La Razón (Levante)

Maldición, es la estadístic­a

► España siempre se ha ido a casa cuando disputaba una eliminator­ia contra el anfitrión del torneo: un gafe de 90 años

- Ulises Fuente

AlAl principio, el deporte era solo emoción. Había táctica y un entrenador en cada aficionado, como ahora, pero las cosas eran más sencillas cuando el hombre occidental no había alumbrado una actividad tan ridícula como condenadam­ente entretenid­a: la estadístic­a. Y hoy nos ponemos analíticos para recordar que España nunca ha logrado eliminar al país anfitrión en una eliminator­ia de los grandes torneos de seleccione­s de fútbol. Nueve veces de nueve nos hemos vuelto para casa y así es como, amigos, la estadístic­a abandona la matemática y cobra un poder sobrenatur­al (les dije que era entretenid­o y sé que arquearon las cejas) y se convierte en... tachán: maldición.

El principal requisito de una maldición es su antigüedad. Para que sea tal, además de una terca mala suerte, conviene que haya imágenes de antaño, y en este caso, las tenemos. Jugadas fatales de cuando los pantalones se llevaban a la longitud de Fermín Cacho y la alopecia no se disimulaba con un vulgar rasurado. Con esas pintas hemos hecho las maletas con Italia (Mundial de 1934), Brasil (Mundial de 1950) en el pasado «remoto» y con bastante frecuencia nos hemos ido a casa en el pasado reciente frente a los anfitrione­s: Italia (Eurocopa, 1980), Francia en la final (Eurocopa, 1984), Alemania (Eurocopa de 1988), Inglaterra (Eurocopa 1996) Portugal (Eurocopa 2004), Rusia (en el Mundial de 2004) y la favorita de todos: Corea del Sur, en el Mundial de 2002, cuando fue tal el cabreo nacional contra el árbitro egipcio Al Ghandour que por una vez no nos fuimos con nuestro sentimient­o trágico balompédic­o sino con la ira del conductor al que no respetan un ceda el paso o un pasajero de Ryanair. Lo que la estadístic­a no explica completame­nte es que, para completar un gafe sobrenatur­al, debe haber jugadas desgraciad­as: un fallo de Julio Salinas, un penalti no señalado a Caminero, un gol mal anulado a Helguera y errores arbitrales groseros de la era pre VAR que se aprecian hoy como obra de la brujería, aunque lo mágico sean, en realidad, los ordenadore­s. Así que España se enfrenta mañana a una maldición, pero ¿saben qué? Alemania no nos gana en un torneo desde hace esos 36 años, cuando nos apearon de su Eurocopa de 1988. Una maldición, o una estadístic­a.

La estadístic­a cobra un poder sobrenatur­al y se transforma en... tachán: maldición

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