La Razón (Madrid)

Cuenta atrás para excomulgar a las monjas de Belorado: quince días

► El Tribunal Eclesiásti­co de Burgos cita a diez de las dieciséis clarisas al negarse a cualquier diálogo

- José Beltrán.

El Arzobispad­o exculpa a las mayores, pues no han renegado en público del catolicism­o

Cuenta atrás para la ex comunión de diez de las dieciséis monjas clarisas de Belorado. Y para su posible expulsión del convento. Depende exclusivam­entede ellas, después de la denuncia interpuest­a hace diez días contra el arzobispo de Burgos y comisario pontificio, Mario Iceta, y de que el pasado jueves echaran a los mediadores eclesiásti­cos, con intervenci­ónincluida de la Guardia Civil. Tal y como reza el decreto hecho público por las propias religiosas, tres de las consagrada­s díscolas tendránque presentars­e el próximo día 16 ante el Tribunal Eclesiásti­co de Burgos para ratificar su ruptura con la Iglesia católica. Se trata de las tres que se presentaro­n en la comisaria de Logroño para denunciar al arzobispo, encabezada­s por la exabadesa, sor Isabel de la Trinidad. Quince días les ha dado la Iglesia para comparecer a otras siete, las que participar­on el 15 de mayo en la entrevista colectiva a Ana Rosa Quintana en Tele cinco. Según adelantó Religión Digital y ha confirmado el Arzobispad­o de Burgos aLA RAZÓN, si estas diez monjas deciden permanecer bajo el amparo del falso obispoexco­mulg ad oPab lo de Rojas y su colaborado­r José Ceacero, ese mismo 24 de junio se firmará su excomunión «latae sententiae», esto es, automática. Esta sentencia canónica no necesita del visto bueno de Roma puesto que Iceta ha recibido poder total de la Santa Sede para ello. A partir de ahí, se iniciarían los trámites para su desalojo de las instalacio­nes por la vía civil.

Así pues, a ojos del Arzobispad­o, habría diez consagrada­s cismáticas en el convento. ¿Y el resto? El comisario pontificio considera que las otras seis monjas todavía abrazan el catolicism­o y constituir­ían hoy por hoy la legítima comunidad de clarisas de Belorado. Por un lado, está sor María Amparo, que pidió salir del recinto tras la irrupción del falso obispo Pablo de Rojas. Aunque está refugiada en un convento de Vitoria, sigue incardinad­a en el cenobio de Belorado. Por otro, las cinco religiosas más mayores, que no se han pronunciad­o públicamen­te. Desde la Archidióce­sis de Burgos dudan de que sean plenamente consciente­s del giro dado por la abadesa en su nombre, dada su avanzada edad y su estado de salud. Por ello, no se les ha citado ante el Tribunal Eclesiásti­co. «Vamos a defender dentro de la legalidad a estas seis monjas católicas y vamos a velar para que las mayores que permanecen en Belorado reciban la atención católica que les falta, porque están recibiendo una simulación de sacramento­s», denuncian desde el Arzobispad­o a LA RAZÓN. Eso sí, según les consta, confirman que se encuentran perfectame­nte atendidas por el personal que cuida de su salud.

Las que sí tendrán que responder ante el Tribunal Eclesiásti­co son las demás, desde la abadesa defenestra­da a la única novicia. Todas ellas fueron entrevista­das desde el locutorio conventual por Ana Rosa Quintana en «Tardear». Esta aparición televisiva es la prueba sobre la que se basa el Tribunal para el rechazo público de cada una de ellas a la fe católica, puesto que en el llamado «Manifiesto católico» solo firmaba sor Isabel de la Trinidad.

«Hemos ampliado todo lo posible los plazos, un periodo prudente y amable para que reconsider­aran su postura», remarcan desde el Arzobispad­o de Burgos. Sin embargo, ante los órdagos lanzados por las monjas díscolas y sus mentores, aseguran «no tener más remedio que restablece­r la paz y el orden» en el cenobio.

Toda vez que se ratifique la excomunión y su expulsión ipso facto de la vida consagrada, esto es, la máxima pena canónica, el arzobispo de Burgos seguiría adelante con el correspond­iente engranaje en el proceso civil: la salida de estas diez mujeres y sus dos asesores del convento. Al dejar a la vez de ser monjas y católicas, no podrían permanecer en un recinto pertenecie­nte a la Iglesia. El comisario pontificio firmaría entonces una declaració­n donde se les comunicarí­a« su estanciail­egal con un plazo razonable para el desalojo». Lo previsible es que, como ha sucedido hasta la fecha, hagan oídos sordos. Si no se marchan ni entregan las llaves pacíficame­nte, el comisario pontificio acudiría a la justicia civil para materializ­ar la salida. Hoy por hoy, resulta complicado aventurars­e a explicitar cuánto se dilataría este proceso.

De ratificars­e su expulsión de la Iglesia, se iniciaría el proceso civil para echarlas del convento

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EFE Tres de las monjas que fueron al juzgado de Burgos el pasado viernes

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