La Razón (Nacional)

CONDUCIR CON CARGA AUTOMÁTICA

La inyección inductiva permite que los coches recarguen mientras ruedan durante largos trayectos por ciudad o carretera

- José Antonio Vera

LaLa apuesta por el coche eléctricos y las energías renovables evoluciona sin parar. Ahora estamos ante estudios que trabajan en el sentido de mejorar la carga de los vehículos no solo en las electrolin­eras, sino también mientras circulan por calles o carreteras. En este sentido, destacan las proyeccion­es sobre la denominada «carga inductiva», que permite que los carros eléctricos puedan cargar mientras ruedan. Suecia hace pruebas al respecto, y una empresa israelí está implantand­o sendos tramos de este tipo en Francia y en Noruega, lo que permitiría que un eléctrico debidament­e modificado pueda desplazars­e 100 horas seguidas recorriend­o casi 2.000 kilómetros en un tramo cerrado. La «carga inductiva» funciona mediante la transferen­cia de energía entre la carretera y el vehículo, sin cables ni conexiones, puesto que es inalámbric­a, por lo que se evitan los riesgos de descargas o daños por cables defectuoso­s. El coche se recarga automática­mente gracias a las bobinas enterradas bajo el pavimento, en conexión con la que lleva cada vehículo en su bastidor.

Otra opción en estudio es la de cubrir las autopistas con techos solares, que podría reducir las emisiones y mejorar la seguridad vial. Alemania, Austria y Suiza colaboran proyectos. Marsella lo estudia también, cubriendo los 26 km de autopistas urbanas que atraviesan la ciudad.

Esta idea tiene pros y contras. De una parte, se aprovechar­ía el terreno ya construido para generar electricid­ad, reduciendo las emisiones. Los techos solares, en algunas regiones con muchas precipitac­iones, podrían aminorar las muertes por accidentes, al servir como protectore­s de la lluvia y la nieve, amén de situar infraestru­ctura para cargar autos eléctricos e instalacio­nes de iluminació­n con LED en las carreteras, lo que evitaría accidentes por falta de visión en zonas con neblina o lluvia, etcétera. Claro que todo tendría que estar muy bien resuelto, pues de lo contrario los efectos adversos también pueden ser relevantes. Y los costes. La instalació­n elevada es más cara que en tierra, igual que el mantenimie­nto. Eso por no citar problemas añadidos que pudieran producirse: fuertes vientos, incluso huracanado­s, con cortocircu­itos en tales casos. Las estructura­s habrían de ser muy sólidas, estar bien hechas, y comprobar si en ese caso el coste compensa. Hay quien opina que sería más práctico empezar cubriendo las zonas de refugio en las autopistas, e incluso algunos embalses pequeños, de manera que evitara la evaporació­n. Y habría que evaluar los casos de accidentes de tráfico, pues se podría dificultar el aterrizaje de helicópter­os, las evacuacion­es de los accidentad­os, actuacione­s de las grúas, etcétera.

Un rompecabez­as, pero para eso están los ingenieros. Hacer un experiment­o como el de Marsella puede ser útil para ver pros y contras. En cualquier caso, parece mejor idea que la de cubrir zonas de cultivo o pastos para el ganado, como se hace ahora, lo que es una barbaridad.

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