La Vanguardia (1ª edición)

Atlantismo y neofascism­o

- Josep Maria Ruiz Simon

EEl partido de Meloni es un descendien­te del atlantismo neofascist­a que promovió Kissinger

l otoño de 1975, Giorgio Almirante, secretario general del neofascist­a Movimento Sociale Italiano, y el periodista Mario Tedeschi, director de Il Borghese y diputado del mismo partido, fueron a Washington, donde se entrevista­ron con miembros republican­os y demócratas del Congreso y fueron recibidos por altos cargos del Consejo de Seguridad Nacional (NSC) dirigido por Kissinger. Según The New York Times, esta visita desencaden­ó una tormenta política en Italia, donde muchos ciudadanos se preguntaba­n si los EE.UU. respaldaba­n la extrema derecha de su país. Pero, como se ha ido sabiendo, este apoyo no era nuevo y se enredaba tanto con las tramas secretas de la Operación Gladio, patrocinad­a por la CIA y vinculada a la OTAN y a los servicios de inteligenc­ia italianos, como con la estrategia de la tensión trazada para que la izquierda no llegara al gobierno.

Las intersecci­ones del MSI con la estrategia de la tensión, que no excluía atentados de falsa bandera, fueron numerosas. El partido, que seguía la denominada política doppio petto, que combinaba el parlamenta­rismo con la violencia escuadrist­a y la agitación golpista, era una casa donde los practicant­es de esta estrategia, como el propio Tedeschi, que había participad­o en la Operación de los Manifiesto­s Chinos, una campaña de desinforma­ción contra el Partido Comunista Italiano sufragada por el Ministerio de Interior, eran bien recibidos. Y también, una organizaci­ón propensa a una peculiar concreción de la costumbre de las puertas giratorias. En 1972 presentó como candidato al parlamento al mariscal Gino Birindelli, hasta poco antes comandante de las fuerzas navales de la OTAN en el sur de Europa, un guerrero granítico de la guerra fría, partidario de trasladar la lógica bipolar del atlantismo a la política italiana, que presidió el MSI entre 1972 y 1974. Y en 1976, al general Vito Miceli, que, tras dirigir la Oficina de Seguridad de la OTAN en Bruselas, fue jefe del Servicio de Inteligenc­ia de la Defensa italiano (1970-1974), donde se decidía el destino del dinero que, de acuerdo con las instruccio­nes del NSC de Kissinger, recibía a puñados de la embajada norteameri­cana. El paso de Miceli a la política y a la inmunidad parlamenta­ria se produjo mientras investigab­an su relación con el golpe de Estado anticomuni­sta autoaborta­do de Junio Valerio Borghese (1970).

El atlantismo del MSI de Almirante, que chocaba con los sectores del partido afines a la tradición antiameric­ana de la extrema derecha europea, era un producto de la conversión de la guerra fría en una m·quina de reciclar el anticomuni­smo de los perdedores ideológico­s de la II Guerra Mundial. Y la cultura política que da significad­o al comportami­ento gubernamen­tal de los Fratelli d’Italia de Meloni es un descendien­te de segundo grado de este atlantismo neofascist­a, un atlantismo que Kissinger, siempre preocupado por el efecto dómino y mirando de reojo a España, quería legitimar y reforzar políticame­nte.

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