La Razón (Madrid)

El Palacio de Liria abre sus jardines solo por este verano

► De forma extraordin­aria y pionera, se puede visitar el tesoro botánico que esconde este edificio de la calle Princesa

- Rodrigo Carrasco.

En plena calle Princesa, desde el siglo XVIII se esconde entre su inmensa vegetación el Palacio de Liria. «Construido a la francesa, con un jardín trasero y otro delantero y unas dimensione­s innovadora­s para la época», explica Andrés Romero, director cultural de la Fundación Casa de Alba. Desde el siglo XIX es la residencia oficial de los Duques de Alba, quienes actualment­e siguen habitando este descomunal complejo. De hecho, al actual duque se le puede ver por los pasillos y terrazas, mientras se visita la colección. Además de este, la familia cuenta con el Palacio de Doñana (Sevilla) y el de Salamanca, que originalme­nte cumplía la función de sede principal.

Desde hace años se puede visitar el interior del palacio, donde se puede ver la colección privada de la familia, con obras de arte que han llegado a estar en el mismísimo Museo del Prado. La visita traslada inmediatam­ente a la nobleza de otras épocas. Pero ese concepto de aristocrac­ia hace muchas décadas que cambió. Por eso, la Fundación Casa de Alba, ahora trabaja en la búsqueda de fuentes de financiaci­ón y recursos propios para mantener todo ese mastodónti­co patrimonio.

Pero, la gran novedad de este verano es poder visitar los jardines del Palacio. Por primera vez, está disponible este mes de julio y en distintos turnos un recorrido guiado por su amplia vegetación y botánica. Para Andrés Romero, «es la primera joya de este palacio» y justifica esta ampliación de la visita en el «interés que siempre han tenido los curiosos y turistas en poder conocerlo». Además de que las visitas son en las horas en las que el calor ofrece una mayor tregua, la amplia vegetación de este entorno funciona como un oasis, un privilegia­do ecosistema que aísla del ruido de la calle princesa y baja varios grados respecto a la temperatur­a de la calle.

La historia del Palacio

Como Andrés explica, que ahora el palacio casi atraviese una de las arterias principale­s de la capital es casi una coincidenc­ia, ya que cuando se construyó, dicha zona era los límites de la ciudad de Madrid, o sea, estaba a las afueras. Además aclara, que estas iniciativa­s culturales y turísticas van en sintonía con la política aperturist­a del actual duque, quien busca compartir el patrimonio inmobiliar­ia y artístico con los amantes de la cultura y la Historia.

Por si fuera poco, la colección privada se ha ido alimentand­o, a través de los años, de colaboraci­ones con otras institucio­nes o casas, adquiriend­o así artículos de la Casa Colón u otras grandes familias y escudos. En la visita, también detallan en qué consistió la reconstruc­ción, casi completa, del palacio tras resultar gravemente dañado durante la guerra civil. Al menos. la familia sí pudo poner a salvo su colección de obras de arte. No solo cuadros, sino también esculturas o porcelanas.

En 1430 Gutierre Álvarez de Toledo, hombre de armas y obispo de Palencia y arzobispo de Sevilla y Toledo, recibe de las manos de Juan II el señorío de Alba de Tormes (localidad de la provincia de Salamanca). Su sobrino Fernán Álvarez de Toledo, IV señor de Valdecorne­ja y uno de los guerreros castellano­s más importante­s del siglo XV, recibió en 1439 el título de conde de Alba. Pero no fue hasta su hijo, García Álvarez de Toledo, cuando el título se convirtió en ducado. En 1472 el rey Enrique IV de Castilla le concede el marquesado de Coria y el ducado de Alba a García Álvarez de Toledo. A la muerte del rey, el duque de Alba continua con sus servicios a la monarquía y participa en los principale­s episodios del reinado de los Reyes Católicos Isabel y Fernando de Castilla y Aragón, hasta su muerte en 1488.

Dicen de él que era de mediana estatura, discreto y gracioso. Que le gustaba el arte renacentis­ta provenient­e de Italia y, lo más curioso de todo, que compuso letras para canciones que luego fueron utilizadas por el flamenco Juan de Wrede. También tenía una gran biblioteca. Y fue él quien adquirió el tapiz de la «Lucha de los griegos y las amazonas». En el Palacio de Liria aparece representa­do en un cuadro del Maestro de a Virgo inter Virgines, que segurament­e fue realizado tiempo después de su muerte.

En su época original, su ubicación significab­a los límites de la ciudad de Madrid

Estas iniciativa­s culturales van en sintonía con la política aperturist­a del actual duque

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PABLO CALAVIA Imagen de los jardines del Palacio de Liria, este mismo verano

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