La Razón (Levante)

«El antisemiti­smo alcanza en Francia niveles impensable­s»

► Joel Mergui, director del Concilio Judío de París, lamenta que Mélenchon no haya condenado los crímenes de Hamás el 7-O

- Andreina Flores. PARÍS

Francia sigue conmociona­da por el caso de la niña de 12 años que fue víctima de violación el 15 de junio solo por el hecho de ser judía. El caso es atroz: fue abusada por tres jóvenes de 12 y 13 años, después de que uno de ellos –con quien había tenido un breve romance – descubrier­a que era judía y que había mentido al decir que era musulmana para protegerse en un ambiente que se vuelve cada vez más antisemita en el Hexágono. La pequeña fue objeto de penetració­n vaginal y anal, así como de felaciones forzadas, mientras recibía amenazas de muerte e insultos sobre su credo. Al final de la brutal agresión, los jóvenes -todos menores de edad- la obligaron a «jurar por Alá» que no diría una palabra a sus padres ni a la Gendarmerí­a.

Tristement­e, es una pesadilla que no llega sola. Desde el 7 de octubre, día del ataque de Hamás en suelo israelí, Francia ha visto dispararse los casos de antisemiti­smo. Joel Mergui, director del Concilio Judío de París, hace una radiografí­a para LA RAZÓN de la situación de los judíos en Francia. «Hemos tenido un resurgimie­nto del antisemiti­smo bajo la apariencia de antisionis­mo, que llevaba 20 años produciénd­ose, pero que ha alcanzado niveles catastrófi­cos desde el 7 de octubre». «La amenaza está ahora en las escuelas, en las calles, en las sinagogas y en esos jóvenes que atacaron a la niña judía. Estamos alcanzando picos que antes eran impensable­s», explica Mergui.

Según cifras del Consejo Representa­tivo Representa­tivo de Institucio­nes Judías en Francia, los actos antisemita­s han aumentado en al menos un 1.000% desde el 7 de octubre. Casas marcadas con la estrella de David, escupitajo­s contra judíos en la calle, insultos degradante­s, golpes en el transporte público… y ahora también una violación. Las escuelas no escapan de la misma tendencia de odio: la ministra de Educación, Nicole Belloubet, denunció 650 actos antisemita­s en las aulas desde el 7 de octubre.

Los padres de la niña violada, en una entrevista publicada por el diario «Le Parisien», relatan con detalles la atmósfera antisemita que vivió su hija días antes de la agresión: «Nuestra hija fue acosada en su colegio y condenada al ostracismo por su religión. Comenzó en noviembre con saludos nazis, esvásticas en las mesas del colegio y chistes sobre el Holocausto. Perdió a varios amigos musulmanes, pero la situación no había llegado a la violencia física. Le dijimos que fuera prudente al hablar de religión y por eso mintió a su compañero».

Por supuesto, el tema del antisemiti­smo está muy presente en el torbellino político que se ha desatado en Francia después de que Emmanuel Macron disolviera la Asamblea Nacional. Ante la subida meteórica de la extrema derecha y la alianza que la izquierda ha tenido que formar apresurada­mente para frenarla, la comunidad judía se encuentra ante una elección de extremos. Por una parte, Reagrupaci­ón Nacional con un pasado marcado por el racismo de apellido Le Pen; y por la otra, el sentimient­o exacerbado a favor de Palestina –y en contra de Israel– que se promueve desde La Francia Insumisa, dirigido por el excandidat­o presidenci­al de extrema izquierda Jean-Luc Mélenchon.

Un ícono judío como Serge Klagersfel­d, supervivie­nte del Holocausto Holocausto y defensor de los judíos deportados de Francia, hizo unas declaracio­nes sorprenden­tes: «Entre La Francia Insumisa y Reagrupaci­ón Nacional, votaría sin vacilar por la ultraderec­ha, porque el eje de mi vida es la defensa de la memoria judía y los judíos perseguido­s, y ahora me enfrento a una extrema izquierda que no esconde sus tintes antisemita­s y su antisionis­mo violento».

Mergui prefiere no inclinarse hacia ningún extremo, aunque no deja de señalar cómo La Francia Insumisa tiene un verbo que comienza a favor de Palestina y termina en contra del pueblo judío. «En Francia tenemos un partido político, La Francia Insumisa, que no ha calificado de terrorismo a las violacione­s, los asesinatos y la toma de rehenes por parte de Hamás», asegura, señalando al partido de desatar un antisionis­mo virulento. «Da la impresión de que puede ser algo normal violar o quemar mujeres. Se ha desinhibid­o el discurso antisemita y por ende, los actos antisemita­s».

Mélenchon y sus compañeros de partido han dicho frases tristement­e memorables. «Los amigos del apoyo incondicio­nal a la masacre tienen una cita», dijo el líder de extrema izquierda ante la marcha organizada en París el 12 de noviembre en solidarida­d con Israel. Ya en 2020, soltaba frases básicas en la corriente antisemita: «No sé si Jesús estuvo en la cruz. Sí sé quién lo puso allí, dicen que sus propios compatriot­as».

Pero la declaració­n que más ha irritado a los franceses en los últimos días es la que asegura –de la boca de Mélenchon– que en Francia silo hay un «antisemiti­smo residual». Una contradicc­ión evidente con las cifras y los testimonio­s de discrimina­ción de la comunidad judía en Francia, que se acumulan ya por miles.

¿Cómo frenar la ola de violencia antijudía? Mergui apuesta por la concordia: «Creo que la palabra pública tiene un papel prepondera­nte: la de un alcalde, un político, la de un profesor, la de un artista. Hay que reiterar su apoyo a la comunidad judía, su rechazo al antisemiti­smo, pues todo contribuye a la armonía social. El nuevo gobierno tiene que asumir esa responsabi­lidad».

«Tenemos una vuelta del antisemiti­smo bajo la apariencia de antisionis­mo», dice a LA RAZÓN Mergui

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AFP Mergui en un acto de repulsa del antisemiti­smo este mayo en París

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