«Leer a Don DeLillo es humillante para cualquier escritor»
► Acaba de publicar «Los impotentes», su nueva novela, basada en los escritores y la cancelación
Nicolás Giacobone (Buenos Aires, 1975) es autor de varios guiones cinematográficos y el colaborador de confianza del director Alejandro González Iñárritu, con quien firmó «Biutiful» (2010) y «Birdman» (2014), que le valió un Oscar al mejor guion original. Como narrador, ha publicado el libro de relatos «Algún Cristo» (2001), al que le han seguido las novelas «El cuaderno tachado» (2018) y «Bum bum bum» (2022). Y ahora acaba de publicar «Los impotentes».
¿Qué lectura le ha marcado?
Creo que los autores se han vuelto más grandes que las obras. En el pasado se leían libros y ahora se lee a autores. No soy mucho de saltar de una obra a otra, sino de encontrar a un escritor y tratar de leerlo de manera cronológica, de leer uno tras otro sus títulos, aunque me lleve años hacerlo. El que más me ha guiado y al que más he vuelto es Don DeLillo, que lo había leído en español, pero hacerlo en inglés fue una experiencia increíble.
¿Qué encontrarán los lectores en DeLillo?
No sé si recomendarlo, porque ignoro si su talento es contar historias y tramas o desarrollar personajes. personajes. Pero es quizá el mejor escritor de oraciones que leí en mi vida. Para cualquier persona que quiera escribir, yo le diría que tiene que leerlo obsesivamente, porque resulta algo increíble.
Dígame su obra favorita.
Cualquiera de ellas, aunque las más grandes sean «Submundo» y «Ruido de fondo», son todo libros geniales. Pero sí te diría que «Libra», que va sobre el asesinato de Kennedy, es brillante. «Punto Omega», de las recientes, también la recomiendo.
¿Qué siente con DeLillo?
Siento mucho, incluso en las novelas más extremas, como «Cosmópolis», y no sé cómo lo hace, pero en situaciones absurdas parece que define el mundo en el que vivimos. Es el único escritor que conozco que es minimalista y de frase corta pero que en un párrafo define cuestiones universales. Hay algo en el uso de la palabra, porque, tras muchas páginas, no encuentras ni una frase vaga o trabada. Nada que parezca de más. Es bastante humillante leerlo para un escritor.