«La escritura me funciona para poner palabras a los silencios»
Escritora La autora argentina publica «Escribir un silencio», su primer libro de no ficción tras décadas dedicada a ello
Claudia Piñeiro
Pasó de la economía a la escritura. ¿Cómo fue ese proceso? Cuando tenía que elegir la carrera en ese momento estaba la dictadura militar en Argentina y algunas de las carreras humanísticas en la universidad pública cerraron. Terminé estudiando ciencias económicas. Siempre escribí, desde que sé escribir escribo. Cerca de los treinta años, que yo ya estaba trabajando como contadora, vi que había un concurso de la editorial Tusquets, cuando empecé a escribir vi que era el concurso de «la sonrisa vertical» que era literatura erótica, mandé la novela, quedé entre los diez finalistas y esa fue la primera vez que un espejo externo me devolvió algo.
En el primer texto habla de este silencio, del respeto a las palabras, ¿qué significa para usted el silencio?
En este caso, y por eso creo que es el texto que le da nombre al libro, es de alguna manera el origen de la escritura. Reconozco que la escritura funciona en mí como la posibilidad de poner palabras a silencios anteriores, cosas que quedaron ahí atragantadas y después aparecen cuando recién puedes encontrar las palabras adecuadas.
¿Debido a la terapia?
Claro, yo iba a terapia. Ese texto apareció hace mucho en una revista argentina que tenía una sección que era de cuentos de terapia, una vez por semana, distintos escritores, contaban su terapia. Cosa que en Buenos Aires es muy normal, capaz que aquí en España no tanto. Entonces contiene esta situación de mi terapia, me quedaba callada y después, comencé a escribir y llevaba y leía lo que escribía.
Uno de los temas es la familia, su infancia, la maternidad… Las tres primeras partes son las que hablan de mí en lo personal: la primera es quién soy, la segunda es de donde vengo, que es donde hablo de mi familia de origen, y la tercera las cosas que me interesan. Yo tenía que escribir tres columnas en el verano y ese es un momento en el cual muchas veces tú estás con tus hijos cuando son chiquitos y cuando ya tienen una edad un poco más grande esperás que veraneen con vos pero no sabes. Esa etapa que cuento en «hijos en tránsito» es una etapa en la cual todavía viven contigo, te parece que los esperas para cenar, pero no te avisan si no vienen, entonces hay una situación de cohabitación más que de convivencia.
Aparece el tema de la muerte, diciendo que «hay que disfrutar de la vida a lo ancho haciendo lo que más nos gusta». ¿Es esto el secreto de la vida?
Hasta los 50 yo multiplicaba mi edad por dos, decía: «Bueno, tengo 35… 70, voy a vivir tanto como viví», pero ya a esta edad no puedo pensar eso. Hacia delante ya no hay tantos años, es algo para multiplicar la vida, si no lo podemos hacer hacia delante, hacerlo horizontalmente: viajar, leer, encontrar otros mundos, conversar con personas diferentes...
También en su discurso aborda la ley de interrupción voluntaria del embarazo...
La discusión del aborto en Argentina empezó en el 2018 y ahí no se aprobó, se aprobó recién en el 2020. Cuando elegí los textos pensaba: «que sean temas del pasado que sigan hablando del presente». Cada tanto aparece un discurso de alguien que quiere revisar estas cuestiones. Hay formas de perjudicar el ejercicio de este derecho de las mujeres que es por ejemplo no dar presupuestos para que haya la medicación en los hospitales y una mujer con menos recursos que tiene que recurrir al hospital público a hacerse un aborto se encuentra con que no se puede hacer, pero una mujer rica sí.
Siempre escribí, desde que sé escribir escribo, pero hasta los treinta fui contadora»
«Hasta los 50 multiplicaba mi edad por dos para ver cómo viví. A mi edad ya no puedo pensar eso»