La Generalitat estima que el Gobierno ha contraído en el último año una deuda de 603 millones por Rodalies
cloa a materializar la aportación.
Donde hay diferencias notables es en la resolución del conflicto político. Para Sánchez, la ley de amnistía “es una buena ley”, pero ese referéndum de autodeterminación que pide el Govern no tiene cabida. No es constitucional, dijo, pero está dispuesto a buscar un “camino intermedio” para mejorar el autogobierno de Catalunya, incluida una nueva financiación.
El Govern pretende una “financiación singular”, fruto de un acuerdo bilateral y que incluya la recaudación de todos los impuestos en Catalunya y plena soberanía fiscal. La Moncloa, en cambio, quiere un marco multilateral, y en su comparecencia ante la prensa, Sánchez fue ambiguo y se limitó a asegurar que estudiará un nuevo modelo de financiación y a recordar que el Estatut recoge una Agència Tributària catalana “que está por desarrollar”.
Toda esta cuestión está por ver, pero de que la cita de algo más de una hora y cuarto fue más de trabajo que formal dan fe los compromisos adquiridos ayer. Aun así, Aragonès se mostró impetuoso, sin imposturas, ante la posibilidad de un referéndum de autodeterminación que Sánchez ha negado una y otra vez de plano. También ayer. Con todo, el republicano recordó que “la negativa al referéndum es un posicionamiento de máximos del Gobierno español (...), pero también había una línea roja para la amnistía y hoy es una realidad”.
Pese a que las reticencias del Govern con respecto al PSOE y al Gobierno siguen vivas, hoy en día hay una mayor confianza. Los independentistas critican a menudo los incumplimientos de los socialistas, pero en las últimas semanas se han materializado acuerdos sellados en la pasada legislatura, como el traspaso de 60 millones para el hub audiovisual en Sant Adria de Besòs, o la inversión para mejoras en infraestructuras en el Maresme, que han ayudado a estrechar un ápice los lazos.
Aragonès y Sánchez inauguraron por la mañana el superordenador MareNostrum 5, instalado en el Supercomputing CenterCentro Nacional de Supercomputación. El presidente de la Generalitat recibió luego formalmente al jefe del Gobierno a las puertas de Palau, ante algunos gritos de congregados por la Assemblea Nacional Catalana (ANC), por una parte, y Vox, por la otra. Ambos mandatarios repitieron el saludo en la galería Gòtica, con un tono más cordial.
Una vez dentro de la sala de Diputats, donde se reunieron, Aragonès regaló a Sánchez la trilogía en catalán que forman los libros Permagel, Boulder y Mamut ,de Eva Baltasar.
Es la cuarta reunión que mantienen Sánchez y Aragonès, ya sea en la Moncloa o el Palau de la Generalitat. Dos en el 2021, en junio y septiembre, otra en julio del 2022 y la de ayer, en la que la flor amarilla en forma de pin que el presidente catalán lució en las tres otras ocasiones en apoyo a los condenados y encausados por el procés no ha desaparecido. La amnistía no está aprobada, todavía.
También se mantuvo inalterada la decisión del Govern de retirar la bandera de España antes de que compareciera el presidente de la Generalitat ante los medios de comunicación. Se repitió la historia del 15 de septiembre del 2021, fecha de la primera reunión entre los dos presidentes.
En todo caso, el cara a cara de ayer tenía una previa que anticipaba la buena sintonía que se profesan los dos gobiernos ahora. Así, el Gobierno selló el día anterior el traspaso de 1.600 millones de euros hasta el 2030 para aumentar la plantilla de los Mossos d’Esquadra en 3.000 efectivos. Es otra muestra más del entendimiento que exhiben los dos gobiernos, y también una muestra de que la cita con Aragonès no le servirá a Sánchez de calentamiento para la que tiene hoy con Alberto Núñez Feijóo en el Congreso, que a todas luces se prevé bronca.
“La relación que tenía con Feijóo cuando era presidente de la Xunta de Galicia no es la misma que tengo ahora”, remarcó Sánchez, dando a entender también que los poderes mediáticos y económicos “le han hecho cambiar de pareceres”. “Al jefe de la oposición le tiendo la mano para llegar a acuerdos, pero no es admisible” que el PP “manifieste que está dispuesto a bloquear” la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), añadió desde Barcelona.
El día plácido lo tuvo Sánchez ayer, rubricado con el almuerzo que mantuvo con el primer secretario del PSC, Salvador Illa. La cita con Feijóo apunta en el sentido contrario.c
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Dos o tres tazas de café –“solo, sin azúcar”, según confesó– es todo lo que necesita Pedro Sánchez para convertirse en persona cada mañana. Y, todo lo más, un café con hielo después de comer –“da igual que sea primavera, verano, invierno u otoño, me gusta la bebida fría”–, para superar sus agotadoras jornadas.
Tras el madrugón, y el traslado desde la Moncloa hasta los estudios de en Barcelona, el presidente del Gobierno se tomó ayer esa tercera taza de café junto a Jordi Basté. La última entrevista del programa de radio más escuchado en Catalunya a un jefe del ejecutivo español fue a José Luis Rodríguez Zapatero en el 2010 en la Moncloa.
Acompañado por su jefe de gabinete, Óscar López, y por el secretario de Estado de Comunicación, Francesc Vallès, Sánchez se encontró a primera hora de la mañana, en la sede de la emisora, con el consejero delegado de Grupo Godó, Carlos Godó; el director general de Negocio Media de Grupo Godó, Xavier de Pol, y el director de La Vanguardia, Jordi Juan. Y acto seguido se enfrentó, a micro y corazón abierto, con las preguntas de Basté.
Sin rehuir las cuestiones más
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espinosas que le planteó el perio,dista. Así, desvinculó la actuación de Tsunami Democràtic, en las protestas contra la sentenciadel procés en el 2019, del presunto delito de terrorismo que le atribuye el juez que instruye esta causa, Manuel García-Castellón.
Sánchez evitó pronunciarse sobre la investigación judicial abierta. “Pero sí diré, desde el punto de vista más político, que en este país, desgraciadamente, hemos sufrido dos tipos de terrorismo. El terrorismo de ETA y el terrorismo yihadista, Barcelona también sufrió ese desgarro. Y no creo que sean comparables”, advirtió. “No creo que sean comparables”, subrayó el presidente.
Ante su inminente reencuentro con el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès –primero, en la inauguración del supercomputador MareNostrum 5, y después, en la reunión bilateral que mantuvieron de nuevo en Palau–, Sánchez demandó “un ejercicio de pragmatismo” al independentismo catalán, más allá de su “posición de máximos”.
Se trata de no quedar así anclados en la disputa por un referéndum de autodeterminación que, a su juicio, “no cabe en la Constitución”, ni en el inmovilismo que, ante la cuestión catalana, atribuye al líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo.
“La respuesta para superar el conflicto político no puede ser un referéndum de autodeterminación, ni tampoco quedarnos como estamos”, defendió. La tercera vía que expuso en RAC1 consiste en “reforzar el autogobierno de Catalunya”, en beneficio de la ciudadanía. Y apostó por “encontrar un espacio para avanzar en un nuevo acuerdo que refuerce el autogobierno de Catalunya”. También en materia de financiación, al recordar que el Estatut ya prevé el desarrollo de la Agència Tributària.
Sánchez defendió la ley de amnistía para los encausados por el procés, que también va a “rehabilitar a actores políticos que hasta ahora, siete años después, han permanecido ajenos a la dinámica política española”, en referencia al expresident Carles Puigdemont. Y quiso “restar trascendencia” a las futuras reuniones que prevé mantener con Puigdemont y también con Oriol Junqueras. “Lo lógico es que sea después de la ley de amnistía”, alegó.
Su última cita con Puigdemont, según rememoró, fue en el verano del 2017 en Girona, cuando todavía no era president: “Estuvimos charlando, tuvimos una conversación agradable”.c