«Debería haber más supervisión porque hay muchas internas que no son bien tratadas»
Natural de Nicaragua, Irma Pineda llegó a Zaragoza hace seis años. «Tuve suerte de caer con una familia muy buena que me ayudó a regularizar mi situación», indica. Debido a la situación de su país, decidió emigrar. «Una amiga me recibió y no me arrepiento. En general me han tratado bien», confiesa. Del Real Decreto que acaba de aprobarse y cuya finalidad es velar por la seguridad laboral en este sector, cree que «debería haber más supervisión porque hay muchas internas que no son bien tratadas». A ella misma, reconoce, le pasó: «Estuve de interna dos meses con una señora que no me podía ver sentada ni me dejaba coger el teléfono para hablar con mi familia». Eso, asegura, no se puede permitir. «Nadie se entera de cómo vive una más que una misma, que debe ser su propia supervisora. Hay organizaciones que te ayudan si una no tiene documentos antes de seguir viviendo como en una cárcel», recomienda. Todo lo que sean derechos para ayudar a las empleadas del hogar es beneficioso para un mercado de trabajo en el que, indica, «todos deberíamos tener los mismos derechos». Asimismo, destaca la importancia de que a finales de 2022 el Gobierno reconociera el derecho de estas trabajadoras a cobrar el paro. «A mi me pasó. Cuidaba a una señora mayor, pero al volver de vacaciones ya no estaba. Había fallecido. Entonces yo tenía solo diez meses cotizados y no pude cobrar el desempleo. Pobres de las que han llevan trabajando quince años y hasta ahora no sabían ni lo que era cobrar el paro, un derecho esencial».
De forma positiva también valora Francisco Yagüe, gerente de la Fundación por la Inclusión Social de Cáritas, cualquier mejora que apruebe el Gobierno para este colectivo. Dicho eso, pide también a la Administración que facilite a los empleadores los instrumentos para hacer esa valoración de los puestos de trabajo, así como el seguro necesario para los reconocimientos ya que lo que están observando desde Cáritas, explica Yagüe, es que «ha bajado el volumen de ofertas que nos llegan desde las familias porque los mayores no pueden hacer frente a los requerimientos salariales que supone contratar a una empleada del hogar». «Se están retrayendo las contrataciones», añade, porque «a los mayores les asusta el cada vez mayor número de requerimientos que exige tener a estas empleadas del hogar». De hecho, según los datos proporcionados por la DGA, había más mujeres regularizadas en Aragón en 2014 que ahora, diez años después. «Es un sector muy precarizado en el que lamentablemente se trabaja mucho en negro. La mayoría son iberoamericanas que no logran regularizar su situación. Además, añade, «está habiendo muchas dificultades para obtener cita en Extranjería».