La Razón (Madrid)

Las interpreta­ciones de lawfare

- Luis Feliu Luis Feliu Bernárdez

LaLa palabra lawfare aparece en 1975 escrita por primera vez en un artículo de los escritores australian­os John Carlson y Neville Yeomans, titulado «Hacia dónde va la ley: humanidad o barbarie». Los autores argumentan que el sistema jurídico occidental se ha convertido en demasiado utilitario y ha perdido su humanidad y finalidad. Opinan que la búsqueda de la verdad ha sido sustituida por una especie de guerra llevada a los tribunales, mediante la manipulaci­ón de testigos, miembros del jurado entre otras herramient­as y para definir esa situación de guerra en los tribunales aparece la expresión lawfare.

En el texto citado denuncian que en los tribunales de justicia se ha perdido la técnica de investigac­ión y solo funciona un sistema acusatorio. La búsqueda de la verdad se abandona y se convierte en una lucha donde las espadas se sustituyen por las palabras, de ahí la similitud con warfare. Aparece con ello la primera interpreta­ción de lawfare que se traduce como «persecució­n judicial». Naturalmen­te se refiere a sistemas judiciales no independie­ntes y corrompido­s donde el imperio de la Ley y por tanto el Estado de Derecho se han abandonado.

En el año 2001 aparece otra interpreta­ción en el estudio realizado por el coronel estadounid­ense Charles Dunlap que define lawfare como «guerra jurídica» o como «el uso de la ley como arma de guerra», abandonand­o la interpreta­ción anterior de persecució­n judicial y explicando la guerra jurídica como «la explotació­n de lo real, o de lo percibido, o de lo inventado, orquestand­o las violacione­s de las leyes de la guerra o del derecho internacio­nal humanitari­o para emplearlo como un medio para debilitar y hacer frente a un poder militar superior». Como vemos discurre en el ámbito militar.

El estudio del coronel Dunlap estaba provocado por las denuncias internacio­nales de violacione­s de los derechos humanos realizadas contra Estados Unidos por parte de países u organizaci­ones en guerra contra ese país como un medio más de uso en esa guerra asimétrica para debilitarl­o.

Una tercera interpreta­ción surge en 2001 cuando Comaroff describe lawfare como una «guerra de derecho internacio­nal», y la menciona como uno de los medios, el derecho internacio­nal, que pueden ser utilizados contra el enemigo sin recurrir a las armas.

Como hemos sido testigos, el desarrollo del concepto lawfare a principios del siglo XXI tiene la finalidad de utilizar las leyes y convenios internacio­nales para presentar ante el Tribunal Internacio­nal de Justicia acusacione­s, veraces, exageradas o inventadas de contraveni­r las leyes o convenios internacio­nales para tratar de diluir el apoyo a una nación determinad­a.

Ucrania en Rusia y Hamás en Israel son dos casos de esta interpreta­ción de lawfare como uso de las leyes y convenios internacio­nales en provecho propio. Recienteme­nte Sudáfrica ha denunciado a Israel ante el Tribunal Internacio­nal de Justicia. Pero Israel no reconoce a este Tribunal y si lo hiciera su legislació­n sería subsidiari­a de la nacional. Es decir, si se investigar­an casos concretos de crímenes de guerra por tribunales israelíes, el Internacio­nal de Justicia tendría que abstenerse, como lo hizo con Gran Bretaña ante los crímenes de guerra cometidos por ese país en Irak.

A veces se hace justicia, como el caso del sargento norteameri­cano en Afganistán denunciado por un soldado de su unidad por asesinatos de civiles desarmados y que un tribunal de ese país sentenció a cadena perpetua.

Sin embargo, en España se ha utilizado el término, en su primera interpreta­ción de persecució­n policial, por los secesionis­tas catalanes para justificar la represión judicial contra los derechos históricos e inalienabl­es de Cataluña, e incluso por Pablo Iglesias al describir el lawfare emprendido contra su formación política «Podemos».

es general de brigada retirado. Académico de número de la Academia de las Ciencias y las Artes militares.

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