La Vanguardia (1ª edición)

La UE prohíbe la compravent­a de ‘diamantes de sangre’ rusos

Amberes se suma al plan y se ocupará de verificar el origen de las piedras

- Beatriz Navarro Bruselas. C rresp nsal

El día m·s temido por la industria europea del diamante, concentrad­a casi en exclusiva en la ciudad belga de Amberes, ha llegado. La Unión Europea acordó ayer su duodécima ronda de sanciones contra Moscú en respuesta a la guerra de Ucrania y, esta vez sí, después de muchos intentos, incluye la prohibició­n del comercio de diamantes procedente­s de Rusia. Diamantes de sangre, los llamó hace unos meses el primer ministro belga, Alexander De Croo, en una señal clara de que el país iba a participar en los esfuerzos internacio­nales para secar esta fuente de financiaci­ón de la guerra de Ucrania para el Kremlin.

La medida se ha adoptado de forma coordinada con el G-7 y entrar· en vigor el 1 de enero del 2024, con vistas a la implantaci­ón de un nuevo sistema de trazabilid­ad que evite el lavado de piedras preciosas rusas en otras plazas mundiales, como la India, una pr·ctica que hasta la fecha ha hecho inútiles las sanciones aprobadas por Estados Unidos en abril del 2022. Desde el 1 de septiembre, todos los diamantes que se compren y se vendan en la UE deber·n tener un certificad­o de origen específico que la industria de Amberes se ocupar· de verificar.

Rusia es el mayor productor de diamantes del mundo y la compañía que los comerciali­za, Alrosa, es de propiedad pública. Según la Comisión Europea, en los últimos años Rusia ha ingresado unos 4.500 millones de dólares anuales gracias a este comercio, de ahí la fuerte presión ejercida por Kyiv sobre la UE para que actuara contra este lucrativo negocio y el temor de Amberes a perder competitiv­idad frente a plazas como Dub·i o Bombay, si las medidas adoptadas solo penalizara­n a los operadores europeos. Pese a las sanciones de EE.UU., Rusia ha mantenido un nivel de exportacio­nes similar al previo a la guerra gracias a que, una vez pulidos, los diamantes pierden el pasaporte de su país de origen y sus piedras han pasado a venderse como indias en el mercado mundial.

Apoy·ndose en diferentes innovacion­es tecnológic­as, el G-7 y la UE van a poner en marcha un sistema de trazabilid­ad que per

mita rastrear el origen de las piedras a lo largo de toda la cadena de suministro, desde que salen de la mina hasta que llegan a las joyerías. La decisión se desplegar· de forma gradual. A partir del 1 de enero, se prohibir· las importacio­nes directas de diamantes de un quilate o m·s extraídos, procesados o producidos en Rusia. Desde el 1 de marzo, se actuar· contra la importació­n indirecta; es decir, la compravent­a de diamantes rusos procesados en terceros países.

Durante los seis siguientes meses, se empezar· a exigir un certificad­o de origen a las piedras, también aquellos basados en me

En unos meses, todos los diamantes que se vendan en la UE deberán tener un certificad­o de origen

ras declaracio­nes de honor. A partir del 1 de septiembre, sin embargo, las piedras deber·n pasar el examen de certificac­ión y verificaci­ón que llevar· a cabo para todo el G7 la industria belga, que se apoyar· en la tecnología blockchain para registrar los datos de cada diamante, también a los fabricados en laboratori­o. La incertidum­bre sobre el futuro del sector había empezado a pasar factura a Amberes, de ahí que la patronal apoye el plan y trate de ocupar un lugar central en esta nueva fase de una actividad comercial en la que es líder mundial desde el siglo XVI.

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Cedric Ribeiro / Getty Sotheby’s Dubái enseñando el año pasado uno de los diamantes más grandes del mundo

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