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VITAMINA C LOS SUPERPODER­ES DE LA LA

Protege. Y, a la vez, repara. Previene. Pero también corrige. ¡Lo hace todo! Antioxidan­te, antimancha­s, estimulado­ra del colageno, proluminos­idad: estos son solo algunos de los muchos beneficios de la vitamina C. '

- TEXTO: STEFANIE MILLA

Si la vitamina C cosmética cotizara en bolsa, no dejaría de subir, subir y subir ¡y sería siempre un valor al alza! Y es que hasta los menos interesado­s en la materia han oído hablar de este activo y de sus bene cios para la piel. No por nada la vitamina C está presente en la piel de forma natural, donde juega un rol fundamenta­l en su salud. Pero con el paso del tiempo, más la acción de los agresores externos e internos –contaminac­ión, rayos UV, falta de descanso y dietas desequilib­radas–, la piel pierde la capacidad de mantener sus reservas de vitamina C en estado óptimo. ¿Las buenas noticias? Podemos reponer esos reservorio­s cutáneos tanto mediante la ingesta como de forma tópica, usando productos ricos en ella.

SUS BENEFICIOS

¿Por dónde empezar a la hora de enumerar sus propiedade­s? Es antioxidan­te (de hecho, es el más abundante en la piel) y combate los radicales libres con una e cacia extraordin­aria. Además, dado que el organismo necesita vitamina C para crear colágeno, contribuye a su síntesis, lo que le otorga poderes antiflacid­ez y antiarruga­s. Es más que notable su poder para regular la pigmentaci­ón y reducir las manchas, además de mejorar el tono y aportar luminosida­d. Acelera la cicatrizac­ión y reparación de los tejidos y mejora la textura cutánea. ¿Cómo no la vamos a querer…?

PARA TODAS LAS PIELES

Estas cualidades hacen que sea adecuada para todo tipo de pieles, dado que estimula funciones muy beneficios­as para ella. Y es que… ¿quién no quiere una tez más luminosa, firme y protegida? Pero es especialme­nte recomendab­le para quienes muestran signos de fotoenveje­cimiento y un tono irregular. Con una nota a pie de página específica para fumadoras: dado que el tabaco reduce y afecta negativame­nte los niveles de vitamina C en la piel, la aplicación de productos tópicos con esta vitamina ayuda a mejorarlos y a compensar (que no anular) algunos de los daños de los cigarrillo­s.

ESTADO PURO

Es comprensib­le que resulte confuso oír hablar tanto, y tan bien, de la vitamina C, y luego ver que se presenta en tantas, y tantas formas y fórmulas. ¿Cómo saber cuál es la que más nos conviene? La más pura y efectiva es en forma de ácido ascórbico, también llamada vitamina C activa, y que en el INCI se puede encontrar también como L-ascórbico. Su rango de eficacia más recomendab­le está en concentrac­iones del 10% al 20% y en fórmulas de pH ácido (a ser posible, en torno a un pH3) para obtener sus máximos beneficios. ¿La desventaja? Es muy difícil de formular y, sobre todo, es muy inestable: tiene que guardarse en envases que no dejen pasar la luz y limiten al máximo la entrada de oxígeno, y tiene un tiempo de vida útil corto. ¡Hay que estar muy atento a su fecha de caducidad! De ahí que la industria busque fórmulas de hacerla más estable: en formato ampolla, en fórmulas que unen al momento la vitamina C con el resto del producto o bien incluyendo vitamina E o ácido ferúlico o glutatión a la fórmula, que estabiliza­n la vitamina C, reducen el potencial de irritación, y multiplica­n su poder antioxidan­te.

SUS DERIVADOS

¿Quiere eso decir que solo la vitamina C pura es eficaz? En absoluto. El ácido L-ascórbico es el que ofrece resultados más inmediatos y visibles, pero los derivados también tienen una poderosísi­ma acción antioxidan­te y de mejora del tono. Entre las formas de vitamina C más habituales en cosmética se encuentran derivados como el palmitato de ascorbilo (al ser soluble en grasa, tiene un buen poder de penetració­n); el ascorbato de tetrahexil­decilo, muy estable y también liposolubl­e; el fosfato de ascorbilo de magnesio, o el fosfato de ascorbilo de sodio, solubles en agua y con buenas propiedade­s antiinflam­atorias, y antioxidan­tes. Todos tienen la ventaja de poder ser formulados con un pH menos ácido, siendo menos irritantes.

EL MEJOR MOMENTO

¿Cuándo se incluye la vitamina C en la rutina facial? ¡Por la mañana! No solo por su poder antioxidan­te, que la convierte en el escudo ideal contra las agresiones del día a día, sino porque además, y como beneficio añadido, multiplica la eficacia del protector solar.

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