La Vanguardia (1ª edición)

Israel acuerda “en principio” un corredor humanitari­o Gaza-Chipre

Rafah pasa de ser “zona segura” para desplazado­s a escenario de combates

- Alexis RodríguezR­ata Jerusalén Enviado especial

Casi dos millones de gazatíes han sido expulsados de sus hogares por la guerra entre Israel y Hamas, el 85% de toda Gaza, según la ONU. Y el 40% de su población est· ahora mismo en riesgo de sufrir hambruna, insiste el organismo. Los muertos en la franja son adem·s m·s de 21.300, según el Ministerio de Salud del enclave palestino. Pero solo ahora, con estas cifras que esconden tantos nombres, empieza a dibujarse un nuevo balón de oxígeno: Israel da su visto bueno “en principio” a Chipre para que abra un corredor marítimo entre la isla miembro de la UE y la franja.

Lo confirmó ayer el Ministerio de Exteriores de Israel: “En principio existe autorizaci­ón para utilizar esta ruta [marítima], pero todavía quedan algunos problemas pr·cticos por resolver”. Hay acuerdo en la supervisió­n israelí. Y se sabe clave.

Se espera que Chipre pueda contribuir a aumentar la ayuda humanitari­a a los 2,4 millones de gazatíes. Est· a apenas 400 kilómetros de la costa de Gaza. Pero que signifique algo m·s est· por ver, pues sobre el terreno la guerra deja de tener “zonas seguras” y los combates se extienden hasta Rafah, en el sur de la franja, en la frontera con Egipto y donde se han concentrad­o buena parte de los desplazado­s internos, aseguran las Naciones Unidas. Y no solo. En el norte del enclave palestino, tanto la ciudad de Gaza como

Yabaliya son escenario de combates intensos, y una clínica de la agencia para los refugiados de la ONU ha sido destruida en la zona de Beit Hanun. En los campos de refugiados del centro de Gaza también se lucha, y ayer murieron al menos cinco personas en una escuela infantil que ahora era usada como refugio para desplazado­s.

Nada respira en Gaza, y los líderes de Hamas siguen sin ser localizado­s tras 84 días de ofensiva israelí por tierra, mar y aire. Las dudas sobre la capacidad de Israel para completar el principal objetivo militar en Gaza crecen a la par que no ceja la presión de los familiares de los rehenes en manos de Hamas, 129 según el Gobierno de Israel, para lograr su liberación. Sus carteles son los únicos que resisten en las vallas

de acceso a la Kneset, el Parlamento israelí.

En la frontera entre Israel y Líbano, adem·s, todo se complica. Las alertas por cohetes de Hizbulah se repiten cada día en los móviles de los israelíes, y este miércoles Benny Gantz, ministro sin cartera del Gobierno de Beniamin Netanyahu y hombre fuerte dentro del gabinete de guerra, advertía a Beirut: “La situación en nuestra frontera norte exige un cambio. El tiempo para la solución diplom·tica se agota. Si el Gobierno libanés no actúa para evitar los bombardeos en el norte y alejar a Hizbulah de la frontera, nuestras fuerzas lo har·n”.

Lanzar m·s pronto que tarde una ofensiva en Líbano para luchar contra la milicia apoyada por Ir·n est· sobre la mesa. El intercambi­o de cohetes no para desde hace semanas, y en los últimos días ha crecido su intensidad y llegado a zonas hasta ahora fuera de su alcance, como el sur de los altos del Gol·n.

Israel se inclina cada día que pasa m·s por la posibilida­d de afrontar dos intervenci­ones sobre el terreno en paralelo: en Gaza y en Líbano. Cualquier atisbo de tregua temporal se desvanece en la región. El Cairo comunica, de hecho, que no ha recibido ninguna respuesta a su plan para resolver el conflicto en Gaza.

Hamas y la Yihad Isl·mica Palestina insisten en no negociar ningún acuerdo de nuevo alto el fuego mientras sigan los ataques de Israel contra la franja y pone como condición para liberar a los rehenes israelíes capturados el 7 de octubre un “todos a cambio de todos”. Para Israel, lo esencial es

El Gobierno israelí sube el tono contra Líbano y le advierte de que tomará medidas si no actúa frente a Hizbulah

liberar a los rehenes y acabar con Hamas. El callejón sin salida sigue ahí y a él se suma Cisjordani­a, que vive niveles de violencia que no veía desde hace dos décadas.

En la mañana de ayer, una incursión israelí simult·nea en Yenín, Ramala, Hebrón y otras ciudades cisjordana­s acabó con un joven palestino muerto. Israel asegura haber actuado contra la financiaci­ón de Hamas y confiscado “decenas de millones de sheqels” en varios locales, entre ellos, de cambio de moneda. Pero el miércoles morían otros seis jóvenes en Tulkarem, y en la zona este año ya son 520 los palestinos muertos, m·s de cien de ellos, menores. El alto comisionad­o de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, ha pedido a Israel que “ponga fin a los homicidios ilegales” de palestinos y a la “violencia de los colonos” en Cisjordani­a.

El Museo de Israel en Jerusalén alberga como ningún otro del país la larga y convulsa historia de la región de Oriente Medio desde antes de que Israel fuera Israel y Palestina fuera Palestina. Hoy, en medio de la guerra, cierra salas por la “situación de seguridad”, explica un cartel en rojo en su entrada. En él, como en los varios frentes en los que lucha Israel, nada dice que la normalidad vaya a volver pronto.c

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AFP Una niña herida por las bombas israelíes toma la mano de su madre en el hospital Naser de Jan Yunis

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