Scholz cierra la crisis presupuestaria con un nuevo endeudamiento
► El Bundestag aprueba las cuentas extraordinarias tras la sentencia del TC
Alemania aprobó ayer el presupuesto suplementario para 2023, para lo que tuvo que suspender, por cuarto año consecutivo, el freno de la deuda previsto para este año. De los 666 votos emitidos, 392 diputados votaron a favor del cambio presupuestario y 274 en contra. De trasfondo, la sentencia que dictó el Tribunal de Karlsruhe y por la cual se bloqueó la decisión de 2022 de transferir 60.000 millones de euros no gastados de una partida para combatir los impactos del coronavirus a un fondo para el clima y la transformación. Con esta decisión, el presupuesto se dota de una base jurídicamente segura. La nueva deuda asciende hasta los 70.610 millones de euros, 44.800 millones de euros por encima de lo permitido.
Un presupuesto suplementario es un cambio posterior a un presupuesto que ya ha sido aprobado. De esta forma, el Parlamento alemán ha logrado evitar las consecuencias de la sentencia del máximo tribunal federal que decidió que el Gobierno federal no podía reservar préstamos de emergencia para años posteriores. Sin embargo, esto es exactamente lo que hizo con el llamado Fondo de Estabilización Económica (FEE) para los frenos de los precios de la energía y con el fondo para los daños de la catástrofe causada por las inundaciones de verano de 2021. Este año se utilizaron préstamos que, según la sentencia, el Gobierno federal no debería haber contraído. Con el presupuesto suplementario, el Gobierno tripartito da seguridad jurídica a los gastos de 43.200 millones de euros del FEE y a los 1.600 millones de euros de ayuda a la reconstrucción.
El requisito previo para la resolución presupuestaria era que el Bundestag declarara una emergencia extraordinaria y, por lo tanto, suspendiera el freno de la deuda por cuarta vez consecutiva. La regulación de la Ley Fundamental prevé expresamente esta posibilidad en casos de emergencia. En los últimos años, el Parlamento tuvo que afrontar esta situación, primero con la crisis del coronavirus y luego con los efectos de la Guerra de Ucrania. En esta ocasión, el Ejecutivo germano argumentó que las profundas consecuencias humanitarias, sociales y económicas de la guerra estaban afectando la situación financiera del Estado. Además, los daños causados por las inundaciones aún no han sido reparados. Para el presente ejercicio están previstos gastos por valor de 461.000 millones de euros, aunque hubo
El tribunal falló en contra de transferir los 60.000 millones no gastados al cambio climático
que hacer modificaciones.
Las críticas no tardaron en llegar, desde la bancada de la oposición: el experto económico la CDU, Mathias Middelberg, dijo que la Unión todavía tiene «preocupaciones constitucionales», porque otros fondos especiales siguen sin llegar al presupuesto. Por su parte, el diputado de la ultraderechista Alternativa para Alemania Peter Boehringer calificó el presupuesto de 2023 como «inconstitucional». Gesine Lötzsch, del partido de La Izquierda pidió, por su parte, que se elimine el freno de la deuda, ya que es «un freno al futuro».
El canciller también pactó esta semana con sus socios verdes y liberales las cuentas de 2024