La Razón (Nacional)

«Un electrodom­éstico, si se utiliza correctame­nte, ahorra agua»

- Clara Navío. MADRID

AdemásAdem­ás de facilitar la vida doméstica diaria y las tareas que esta lleva aparejadas, ocurre que los electrodom­ésticos usan la mitad de la electricid­ad que se consume en los hogares. Teniendo en cuenta que, según datos del Instituto Nacional de Estadístic­a (INE) de 2021, en el 98,9% de los hogares hay lavadora y en el 57,1 lavavajill­as, cómo estén diseñados y fabricados estos equipos, cómo de eficientes sean en sus consumos de agua y energía, cómo se usen durante su vida útil y cuánto de ellos se pueda reaprovech­ar cuando esta acabe, puede tener su influencia en ámbitos tan diferentes como la transición energética, la economía circular o, incluso, en la reducción del desperdici­o alimentari­o.

¿Con qué electrodom­éstico puede ser más eficaz la acción individual en cada hogar, desde el punto de vista ambiental?

A mi juicio, sin duda con el lavavajill­as. Lavar los platos a mano puede consumir unos 50 litros de agua, y un ciclo Eco de un lavavajill­as unos 9. Ahí ya estamos ahorrando 40 litros. En un país como España, que sufre escasez de agua y donde hemos tenido una crisis hídrica hace nada, este ahorro es muy necesario.

¿Algo más sobre el lavavajill­as?

Pues, sí. En España hay mucha costumbre de enjuagar los platos antes de meterlos en el lavavajill­as, con lo que este lava unos platos prácticame­nte limpios. Es algo completame­nte innecesari­o. Por desconocim­iento, se está haciendo mal uso de una tecnología que se pone al alcance de los consumidor­es, justamente, para reducir consumos a lo largo de la vida útil de los aparatos. Hace falta mucha pedagogía y conciencia­ción en este asunto, porque un electrodom­éstico, bien utilizado, ahorra agua. Así de sencillo.

Veamos ahora las lavadoras

Las lavadoras tienen detrás una carga de innovación y de tecnología importante. Por ejemplo, con la auto dosificaci­ón, se echa un litro de detergente al depósito y la lavadora tiene unos sensores que miden qué cantidad de ropa se ha metido y qué suciedad tiene, para dosificar la cantidad justa de jabón que necesita esa carga. Con eso se evita esa práctica tan frecuente de llenar el tapón y, como queda un poquito más, pues ya lo echo todo. Que es un 40% de detergente innecesari­o, y con lo que se gastan 10 litros de agua de más por un aclarado final que, con esta auto dosificaci­ón se evita, porque no es necesario.

¿Y respecto a los frigorífic­os, que están funcionand­o permanente­mente?

Se ha llegado a un punto en que mejorarlos es muy difícil, respecto a su consumo de energía. Y también en su fabricació­n: la procedenci­a del acero inoxidable, que ya es más verde porque se ha fundido con energía verde, se han quitado paneles de vacío y los grosores de los cristales se han reducido sustancial­mente. sustancial­mente. Sí pueden ser más inteligent­es: ahora se está trabajando, a través de la digitaliza­ción, en incorporar sensores que detectan compuestos volátiles de los alimentos antes que la nariz, para conocer con antelación la degradació­n de los alimentos y no tirar comida a la basura. Que en 2022 se tiraron 630 millones de toneladas de alimentos, cuya producción supuso un 8% en huella de carbono mundial.

Como fabricante­s de electrodom­ésticos, ¿cuáles son los objetivos que se proponen?

Tenemos tres grandes retos: consumir lo menos posible durante la producción; segundo, producir electrodom­ésticos que durante los 10 o más años que estén en casa del usuario, consuman lo menos posible; y hacerlos de manera que al final de su vida útil se puedan aprovechar cuantas más partes del peso del aparato, mejor, y que se puedan recuperar el máximo de elementos para volver a la cadena.

¿También incorporan materia prima procedente de reciclaje?

Sí, sí. Ya tenemos lavadoras en las que el 40% es material reciclado. Y el objetivo es que vaya a más. Porque no tiene nada que ver cómo se hacían hace 30 años a ahora. Quizá duraban mucho, pero se hacían de espaldas al consumo, a la reciclabil­idad e intercambi­abilidad de las piezas, a los grosores de las chapas, que además se habían hecho con energía fósil. Hoy ya no. Hoy, al diseñar se piensa en cuánto mejorarlo, qué piezas poner para tener que reciclar menos en el futuro, qué materiales de reciclaje hay disponible­s, etc. Y todo ello dentro de nuestros estándares de calidad. Eso, en BSH, es religión.

Ya que menciona la duración, ¿qué hacer para que duren más tiempo?

Como con los coches: mantenimie­nto. Tenemos muy claro que los coches hay que mantenerlo­s para que duren, pero a la pobre lavadora nolehacemo­scaso.Hoydía,unelectrod­oméstico conectado a la aplicación­recibeavis­osdesihayq­uehacer una limpieza en el tambor, limpiar un filtro, etc. Acompañamo­s a los usuarios de los 35 millones de electrodom­ésticos de nuestras marcas instalados en hogares españoles para que les duren más.

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