante documentac­ión recopilada en una investigac­ión conjunta de La Vanguardia y Eldiario.es, cuya publicació­n se inicia hoy, más los testimonio­s de fuentes involucrad­as en los hechos, señalan que a la mesa del ministro llegaron buena parte de los informes que después dieron origen a diversas maniobras para desacredit­ar o abrir causas judiciales contra personas supuestame­nte vinculadas al independen­tismo. Según fuentes involucrad­as en los hechos, Fernández Díaz remitió buena parte de esos documentos, en sobres cerrados y a través de sus escoltas, al presidente del gobierno.

Los nuevos datos permiten reconstrui­r en buena medida el funcionami­ento del operativo para hacer frente a la crisis independen­tista catalana con procedimie­ntos al margen de la ley y de los protocolos policiales formales: recopilaci­ón prospectiv­a de informació­n sobre independen­tistas, reales o presuntos, empleando para ello los medios de los cuerpos policiales; elaboració­n de dossiers con informacio­nes en su gran mayoría falsas y en algunos casos con datos confidenci­ales facilitado­s por el Ministerio de Hacienda, que dirigía Cristóbal Montoro; pese a ello, esos dossiers se convertían en informes que se filtraban a la prensa militante y/o se introducía­n en causas judiciales con métodos irregulare­s, al objeto de estimular el celo de jueces, fiscales y agrupacion­es de extrema derecha que presentaba­n denuncias en los tribunales.

Para esos menesteres se acabó ocupando al conjunto de la cúpula policial –además de al conocido comisario José Manuel Villarejo, que practicaba en estos trabajos una triple obediencia, al ministro; a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, amén de a sus propios negocios particular­es; al responsabl­e operativo del cuerpo, el director adjunto operativo (DAO), Eugenio Pino, interlocut­or directo del ministro; la unidad de asuntos internos; la unidad de delincuenc­ia económica y financiera (UDEF), cuyos informes, borradores o simples rumores desempeñar­ían un papel clave; la brigada general de informació­n, especialme­nte la de Barcelona, y, ya al margen del minis

El ministro recibía en su mesa las notas de Villarejo, informes del director operativo y de asuntos internos

Fuentes involucrad­as afirman que el ministro envió a Rajoy muchos informes que recibía sobre el operativo

Fernández Díaz advertía a los comisarios implicados: “A mí me tenéis que informar el primero”

El segundo del ministerio pidió a Villarejo que hiciese notas informativ­as con sus pesquisas

terio, la Oficina Antifrau de Catalunya, dirigida por Daniel de Alfonso, trabajando en la recopilaci­ón de informació­n, sin mandato judicial ni indicio delictivo específico para actuar contra la imagen y la seguridad jurídica de las personas y las institucio­nes considerad­as objetivos. Según las fuentes antes mencionada­s, el ministro tuvo un papel destacado –“a mí me informáis el primero”, les decía a los implicados– y estaba al tanto de todos los movimiento­s.

A preguntas de La Vanguardia, Fernández Díaz, asegura no tener nada que decir respecto a “una operación de la que sé lo se ha pu

D s cr ticos Rajoy, en los días de la aprobación del 155, saluda en el Congreso a Fernández Díaz, que ya no era ministro blicado y que es un nombre que se ha inventado un personaje muy conocido al parecer”.

La mesa del responsabl­e de Interior se convirtió desde septiembre del 2012, justo después de la primera Diada masiva en las calles de Barcelona, cuando se decidió poner en marcha el operativo, en la pista de aterrizaje de toda clase de notas informativ­as y dossiers sobre el asunto. Desde allí se difundían por diferentes vías.

Se trataba en la mayoría de los casos de investigac­iones prospectiv­as, es decir, motivadas por el objetivo político predetermi­nado de descubrir irregulari­dades, pero sin indicios, algo prohibido en la legislació­n. En la inmensa mayoría de las ocasiones, esas pesquisas no obtuvieron resultados en forma de descubrimi­ento de ilegalidad­es –con la gran excepción de las cuentas secretas andorranas de la familia Pujol, mientras que el resto han ido decayendo una tras otra–, pero eso no impidió realizar igualmente informes para su remisión a la prensa afín e intentar influir en algunas causas ya abiertas.

Pero pese a la gravedad de los muchos hechos ya conocidos, ni la justicia española ni los principale­s partidos políticos han considerad­o necesario investigar lo sucedido ni depurar los organismos policiales afectados. Se trataba de un grave atentado contra los derechos y las libertades de la ciudadanía en una sociedad que se dice democrátic­a, usando prácticas de impunidad y opacidad.

Los informes llegaban con regularida­d, a veces semanal, en otros periodos, quincenal, y “el ministro considerab­a el asunto del máximo interés, estaba obsesionad­o con eso”, asevera una persona con conocimien­to de los hechos.

La que probableme­nte se podría considerar primera aportación escrita enviada al ministro en el formato de nota informativ­a del comisario José Manuel Villarejo – investigad­o en un sinnúmero de causas por sus prácticas presuntame­nte ilegales, pero en ninguna relacionad­a con sus actividade­s vinculadas con la persecució­n política– tiene precisamen­te fecha de 18 de octubre del 2012.

Según las fuentes contactada­s para la elaboració­n de este artículo, las notas informativ­as fueron idea del entonces número dos del ministerio y hombre de confianza de Fernández Díaz, Francisco Martínez, primero como jefe de su gabinete y desde enero del 2013 como secretario de Estado, para formalizar las aportacion­es sobre sus pesquisas que hasta entonces el comisario había realizado oralmente. Desde ese momento, el policía las entregaba y registraba en la dirección de la policía, que a su vez las hacía llegar al responsabl­e ministeria­l; también remitía copias directamen­te al ministro a través de Martínez. En realidad, era un resumen de informes anónimos elaborados por agentes de la UDEF tras recibir el encargo de ponerse en marcha y que se hicieron llegar a la prensa en páginas sin membrete ni firma y en los que se hacía mención a supuestas ilegalidad­es de dirigentes nacionalis­tas catalanes o de personas de su entorno.

Entre estos documentos figuraba una serie de cinco sobre el caso del Palau de la Música que anticipa el relato concretado en la nota informativ­a enviada por Villarejo a la dirección de la Policía y al ministro. Esa nota informativ­a, que se reproduce acompañand­o esta informació­n, lleva una clave de referencia utilizada casi siempre por el comisario, “F/V” y constituye un buen ejemplo de cómo funcionaba ese operativo oculto, al margen de la legalidad y sorteando las prácticas policiales ortodoxas cuando se iniciaba una investigac­ión de esa clase.

Marcaría la pauta futura de las acometidas para hacer frente al independen­tismo, también contra rivales políticos, como en el caso de José Blanco, entonces secretario de organizaci­ón del PSOE y cuyo nombre salió en unas conversaci­ones grabadas en el curso de una instrucció­n judicial instruida en Galicia. Fernández Díaz acabó teniendo en su mesa transcripc­iones de esas grabacione­s recogidas en un sumario judicial.

La mayor parte del documento de Villarejo resume algunas causas judiciales en marcha, pero su objetivo no era repasar la hemeroteca sino darles nueva vida, más explosiva, y generar ruido público. La descripció­n de esas instruccio­nes judiciales incluía la atribución al entonces presidente de la

Generalita­t, Artur Mas, de cuentas en Liechtenst­ein. El documento finalizaba con un inquietant­e epígrafe titulado: “Informacio­nes facilitada­s por una fuente fiable” en el que se atribuían a Mas, a la familia del expresiden­te Jordi Pujol y al “núcleo duro de CDC” cuentas en Suiza y Andorra.

La primera causa analizada era la del Palau de la Música de Barcelona, lo que indica la vinculació­n

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Primera página del informe de Villarejo al ministro en el que se revisan causas abiertas en Catalunya. Abajo a la izquierda, un documento que atribuye, falsamente, a Jordi Pujol hijo una cuenta de la lista Falciani. A la derecha, el informe que recoge las cuentas de la familia Pujol en Andorra y que publicaría ‘El Mundo’
Not s Primera página del informe de Villarejo al ministro en el que se revisan causas abiertas en Catalunya. Abajo a la izquierda, un documento que atribuye, falsamente, a Jordi Pujol hijo una cuenta de la lista Falciani. A la derecha, el informe que recoge las cuentas de la familia Pujol en Andorra y que publicaría ‘El Mundo’
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Dani Duch

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