VITAMINA C LOS SUPERPODERES DE LA LA
Protege. Y, a la vez, repara. Previene. Pero también corrige. ¡Lo hace todo! Antioxidante, antimanchas, estimuladora del colageno, proluminosidad: estos son solo algunos de los muchos beneficios de la vitamina C. '
Si la vitamina C cosmética cotizara en bolsa, no dejaría de subir, subir y subir ¡y sería siempre un valor al alza! Y es que hasta los menos interesados en la materia han oído hablar de este activo y de sus bene cios para la piel. No por nada la vitamina C está presente en la piel de forma natural, donde juega un rol fundamental en su salud. Pero con el paso del tiempo, más la acción de los agresores externos e internos –contaminación, rayos UV, falta de descanso y dietas desequilibradas–, la piel pierde la capacidad de mantener sus reservas de vitamina C en estado óptimo. ¿Las buenas noticias? Podemos reponer esos reservorios cutáneos tanto mediante la ingesta como de forma tópica, usando productos ricos en ella.
SUS BENEFICIOS
¿Por dónde empezar a la hora de enumerar sus propiedades? Es antioxidante (de hecho, es el más abundante en la piel) y combate los radicales libres con una e cacia extraordinaria. Además, dado que el organismo necesita vitamina C para crear colágeno, contribuye a su síntesis, lo que le otorga poderes antiflacidez y antiarrugas. Es más que notable su poder para regular la pigmentación y reducir las manchas, además de mejorar el tono y aportar luminosidad. Acelera la cicatrización y reparación de los tejidos y mejora la textura cutánea. ¿Cómo no la vamos a querer…?
PARA TODAS LAS PIELES
Estas cualidades hacen que sea adecuada para todo tipo de pieles, dado que estimula funciones muy beneficiosas para ella. Y es que… ¿quién no quiere una tez más luminosa, firme y protegida? Pero es especialmente recomendable para quienes muestran signos de fotoenvejecimiento y un tono irregular. Con una nota a pie de página específica para fumadoras: dado que el tabaco reduce y afecta negativamente los niveles de vitamina C en la piel, la aplicación de productos tópicos con esta vitamina ayuda a mejorarlos y a compensar (que no anular) algunos de los daños de los cigarrillos.
ESTADO PURO
Es comprensible que resulte confuso oír hablar tanto, y tan bien, de la vitamina C, y luego ver que se presenta en tantas, y tantas formas y fórmulas. ¿Cómo saber cuál es la que más nos conviene? La más pura y efectiva es en forma de ácido ascórbico, también llamada vitamina C activa, y que en el INCI se puede encontrar también como L-ascórbico. Su rango de eficacia más recomendable está en concentraciones del 10% al 20% y en fórmulas de pH ácido (a ser posible, en torno a un pH3) para obtener sus máximos beneficios. ¿La desventaja? Es muy difícil de formular y, sobre todo, es muy inestable: tiene que guardarse en envases que no dejen pasar la luz y limiten al máximo la entrada de oxígeno, y tiene un tiempo de vida útil corto. ¡Hay que estar muy atento a su fecha de caducidad! De ahí que la industria busque fórmulas de hacerla más estable: en formato ampolla, en fórmulas que unen al momento la vitamina C con el resto del producto o bien incluyendo vitamina E o ácido ferúlico o glutatión a la fórmula, que estabilizan la vitamina C, reducen el potencial de irritación, y multiplican su poder antioxidante.
SUS DERIVADOS
¿Quiere eso decir que solo la vitamina C pura es eficaz? En absoluto. El ácido L-ascórbico es el que ofrece resultados más inmediatos y visibles, pero los derivados también tienen una poderosísima acción antioxidante y de mejora del tono. Entre las formas de vitamina C más habituales en cosmética se encuentran derivados como el palmitato de ascorbilo (al ser soluble en grasa, tiene un buen poder de penetración); el ascorbato de tetrahexildecilo, muy estable y también liposoluble; el fosfato de ascorbilo de magnesio, o el fosfato de ascorbilo de sodio, solubles en agua y con buenas propiedades antiinflamatorias, y antioxidantes. Todos tienen la ventaja de poder ser formulados con un pH menos ácido, siendo menos irritantes.
EL MEJOR MOMENTO
¿Cuándo se incluye la vitamina C en la rutina facial? ¡Por la mañana! No solo por su poder antioxidante, que la convierte en el escudo ideal contra las agresiones del día a día, sino porque además, y como beneficio añadido, multiplica la eficacia del protector solar.