La Vanguardia (1ª edición)

Gestionand­o estrellas

- Maria Fernández Vidal

Entre los muchos problemas endémicos del BarÁa, en los últimos años ha aflorado con especial crudeza la pésima gestión de algunas de las estrellas que genera el propio club. El caso m·s paradigm·tico es el de Leo Messi. Y ahora tiene muchos números de añadirse a la lista Alexia Putellas. La capitana blaugrana, dos veces ganadora del Balón de Oro, ha puesto rostro y liderazgo –adem·s de fútbol y goles– al crecimient­o del BarÁa femenino en los últimos años. Ella tiene un porcentaje muy importante de la responsabi­lidad de haber convertido a su equipo en un fenómeno, del incremento de público, primero en el Mini y después en el Johan Cruyff, de incluir su nombre entre las cinco camisetas m·s vendidas en la tienda del BarÁa, solo por detr·s de Lewandowsk­i, Pedri y Gavi, y de haber puesto a las futbolista­s blaugrana en primera línea medi·tica. Esta fórmula de éxito, sin embargo, ha sido un binomio. Es innegable que el BarÁa, como club, hizo una apuesta por el fútbol femenino y tiene su cuota de responsabi­lidad en el boom del equipo y, de rebote, en el de Alexia. Y una vez consolidad­a la estrella, llega el momento de gestionarl­a. Y esta parte también tiene dos cuotas de responsabi­lidad. En este camino, la hora de la verdad, el punto crítico donde todas las partes ponen las cartas sobre la mesa, es la renovación del contrato. La futbolista, por su parte, tiene todo el derecho a pedir m·s dinero, mucho m·s dinero, para asegurar su continuida­d en el club. La dimensión de su figura pública y deportiva y los beneficios que eso le genera a la entidad a todos los niveles son los principale­s avales. Sin embargo, aprendiend­o de los errores del pasado, el BarÁa tiene que gestionar el éxito de una jugadora como Alexia, de un referente como ella, sin hipotecar su viabilidad económica. La precaria situación de las cuentas del club obliga a la junta de Laporta a minimizar

La nueva operación en la rodilla de Alexia pone un punto de pausa en las negociacio­nes y enfría las conversaci­ones

los riesgos y a apostar sobre seguro en los movimiento­s financiero­s. También en las renovacion­es. Y la de Alexia no puede ser una excepción. Si compras que el BarÁa es m·s que un club, tienes que actuar en consecuenc­ia. Tanto si eres el presidente como si eres la capitana del femenino. Y eso implica comprar qué parte del premio es poder defender esta camiseta, estos colores, este escudo. Quien no comparta eso, que no sufra, hay muchos otros clubs en el mundo que no tienen esta telaraña sentimenta­l en la cual quedar atrapado y se limitan a resolver las negociacio­nes a golpe de talonario. Que se lo digan si no al mismo Messi. Eso sí, con los bolsillos a rebosar de petrodólar­es, el argentino también ha acabado reconocien­do que una cosa es el dinero y otra es el prestigio deportivo. Y esto último no se compra.

La nueva operación en la rodilla de Alexia pone un punto de pausa en las negociacio­nes y enfría las conversaci­ones. El paso del tiempo correr· a favor de una postura serena y juiciosa del club a la hora de resolver, de una manera u otra, esta negociació­n.

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