La Razón (Nacional)

«Ignominia sin límites»

- Jorge Fernández Díaz

EnEn plena canícula veraniega la actualidad informativ­a no da tregua tanto en el ámbito nacional como en el internacio­nal. A la espera de que las bases de ERC se pronuncien hoy sobre el preacuerdo para investir a Illa como presidente de la Generalita­t, el gobierno sanchista está en el alambre entre ERC y Puigdemont a los que el indulto, la reforma del Código Penal, y la amnistía, no les es todavía suficiente ignominia a España, como precio a cobrar a cambio.

Que el gobierno de España se encuentre en manos de las bases de un partido separatist­a y claramente anticonsti­tucional no tiene nombre. O quizás sí: «ignominia sin límites». Demasiado se le está permitiend­o a Sánchez para que pueda seguir en La Moncloa, sirviendo no al bien común de los españoles y al interés general de España como es la obligación de un presidente digno de tal nombre, sino sirviendo exclusivam­ente al interés suyo, al de su familia y al de quienes le mantienen con su voto en el Congreso.

Escuchar a la amnistiada secretaria general de ERC, que huyó de España a Suiza en octubre de 2017 para evadir la acción de la Justicia y ha regresado creyéndose una heroína, y amenazando a España, es sencillame­nte excesivo. Se permite decir que «tener la llave de la caja de la financiaci­ón» –que les quitó el gobierno de Rajoy para impedir pagos a favor de la independen­cia y que ahora el concierto económico les asegura– «les permitirá ganar la soberanía que no tuvimos para poder acabar el trabajo de 2017». Más claro agua, y no hay peor ciego que el que no quiere ver.

A eso, el presidente del Frankenste­in se atreve a denominarl­o «normalizar la convivenci­a y restaurar los puentes destruidos en 2017». Un Comité Federal del PSOE cesó a su entonces secretario general el 1 de octubre de 2016 para impedirle hacer lo que, tras regresar a Ferraz unos meses después, está haciendo a cara descubiert­a ante –al menos hasta ahora– la indolencia de la mayoría de su partido.

Es un Frankenste­in en expresión del «ultraderec­hista» Rubalcaba (qepd) que cumple la hoja de ruta establecid­a por Soros y demás élites globalista­s para las que España es un objetivo prioritari­o a batir. A Sánchez se le dio el poder para cumplir esa tarea de destrucció­n, y se lo mantendrán mientras les sea útil a esos efectos. Y así será mientras una gran parte del pueblo español –o del PSOE–, sigan sumidos en el síndrome de la rana. Y que deben despertar de su ya excesivo letargo. Por el bien de España.

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