ARROCES: BRUT Y DEL NOTARIO
COCINA DE SIEMPRE
Son muchas las excursiones que se pueden hacer tomando como punto de partida la sierra de Tramontana. Verás numerosas bicicletas por sus sinuosos caminos, así como bastantes caminantes recorriendo la zona relajadamente. Pero como el leitmotiv de este viaje es gastronómico, te vamos a llevar a dos restaurantes imprescindibles en la guía de los lugareños, saliendo desde allí.
Can Tronca (www.restaurantecantronca.com), en la pequeña localidad de interior de Sant Joan –a 43 kilómetros de Palma y a 63 desde la sierra– es un restaurante familiar de cocina tradicional, con cientos de años de historia y toda la esencia de la tierra. Nos atienden María Parcerisa y David Morales, hija y yerno respectivamente de Antonia Font, cuyos bisabuelos fundaron el negocio. La gente va allí a comer los caracoles con alioli, arròs brut –un arroz caldoso con productos de la huerta, setas y carnes como pollo y conejo, además de varias especias- y la porcella o lechona rustida –asada al horno– con patatas. ¡Y no te puedes saltar su postre también casero: un helado de almendra con ensaimada que es una perdición! Otro de los lugares con más sabor de esta isla mágica es, sin duda, Casa Manolo (bodegabarahona.com), conocido en sus orígenes como Bodega Barahona –a 43 kilómetros de la capital y a 73 desde Tramontana–, porque comenzó con la venta de vino es visitado por todo tipo de celebridades. Aún encontramos sentado en sus mesas a Manolo Barahona, hijo de los fundadores y padre de los actuales propietarios (sus hijos Juan, Apolonia y Margarita, la nuera, Vanessa y el yerno, Gabriel). La madre y la hermana de Manolo introdujeron hasta 20 clases de tapas que hacían a diario: callos, caracoles, ensaladilla, pulpo con cebolla, sepia a la plancha, hígado en salsa, lengua con alcaparras, champiñones, etc. Luego tomó el testigo en los fogones, la esposa de Manolo, Margarita, hoy casi retirada. Tienen una clientela muy asentada y otra que llega cada día porque están muy recomendados en todas las guías. Poseen una nutrida bodega y, en cocina, además de las tapas, su fuerte son los pescados y mariscos, especialmente el calamar a la plancha y sobre todo el arroz del notario, caldoso, elaborado con pescado de roca, bogavante y sepia, y creado en honor al notario de Santanyí al que sirvieron este plato que desde hace años preparaban para la familia.