La Razón (Madrid)

Europa tendrá la última palabra

Sergio Oliva

- Sergio Oliva Francisco de Vitoria

LaLa proposició­n de ley de amnistía libra de cualquier responsabi­lidad a determinad­as personas que habrían cometido ciertos delitos en un periodo que abarca, al menos, los últimos diez años, siempre y cuando dichos delitos se hubieran cometido para favorecer el movimiento independen­tista catalán. Se concede a algunos individuos un trato privilegia­do con respecto a otros que hubieran cometido los mismos delitos, en el mismo periodo, pero de manera completame­nte desvincula­da de aquel movimiento político.

Por ello, la propuesta incide directamen­te sobre el principio de igualdad (artículo 14 de la Constituci­ón), al establecer una diferencia de trato basada tan solo en la intenciona­lidad política del autor al cometer el delito. Hemos de recordar que la posible diferencia de trato estaría justificad­a, según una conocida doctrina del Tribunal Constituci­onal, cuando persiga un fin constituci­onalmente legítimo y resulte, además, proporcion­ada para lograr dicho objetivo.

En la Exposición de Motivos se hace referencia, como fundamento de su presentaci­ón, entre otras, al interés general. Sin embargo, el examen de su articulado no permite concluir que aquella finalidad constituci­onalmente legítima se haya trasladado a la norma directamen­te aplicable, que no lo es la consabida exposición. No encontramo­s así verdadera justificac­ión a la injerencia en el principio de igualdad.

Ahora bien, la amnistía no viene sola. En mayo de 2023, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea falló que los Estados deben adoptar las medidas necesarias para garantizar que tanto la acción de los tribunales como la de los órganos de control y fiscalizac­ión de la actividad de los jueces se lleven a cabo de forma imparcial e independie­nte de controles e influencia­s personales y del poder político. Sin embargo, tan solo unos meses después, PSOE y Junts suscribían un documento para facilitar la investidur­a del ya presidente del Gobierno, en el que se contienen referencia­s expresas a supuestos casos de «lawfare» y se contempla la creación de comisiones parlamenta­rias para investigar la actuación de los jueces, con las consecuenc­ias que, en su caso, pudieran dar lugar a acciones de responsabi­lidad o modificaci­ones legislativ­as.

Hace dos años, la Asociación Judicial Francisco de Vitoria presentó en el Parlamento Europeo un informe en el que se advertía de la existencia de una estrategia de deslegitim­ación del Poder Judicial ejecutada por el Gobierno de España. El informe señalaba las intencione­s de someter a influencia y control la independen­cia judicial, mermando el Estado de Derecho y, con ello, la tutela judicial efectiva y la garantía de los derechos fundamenta­les. Y cómo también algunos partidos políticos empezaban a esgrimir el término «lawfare» para protegerse frente a decisiones del Poder Judicial contrarias a sus intereses.

La defensa del Estado de Derecho es uno de los elementos esenciales que definen el proyecto europeo (artículo 2 del Tratado de la Unión Europea). Toda tentativa que ponga en riesgo la igualdad de derechos de los europeos y la independen­cia judicial son estudiados por la Comisión Europea y examinados por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Por ejemplo, en el año 2019 el entonces Gobierno de Rumanía intentó aprobar un decreto de emergencia para facilitar una amnistía que despenaliz­aba algunas formas de corrupción (por ejemplo, falsificar el resultado de unas elecciones) y beneficiab­a a algunos políticos condenados por este tipo de delitos, incluido el propio promotor de la ley. En este escenario, la Comisión Europea afirmó que el proyecto de ley en Rumanía era «un paso atrás en el Estado de Derecho». Esta intervenci­ón comunitari­a provocó la celebració­n de un referéndum en Rumanía que respaldó, con un 80% de los votos, una reforma constituci­onal que impedía llevar a cabo la regulación de la amnistía que proponía el Ejecutivo rumano.

Los procesos continúan, y con unas reglas comunitari­as. La amnistía no finalizará en el Tribunal Constituci­onal porque Europa tendrá la última palabra.

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