Melina, la guisandera insumisa
► Juan Ramón Lucas publica un libro que se transforma en una oda a esa Asturias que se rebeló en octubre de 1934 y que fue aplastada con saña por el Ejército
La última novela de Juanra Lucas es una oda a la emancipación de la mujer trabajadora, una oda a la vida y a la justicia social, una oda al arte culinario de las «guisanderas», una oda a la familia y al sacrificio, una oda a Asturias, su Asturias, esa Asturias minera que se rebeló en octubre de 1934. Y que fue aplastada con saña por el Ejército que sofocó la revuelta, un ensayo de lo que luego serían los criminales abusos de los Regulares sobre la población civil. En particular, de las mujeres.
Chirría alguna omisión en el episodio de la represión de la revuelta minera del 34. Pero no le quita un ápice de verdad. De esa coyuntura parte una novela que narra la vida de una dicharachera mujer que decide gobernar su vida yéndose a América a labrarse un futuro. Huyendo de la miseria y de la derrota. Pero sobre todo de una sociedad que la condenaba, por mujer, a la subalternidad. «Melina» tiene ritmo, sensibilidad, y se lee de un tirón. La protagonista nace justamente en esa Asturias revolucionaria, es la hija de uno de los líderes locales que pese a ser un insigne revolucionario se desespera cuando no tiene un hijo varón. Al punto de verbalizar que desea la muerte del bebé. Por niña. La revolución y los revolucionarios no eran diferentes en ese aspecto. Querían cambiar la sociedad, el orden social. Pero no la desigualdad entre hombres y mujeres. Y en esa maldita injusticia hace especial incidencia Lucas. Sin duda, su condición de padre (tres hijos, dos chicas) ayuda a ver el mundo deseando la igualdad de oportunidades entre géneros. Es de hecho la trama argumental de la novela que arranca en el seno de una quebrada familia socialista que sobrevive gracias al tesón de Chayo, la madre de Melina, mientras el Padre, «Pepín el Carpinteru», sacrifica la familia por la épica de la solidaridad obrera.
Sigue sus andaduras Melina en Argentina, donde se emancipa al cobijo de los exiliados españoles. Y vuelve luego a Asturias, donde todo culmina. Su boda a la fuga y el rotundo triunfo como cocinera de la protagonista.
Lucas puede estar satisfecho. «Melina», la que se casa por amor, la revolucionaria silenciosa, es, con mucho, mejor que su anterior «Agua de luna» que, siendo una entretenida novela, no llega tan hondo como ésta. Mantiene Lucas su prosa fluida, sencilla, que invita a leer sin pausa. Sólo que en esta ocasión los personajes están más vivos y la trama atrapa. Engancha sobre manera desde el primer capítulo. Para luego precipitarse súbitamente en el último trecho. Hay, en algún momento, un salto temporal desconcertante. Tal vez porque el lector apasionado desea más chicha. Si de algo te quedas, cuando la novela toca a su fin, es con ganas de más.