«Los libros de Juan José Saer son como cuadros impresionistas»
► La autora argentina elige una obra de su compatriota y destaca su capacidad de apelar a lo sensorial en sus tramas
La argentina Agustina Bazterrica, reconocida por «Cadáver exquisito», publica ahora una nueva novela bajo el título «Las indignas» (Alfaguara). Una historia distópica centrada en una secta religiosa donde las mujeres son torturadas y sufren la misoginia de quien manda: un hombre. Una obra que recuerda a la temática cultivada por Margaret Atwood; de hecho, «soy consciente del diálogo entre ambas obras», asegura la autora. No obstante, su influencia reside en otros autores que nada tienen que ver con el género distópico o de terror. Es el caso de «Juan José Saer, cuya obra leo y estudio».
¿Qué libro suyo destaca?
Su obra es como mi biblia personal, lo recomiendo todo el tiempo. Elijo su novela «Glosa», la he leído varias veces. Parece que su argumento no dice nada, porque trata de dos amigos que caminan a lo largo de 21 cuadras por una ciudad. Pero detrás de esta trama hay un trabajo filosófico, de comentario y denuncia política.
¿Cómo lo definiría?
Es un libro sensorial, con un gran trabajo sobre la luz, cómo se refleja en las cosas. Las obras de Saer en general parecen cuadros impresionistas, porque es tan irónico como brillante.
Como escritora, ¿qué aprende de su narrativa?
Me encantaría llegar al menos al 1% de lo que Saer logra con sus libros, porque tiene la capacidad de crear un universo sensorial donde te metes y sientes los olores, ves la luz, como si fuera una película. Para él, la realidad son interpretaciones de personas que cuentan o hablan sobre cosas. Prueba cómo el lenguaje es delimitado, pero al mismo tiempo rico para poder narrar.
Delimitado, ¿incluso para la Inteligencia Artificial?
Como todo, la IA fue creada por los humanos. No es un ente aún separado. No descarto que pueda tomar vida propia y ser un problema. Cuando me preguntan qué opino sobre los libros escritos así, pienso que la IA nunca ha tenido que pagar una cuenta, ni un dolor de muelas. No va a preguntarse quién es Dios. Entonces, todas esas experiencias tan humanas son las que hacen que la literatura sea maravillosa y rica.