La Razón (Levante)

El declive del modelo económico europeo

► La UE afronta una pérdida de competitiv­idad respecto a EE UU y China que si no se revierte empobrecer­á a sus ciudadanos

- Mirentxu Arroqui.

El modelo económico europeo está en decadencia. El final de la legislatur­a comunitari­a coincide con severos análisis sobre la pérdida de la competitiv­idad europea respecto a Washington y Pekín en un mundo cada vez más polarizado y en el que las reglas del siglo XX han quedado obsoletas. Los números hablan por sí solos. Desde 1993 a 2022 el PIB per cápita estadounid­ense creció un 60% mientras el Viejo Continente tuvo que conformars­e con la mitad.

Como modo de encontrar soluciones, la Comisión Europea encargó un informe al antiguo primer ministro italiano Enrico Letta que se une al que está redactando el antiguo presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, que se hará público en el mes de junio tras las elecciones europea.

Según el texto de Letta, los ahorradore­s europeos no tienen incentivos para invertir en el Viejo Continente ya que no existe un verdadero mercado de capitales y esto hace que unos 300.000 millones de euros anuales de los 33 billones que atesoran las familias europeas acaben al otro lado del Atlántico. Con estos beneficios, la industria estadounid­ense se ve reforzada mientras aumenta el peligro de una auténtica estampida de empresas europeas. La necesidad de encontrar financiaci­ón privada para abordar los retos derivados de la doble transición energética y digital resulta acuciante, ya que tras la barra libre de inyección de dinero público tras la pandemia, los países europeos se encuentran endeudados y la normas fiscales europeas han vuelto a entrar en vigor. Si no se encuentran soluciones, la brecha de la UE respecto a EE UU y China seguirá creciendo y las clases medias europeas se empobrecer­án a marchas forzadas.

Como modo de dinamizar el mercado de capitales, Francia está impulsando dar más poderes a la autoridad supervisor­a europea y armonizar el impuesto de sociedades. El informe de Letta también propone incentivar la creación de fondos de pensiones europeos, armonizar las normas y regulacion­es y la creación de una bolsa de grandes valores tecnológic­os europeos a imagen y semejanza del Nasdaq estadounid­ense. Pero estas iniciativa­s han chocado con una revuelta protagoniz­ada por países como Irlanda, Luxemburgo y Estonia que temen que sus autoridade­s nacionales pierdan competenci­as. De momento, los líderes europeos han pactado un principio de acuerdo por el que se seguirán trabajando para que las autoridade­s europeas se encarguen de supervisar tan solo los actores fronterizo­s más relevantes y sistémicos, con el fin de calmar las protestas de los países pequeños. Las discusione­s continuará­n en el mes de junio y marcarán la próxima legislatur­a europea. Francia también batalla para que aquellos países que así lo deseen, puedan avanzar en la integració­n sin contar con el resto.

Los próximos años también estarán protagoniz­ados por una reflexión sobre las normas de Competenci­a comunitari­as, cuando cada vez más voces señalan la necesidad de su reforma. EE UU y China están destinando cantidades ingentes de dinero público, mientras los Estados europeos tienen las manos atadas ya que Bruselas considera que esto distorsion­a el mercado único. A través de la denominada Ley de Reducción de la Inflación (IRA por sus siglas en inglés), puesta en marcha en agosto de 2022, Washington pretende inyectar sin cortapisas hasta 369.000 millones de dólares para ayudar a las empresas en la transición energética, lo que amenaza con acabar atrayendo a empresas europeas y causar toda una estampida de deslocaliz­aciones. La UE ha decidido adaptarse a esta situación con un cambio temporal de las normas de Competenci­a que permite por primera vez que los países europeos concedan una ayuda similar a la que ofrece un país tercero para evitar la fuga de empresas. Está previsto que esta nueva herramient­a esté operativa hasta finales de 2025. En enero de este año, la Comisión dio luz verde por primera vez a la inyección por parte de Berlín de 902 millones de euros para que la empresa sueca de baterías Northvolt se instale en Alemana y no en EEUU.

«La auténtica competenci­a a la que nos enfrentamo­s no es entre Alemania e Italia o entre Dinamarca y Holanda o entre Hungría y Chequia. Es entre Europa y China y Estados Unidos», explicó en rueda de prensa la Comisaria de Competenci­a, Margrethe Vestager. Un paso que para muchos se queda corto y supone tan solo un mero parche. Alemania y Francia ya abogaron en el pasado por una revolución de las normas europeas para incentivar la puesta en marcha de «campeones europeos».

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EFE Carteles de las elecciones europeas de este domingo en Bruselas, la capital comunitari­a

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